Cartas al director

El contralmirante Paulo M. Gómez BenÍtez, jefe interino del Estado Mayor de la Armada, remitió una carta al director en relación con un artículo publicado en la sección Política. El texto de la misiva dice así:

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“Me dirijo a Ud. en ejercicio del derecho a réplica que me asiste la Constitución Nacional, en referencia al artículo publicado en el diario bajo su dirección, el día miércoles 30 de noviembre de 2016, con el título: ‘Un Contralmirante que pidió su retiro de FF.MM. consigue ascenso’.

Del contenido de la referida publicación periodística, resalta: ‘el ascenso del contralmirante Paulo Gómez Benítez generó molestia al interior de las Fuerzas Militares. Uno de los argumentos para cuestionar su designación es que el mismo no tiene la antigüedad requerida y que en el 2005 solicitó su pase a retiro temporal de la institución’. Al respecto me permito aclarar, en honor a la opinión pública en general y en especial a la verdad:

En la época señalada por el referido diario, se me detecta una enfermedad que requería un tratamiento urgente (intervención quirúrgica del codo del brazo derecho) que de no llevarse a cabo dentro del tiempo oportuno podría significar la necesidad posterior de una amputación de la mano derecha. Ante ese diagnóstico y esa urgencia, tenía dos opciones: el permiso extraordinario de un año establecido en el Artículo 43 de la Ley 1.115 del Estatuto del Personal Militar, o directamente la solicitud de Retiro.

Influido por la opinión de los propios médicos de la época, de la urgencia de la intervención quirúrgica a los efectos de prever consecuencias mayores a mi salud física, presenté ambos pedidos (Solicitud de permiso – pedido de retiro), con el conocimiento y consentimiento pleno de mis Comandantes y, reitero, por la urgencia del caso, que de manera a que si uno de ellos se me otorgaba primero, el pedido que no salió debería quedar sin efecto.

Tiempo después el permiso de un año se me concedió (07 de septiembre del 2005) pero por una cuestión de descoordinación administrativa, el expediente de mi solicitud de retiro no fue suspendido, por lo que éste también siguió su trámite correspondiente, decretándose mi retiro en fecha 25 de noviembre del mismo año. (Decreto Nº 6.658/05).

Este retiro temporal de las Fuerzas Armadas de la Nación se produce estando yo en pleno usufructo de mi permiso extraordinario; y no fue de mi conocimiento sino en el mes de junio del 2006, por lo que procedo inmediatamente a solicitar su anulación.

Por Decreto Nº 8.056 del 17 de agosto del 2006, se deja sin efecto el Decreto Nº 6658 del 25 de noviembre del 2005. Este acto administrativo, no decreta mi reincorporación, como muchos piensan a pretenden hacer creer, sino que deja sin efecto mi pase a retiro temporal, consecuente y jurídicamente nunca dejé de pertenecer al Cuadro Profesional de las Fuerzas Armadas de la Nación.

Sostiene el diario ABC que, según sus fuentes, mi retiro fue debido a diferencias que tuve con el entonces Calte (R) Julián Paredes, lo cual es una afirmación totalmente errónea, ya que esa supuesta diferencia nunca existió, y puede ser fácilmente comprobable porque este Sr. Oficial Almirante se había retirado en el año 2.003 (Decreto Nº 319 de fecha 17 de septiembre de 2003), o sea que cuando se me otorgó el Permiso Extraordinario, hacía dos (2) años que el Calte (R) Julián Paredes habría pasado a retiro y mal podría tener diferencia con un Sr. Oficial en la honrosa situación de retiro y, aun mas, siempre fui y soy respetuoso de la normas militares y de la autoridad de mis superiores.

Dice también el diario que negué haber trabajado con el General Luis Garcete y con el General José Casaccia, resaltando que no conozco a ambos, ya que son de otra Fuerza, Arma y promoción. Mi respuesta negativa, en este caso, fue ante la pregunta de si yo era hombre de confianza de los nombrados y si trabajamos juntos (de cerca). Indudablemente, esa pregunta no admitía otra respuesta, ya que una diferente no coincidiría con la realidad.

La publicación igualmente refiere: ‘Su designación causó enojos en las Filas Militares’. Esta afirmación más que respuestas, genera preguntas: ¿en qué se basó para afirmarlo? ¿fue acaso resultado de una encuesta o un sondeo de opinión?; y en el caso afirmativo ¿Qué porcentaje de personal enojado existe?

En mi carrera militar, en todo momento, obr’e conforme a las leyes, reglamentos y disposiciones de mis superiores, he realizado todos los cursos que exige mi profesión y todos los actos administrativos que refiere la publicación se encuentran conforme a las normas y en ninguna instancia fueron objetados por ninguna autoridad.

Para mi contento y el de mi familia, pude superar mi situación de salud, habida cuenta que con sacrificio ascendí desde el grado de Capitán de Fragata (momento de la enfermedad) hasta el grado actual que ostento de contralmirante.

Hago la debida aclaración, para la opinión pública en general y en defensa de mi honor”, finaliza la carta.

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