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Esta misión, que además será la primera que recoja muestras en el satélite de forma automatizada, llegará cuatro años después del despegue de la última sonda lunar china y tras poco más de un año del cese de operaciones, en agosto pasado, del robot explorador que incorporaba.
La Chang E-5 estará compuesta por cuatro módulos (de órbita, retorno, alunizaje y ascenso) con un peso total de 8,2 toneladas y partirá desde el centro espacial Wenchang, situado en la provincia insular de Hainan (sur del país) , propulsada por un cohete Larga Marcha-5.
La misión tendrá tres fases: una primera de órbita alrededor de la Luna, a unos 380.000 kilómetros de la Tierra; una segunda de aterrizaje, y finalmente la de regreso. Los módulos de alunizaje y ascenso serán los que lleguen a la superficie del satélite, mientras que los de órbita y retorno se quedarán gravitando alrededor de la Luna.
Tras recoger muestras, el módulo de alunizaje las depositará en el de ascenso y este partirá para acoplarse con los otros dos, que se mantendrán en órbita, y transferirá los materiales recogidos en la Luna a la cápsula de retorno, que emprenderá el regreso a la Tierra.
El desarrollo de todos estos dispositivos está avanzando según lo planeado y acaba de entrar en la etapa final de los modelos de vuelos, explicó la CASC. La Chang E-5 será la cuarta misión lunar china, mientras se prepara una quinta, que pese a ser posterior ha sido bautizada como Chang E-4, cuyo lanzamiento con destino a la cara oculta de la Luna está previsto para 2018.
El programa de exploración lunar chino Chang E, que debe su nombre a una diosa que según leyendas orientales vive en la Luna, lanzó sus dos primeras misiones al satélite terrestre en 2007 y 2010, y en el futuro se plantea la posibilidad de enviar astronautas.