El agujero de ozono antártico en su menor tamaño

El agujero de la capa de ozono del Polo Sur está “listo para recuperarse” luego de que mediciones de expertos revelaran hace unas semanas que alcanzó los 17 millones de kilómetros cuadrados, el tamaño más pequeño de los últimos 16 años.

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"Creemos que el agujero dejó de crecer y está, a lo menos, estable. Estamos observando las primeras señales de la recuperación", aseguró Raúl Cordero, integrante del Grupo de Investigación Antártica de la Universidad de Santiago de Chile (USACH).

Sin embargo, advirtió que el cierre total de este agujero, que se produciría en la segunda mitad de siglo, podría acelerar el calentamiento de la Antártica al tratarse de un gas de efecto invernadero.

"La amenaza más directa de esto es la subida del nivel del mar, porque el derretimiento en el continente helado contribuye con el 20% del alza de 3,3 milímetros que sube cada año”,precisó el científico en diálogo con ANSA.

Describió que el agujero de ozono es una atenuación grande en el espesor de la capa de ozono, que solamente se da "en la primavera austral, en la latitud 60, y sólo afecta a la Antártica".

Añadió que "tiene más consecuencias para las alteraciones del clima, que se ha visto muy afectado en las últimas cuatro décadas. El clima en nuestro hemisferio ha cambiado por este agujero que ha generado anomalías en las precipitaciones,provocando una disminución de ellas, en especial en el sur de Chile, ejemplificó.

En la ciudad de Puerto Montt (1.000 kilómetros al sur de Santiago), "hay una tendencia a la disminución de las precipitaciones de 7% por década, es decir en 40 años hay un 28% menos de lluvias y eso es enorme; afortunadamente, es una zona que todavía no sufre estrés hídrico, pues aún caen 1.000 milímetros, pero hace 40 años precipitaban 1.500 milímetros".

Ante la consulta de qué hubiera pasado si seguía creciendo el agujero de la capa de ozono, respondió que "iba a aumentar la radiación ultravioleta, acentuándose los efectos secundarios negativos,como las anomalías de las precipitaciones en el hemisferio sur".

Para Cordero, el único problema del cierre del agujero es el efecto en el calentamiento global. "Si va a seguir cerrándose, si todo sigue bien y no hay una erupción volcánica grande, va a crecer el rol del calentamiento global, que también genera anomalías en las precipitaciones", dijo. Apuntó que los próximos pasos serán "investigar la interacción entre el calentamiento global y el agujero de ozono".

Las últimas mediciones del agujero de la capa de ozono se realizaron entre el 7 de septiembre y el 13 de octubre de este año, periodo en que el fenómeno alcanza su mayor intensidad.

Su resultado significa que si desde 1980 hasta 2006 el agujero había experimentado una creciente extensión y profundidad, eso habría cambiado en la última década, cuando los valores se estabilizaron entre los 25 y 20 millones de kilómetros cuadrados.

Sólo en 2002, este agujero había alcanzado la menor cifra registrada de los últimos años, cuando llegó a los cerca de 12 millones de kilómetros cuadrados.

Para realizar las mediciones, el Grupo utilizó las instalaciones de su plataforma de investigación climatológica en la Antártica TARP-02 (Transport Antarctic Research Plataform), implementada en 2015 con tecnología de punta para analizar el cambio climático y su impacto en el Hemisferio Sur.

 

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