Rabia e indignación

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Nuestra ciudad está comenzando a mostrar un poco de empatía con las personas con discapacidades, haciendo rampas en las esquinas, pero tenemos que soportar este tipo de escorias de la vida, que ocupan las veredas.

Hace unos días, en el semáforo de Sgto. Gauto y Brasilia, veo por mi espejo retrovisor a una persona no vidente y de avanzada edad caminando por la vereda, por lo que me puse a seguirla con la mirada y pensar en que muchas veces no valoramos lo que tenemos. Pero en ese mismo momento veo que una camioneta Toyota Runner color plateado estaba estacionada sobre la vereda, que creo que utiliza siempre como estacionamiento.

Para suerte de esta persona, otro peatón venía detrás de ella y le ayudó a pasar por un pequeñísimo espacio entre la camioneta y la muralla de la casa, logrando así sortear el obstáculo.

Lo que más rabia me da y me indigna es que apenas nuestra ciudad está comenzando a mostrar un poco de empatía con las personas con discapacidades, haciendo rampas en las esquinas, tenemos que soportar este tipo de escorias de la vida.

Diego Codas

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