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Ya el comienzo de la segunda mitad del siglo XX había resultado sorprendente, pues a Cerro Porteño, campeón de 1950, le habían sucedido Sportivo Luqueño, en 1951; Hayes, el año siguiente, y de nuevo el Kure, en el ’53.
El campeonato ganado por los hayistas fue verdaderamente sorprendente, porque, como suele ocurrir a menudo con los clubes llamados chicos, suelen arrancar la carrera briosamente, pero van perdiendo fuerza a medida que el campeonato va llegando a sus etapas decisivas. ¡Cuántas veces, grandes equipos, como Nacional del ’62, quedaron con las ganas en la recta final del torneo!
Pero mientras todo el mundo pensaba que Hayes se caería en cualquier momento, las fechas se sucedían y seguía encumbrado, mientras otros equipos, tan buenos como el de Tacumbú (Cerro Porteño, Olimpia, Libertad que ya pintaba para grande, Sportivo Luqueño y Nacional) caían y no podían sostener el ritmo del campeón.
Sobre todo Libertad, que ya por entonces tenía a casi todas sus grandes figuras y que, a pesar de haber dominado el panorama del fútbol entre 1951 y 1956, solo ganó el torneo del ’55 y los demás los perdió sobre la raya, allí donde los pingos bravos no aflojan...
En el torneo de 1952, jugado a dos ruedas entre diez equipos, tenía un subido tono albinegro, pero Libertad comenzó a desinflarse cuando perdió con Hayes, que le alcanzó en la tabla de posiciones y luego enderezó hasta el título sacando cuatro puntos de ventaja sobre los gumarelos y Sol de América, que compartieron la segunda posición. Para que vean: dos liberteños -Antonio Ramón Gómez y Rubén Fernández- marcaron 16 goles cada uno y fueron los goleadores del campeonato. Ellos solos hicieron 32, en un torneo de 18 fechas.
Sin embargo, la gloria fue para Presidente Hayes, un equipazo, que lo recordamos así: Rubén Noceda, Cándido Duarte, Rubén Giménez; Magín Gómez, Fausto Laguardia, Guex, Agustín Alvarez, Sixto ‘‘Chorito’’ Noceda, Bóveda, Rubité Jara y ‘‘Campachelo’’ Melgarejo.
El campeonato ganado por los hayistas fue verdaderamente sorprendente, porque, como suele ocurrir a menudo con los clubes llamados chicos, suelen arrancar la carrera briosamente, pero van perdiendo fuerza a medida que el campeonato va llegando a sus etapas decisivas. ¡Cuántas veces, grandes equipos, como Nacional del ’62, quedaron con las ganas en la recta final del torneo!
Pero mientras todo el mundo pensaba que Hayes se caería en cualquier momento, las fechas se sucedían y seguía encumbrado, mientras otros equipos, tan buenos como el de Tacumbú (Cerro Porteño, Olimpia, Libertad que ya pintaba para grande, Sportivo Luqueño y Nacional) caían y no podían sostener el ritmo del campeón.
Sobre todo Libertad, que ya por entonces tenía a casi todas sus grandes figuras y que, a pesar de haber dominado el panorama del fútbol entre 1951 y 1956, solo ganó el torneo del ’55 y los demás los perdió sobre la raya, allí donde los pingos bravos no aflojan...
En el torneo de 1952, jugado a dos ruedas entre diez equipos, tenía un subido tono albinegro, pero Libertad comenzó a desinflarse cuando perdió con Hayes, que le alcanzó en la tabla de posiciones y luego enderezó hasta el título sacando cuatro puntos de ventaja sobre los gumarelos y Sol de América, que compartieron la segunda posición. Para que vean: dos liberteños -Antonio Ramón Gómez y Rubén Fernández- marcaron 16 goles cada uno y fueron los goleadores del campeonato. Ellos solos hicieron 32, en un torneo de 18 fechas.
Sin embargo, la gloria fue para Presidente Hayes, un equipazo, que lo recordamos así: Rubén Noceda, Cándido Duarte, Rubén Giménez; Magín Gómez, Fausto Laguardia, Guex, Agustín Alvarez, Sixto ‘‘Chorito’’ Noceda, Bóveda, Rubité Jara y ‘‘Campachelo’’ Melgarejo.