Edith Nunes: La más grande

En el año 1951 iniciaba sus prácticas, en el club Ciudad Nueva, Edith Nunes, posiblemente alimentada por ese sueño de triunfar en el básquetbol. Dos años antes se jugaba el primer campeonato de baloncesto, donde Libertad acaparaba con un tricampeonato (1949, ‘50 y ‘51). En masculino, el Olimpia ganaba su sexto título que no pararía hasta conseguir su decimoquinta conquista, toda una proeza inigualable en el país.

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Y al siguiente año se jugaba el Sudamericano 1952 en el Paraguay, para que la albirroja obtuviera su primer título, llegando Brasil y Chile en este orden detrás de las guaraníes.

El Ciudad Nueva de Edith se preparaba para grandes proezas campeonables.

Ciudad Nueva: lo mejor de esos años y su gran estrella, goleadora sin igual
El club Ciudad Nueva empezó a emerger con toda su categoría y de la mano y los dobles de Edith Nunes empezó a cimentar su grandeza con sendos títulos, un pentacampeonato desde el año 1953 al ‘57, cuando por ahí surgió el Olimpia para pellizcarle con grandes figuras los títulos del ‘58 y del ‘60, pero en ese lapso (1959 y ‘61) le agregaba otras dos estrellas más a su bandera, para surgir Cerro Porteño en 1962 hasta el año ‘67, con seis campeonatos al hilo.

Fueron los mejores años de nuestro baloncesto femenino, con grandes figuras, pero nadie sobrepasaba a la gran Edith, una pivot sensacional y súper goleadora de sudamericanos y mundiales, a pesar de las muchas estrellas en nuestro baloncesto.

Edith Nunes, la gran seleccionada
En el año 1952 ya formaba parte de la selección que participó en Chile en el primer mundial de básquetbol femenino, para seguir participando en sudamericanos, torneos de estrellas y mundiales, para ser la máxima exponente en todas sus participaciones y figura principal en todas. Halagada y ponderada por su virtud goleadora y por ese fuego deportivo que corría en sus venas. Fue figura en todos los ámbitos y seguirá iluminando a los que vinieron y vendrán posiblemente en pos del básquetbol. A mirarse en ese espejo de campeona que trasmitía cuando jugaba y que conozcamos ese pasado deportivo estupendo que tuvo la inigualable Edith Nunes.

El adiós para formar una gran familia

Año 1962. Ultimo año de dobles, pivoteada, marca y rebotes. Por ahí andaba don “Tito” Salomón en busca de esa presea dorada llamada Edith, para “unirse y ser una sola carne”, lleno de amor. Fue el adiós definitivo de las canchas para formar la familia, un clan unido con sus luchas y avatares de la vida (porque si todo nos va bien, no es vida).

Hoy la gran Edith, don Tito Salomón, sus hijos y nietos continúan la lucha en la vida, a la que hay que agregarle mucho esfuerzo y no entregarse, buscando el cariño y el amor de la familia, para que no se suelte ese lazo de amor que nos legó nuestro único Salvador, el Señor Jesús y de la mano de él, caminemos como una vez lo hicieron en el básquetbol las que jugaban con la monumental y gran Edith Nunes Vera.

ALGO MAS PARA CONTAR

Edith Nunes Vera nació en Asunción (barrio Ciudad Nueva) el 18 de febrero de 1939. Casada con Roberto “Tito” Salomón. Sus hijos son: Nual Edith, Roberto Darío, Carmen y Luis Eduardo. Nietos: Dani, Tachi y Ana Jazmín; Jazmín, Diana y Carolina. Nombre de los padres: Antonio (+) y Elodia (+).
Inicio: Club Ciudad Nueva (1951 al ‘62). Otros: Integró el plantel del Olimpia para el campeonato de campeones.
Selección: Desde el año 1952 al ‘62. Jugó 4 sudamericanos; 2 mundiales y 3 torneos de estrellas.
Títulos: 7 campeonatos con el Ciudad Nueva (pentacampeón 1953 al ‘57, y 1959 y ‘61). Campeona invicta del sudamericano del año 1962 y goleadora con 166 tantos; también la máxima encestadora del mundial de Río de Janeiro 1957.
Característica: Una pivot impresionante, para ganar rebotes y convertir dobles espectaculares e inverosímiles. Lo más grande que dio hasta la fecha nuestro básquetbol femenino.
¿Tu mejor momento deportivo?: “Tuve la fortuna de estar en muchos logros deportivos, acompañada siempre de muy buenas y excelentes compañeras, como jugadoras y amigas. En el Ciudad Nueva, en las selecciones y en aquella noche inolvidable del 8 de mayo de 1962’’, rememora. (Esa noche magistral del básquetbol paraguayo fue una de las más gloriosas y apoteóticas para el baloncesto guaraní, cuando lanzó aquel balón desde el otro lado del campo rival cuando faltaban 4 segundos para que terminara el partido. El balón surcó por el aire para clavarse de pleno en el cesto y al sonar la “chicharra”, sonaron los gritos felices de miles de gargantas que vieron lo increíble, en una hazaña que nunca se olvidará. El Comuneros reventaba por los cuatro vientos y los pañuelos blancos salieron y de las manos de esos paraguayos eufóricos, saludaban la estupenda hazaña basquetbolera y el doble inolvidable de la gran Edith Nunes).
Edith con su humildad corrobora que “sin mis compañeras y los que siempre me apoyaron, no hubiera llegado al sitial que me propuse en mi juventud; practicar el básquetbol y poder estar entre las mejores del país”.
Y en esa noche sensacional estuvieron Arminda (+), las hermanas Ñisñil y Dionisia Echagüe, Estelita López Mena, Aída González y Olga Bikov, quienes fueron las que jugaron en esa noche para llegar al cetro máximo de la mano de la grande y sensacional Edith Nunes.
Esta es una parte de esta mina de triunfos y halagos que tuvo Edith en su andar deportivo, para legarnos a los paraguayos que amamos el deporte recuerdos imborrables, que ojalá puedan imitarlos otros y que no queden en el olvido como quedó el Estadio Comuneros, cortado de raíz para ser hoy una plaza silenciosa, como queriendo hacer olvidar esos gritos ensordecedores de aquella gran noche del 8 de mayo de 1962.
Edith Nunes Vera de Salomón hoy enarbola la bandera del triunfo para estar en lo más alto de nuestro baloncesto. Goleadora sin igual y única hasta hoy, en el plano local e internacional. Posiblemente estará hablando con los nietos de vez en cuando le dicen “Abue (o no sé como le llaman), contanos de aquella noche maravillosa del Comuneros. De ese doble genial cuando faltaban 4 segundos para que terminara el partido. Cómo lo hiciste y todos esos otros momentos maravillosos en los sudamericanos que jugaste, y cuando fuiste goleadora del mundial del Brasil; tus campeonatos ganados con tu querido Ciudad Nueva y otras proezas tuyas. ¡Oh, qué grandioso, abue!”.
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