Roberto Cino, Rubén Ruiz Díaz, Gilberto Garcete, Julio César Yegros, Osvaldo Martínez, Rodrigo Rojas, Iván Piris, Jorge “Conejo” Benítez, Celso Ortiz y ahora Adam Bareiro integran la lista de los paraguayos en “Rayados”.
“Puchi”, con una huella imborrable
El 28 de setiembre de 2012, Mediotiempo.com publicó una nota en la que se destacaba la actuación de Ruiz Díaz, apodado “La Bomba” en México, con el título “A 20 años de que ‘La Bomba’ detonó en Rayados”. A continuación, la reproducción del artículo.
Hace 20 años, un joven paraguayo de 22 años de edad, alto, espigado, procedente del fútbol argentino, llegó a la Sultana del Norte para defender la portería del Monterrey.
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Durante siete años, Rubén Martín Ruiz Díaz se ganó con sus actuaciones y profesionalismo, el cariño de la afición, el aprecio de sus compañeros y el respeto del futbol mexicano.
Fue aquí, con los Rayados, donde Rubén dejó de ser “El Puchi”, para detonar en su carrera profesional y convertirse en “La Bomba”.
A pesar de tener ya un par de meses entrenando con el Monterrey, de sentirse listo para jugar desde las primeras jornadas de la temporada 92-93, no fue hasta la séptima jornada de ese torneo, el sábado 26 de septiembre de 1992, cuando Ruiz Díaz por fin hizo su aparición en el máximo circuito de México, en un partido entre Rayados y Tecos.
El resultado de ese primer juego con los albiazules en el Estadio Tecnológico fue un empate sin goles, pero para Ruiz Díaz fue una experiencia inolvidable, el primer capítulo de una historia que lo ligó para siempre a la institución, a pesar de que su estadía en el equipo del Cerro de la Silla fue de sólo siete años.
La llegada de “La Bomba” al Monterrey se dio antes de que el joven guardameta partiera con la Selección paraguaya a los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, donde destacó por sus atajadas y reflejos.
Rubén Ruiz Díaz vivió toda clase de experiencias durante su paso por Rayados, pues cuando recién llegó, los de la Sultana se encontraban en una era de bonanza, de solidez financiera, pero después de siete años, tuvo que salir del club para ayudar a sanear la golpeada economía, tras la quiebra del grupo financiero propiedad de Jorge Lankenau, Presidente y propietario de la institución.
Durante su paso con el Monterrey, Rubén admite que le faltó la conquista de un título local, pues son los planteles campeones los que prevalecen en la memoria de la afición; sin embargo también se siente precursor de la grandeza que vive el club en la actualidad.
