Actual campeón y con ventaja de un gol tras vencer por la mínima diferencia en la ida, en su casa, la victoria le permitió al Cruzeiro obtener su sexto título tras un enérgico duelo en el que no faltaron tiros en los palos, tarjetas amarillas y jugadas colectivas.
El primer gol del conjunto minero fue resultado de una jugada en equipo, que empezó con un robo de Rafinha y una precisa asistencia al delantero argentino Hernán Barcos. El ariete gaucho pateó un tiro al poste de la portería de Cassio, pero Robinho estaba atento, cogió el rebote y finalizó sin dificultades para ampliar la ventaja del Cruzeiro ante el conjunto paulista.
En la segunda mitad, la tensión en el césped aumentó aún más luego de que el árbitro determinara un penal para el Corinthians pocos minutos después de la retomada del juego, que fue muy bien aprovechado por Jadson e incendió los hinchas paulistas.
A los 69 minutos, el estadio del club paulista nuevamente vibró, animado por el golazo desde fuera del área y de cobertura de Pedrinho. Pero al ser revisado mediante el árbitro de vídeo, el gol fue anulado al detectarse una falta a favor del Cruzeiro en la jugada anterior y el partido siguió empatado.
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Las cosas se calentaron en los últimos quince minutos de juego. El conjunto minero perdió algo de ritmo, mientras el Corinthians intensificó su ataque. Sin embargo, el gol de la victoria vino en un contraataque mortal del Cruzeiro y la finalización maestra del uruguayo Giorgian Daniel De Arrascaeta. Cruzeiro suma así su sexta Copa de Brasil y se convierte en el conjunto más laureado de este torneo.