Cuatro equipos árabes por primera vez

A escasos cuatro años del primer mundial que se disputará en tierras del islam (Qatar 2022), cuatro selecciones árabes estarán por vez primera en los bombos que configurarán los grupos para la fase final de un campeonato del mundo.

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A la cabeza de ellos, la egipcia de Héctor Cuper, el país más laureado de África con siete títulos continentales -tres de ellos consecutivos entre 2006 y 2010-, pero con apenas tres participaciones en las fases finales, la última en Italia 1990.

En torno a su nueva estrella, el delantero del Liverpool inglés Mohamad Salah, el técnico argentino ha cosido un equipo compacto, bregado en la liga local, con el que ya ha saldado una de las deudas pendientes del fútbol egipcio. Hegemónico en el arranque de siglo, de la mano de jugadores como Mohamad Aboutrika (mejor jugador de África 2008), Hosan Hassan (Zamalek) o el ex del Ajax y del Celta de Vigo Mohamad Ahmad “Mido”, Egipto fracasaba en cada acceso al mundial. Cada fase clasificación suponía un suplicio para un combinado y una afición que no lograba entender por qué dominaban en el continente y, sin embargo, fallaban cuando se trataba de cruzar la puerta mundialista.

Con esa única misión, la de plantar la bandera de “los faraones” en las estepas de Rusia, llegó al banquillo en 2015 Cuper y los números del ex del Valencia son espectaculares: 19 partidos ganados, cinco empatados y seis perdidos. Finalista de la última Copa de África, ganada por Camerún (2-1), y brillante en su camino hacia Rusia, con una sola derrota frente a Uganda.

Además de Salah, Egipto gravita en torno al fino centrocampista del Arsenal Mohamed Elneny y confía en la explosión definitiva del rápido y joven extremo del Ittihad saudí, Mahmoud Abdel-Moneim “Kahraba”. Y se sostiene en la experiencia de su capitán y portero, Essam el Hedary, que con 45 años se convertirá este verano en el jugador más veterano en disputar un mundial, desplazando de ese honor a otro guardavallas legendario: el colombiano Faryd Mondragón, que lo consiguió en Brasil 2014.

A ellos se unieron alternativamente Nigeria, un clásico africano de los mundiales que estará en Rusia 2018, Senegal -también clasificado-, Camerún o Ghana. El culmen lo lograron las “ estrellas negras ” ghanesas en 2010, año en el que consiguieron avanzar hasta cuartos de final tras derrotar a EEUU en octavos.

En esos años, solo un país del norte de África representó a la zona árabe en el mundial: Túnez en Alemania 2006 y Argelia en Sudáfrica 2010 y Brasil 2014. En Rusia, serán de nuevo más los equipos norteafricanos que los del resto del continente. Túnez vuelve a una fase final tras 12 años ausente, mientras que Marruecos jugará su quinto mundial, en los que siempre ha tenido una participación muy discreta.

El cuarto país árabe en Rusia será Arabia Saudí, un clásico de las eliminatorias asiáticas en la década de los noventa. Bajo las órdenes de otro argentino, Juan Antonio Pizzi, los saudíes afrontan su quinto mundial desde que hicieran aparición en Estados Unidos 1994. Aquel año, dos sorprendentes victorias le llevaron a clasificarse para la segunda ronda en un grupo que lideró Holanda y en el que también estaban Marruecos y la Bélgica de Enzo Scifo -sería después eliminada por Suecia.

Desde entonces no ha ganado un solo partido disputado de una fase final de un mundial, para la que no se clasificaba desde Alemania 2006. Pizzi, que ha sustituido a Edgardo Bauza, es la estrella de un equipo integrado por jugadores que se desempeñan únicamente en la liga saudí, a excepción de los jóvenes Mukhtar Ali (Vitesse) y Farís Abdi (Virginia Cavaliers - EE.UU.).

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