Fútbol: un libro para la reflexión

El padre Pablino Villalba Morínigo (39 años), de la parroquia Virgen María Reina de Lambaré, incursionó de lleno en los corazones deportistas al presentar el libro “La pelota en la cancha del pensamiento”, una reflexión filosófica utilizando el fútbol.

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El polifacético sacerdote no solo es escritor, sino que ejecuta el violín y otros cinco instrumentos como autodidacta, le gusta la pintura y es estudioso de las artes en general.

El pedrojuanino desea “ayudar a que la gente reflexione sobre valores, sobre cosas tan importantes en su vida a través del deporte que les apasiona, que lo relacione con su propia vida y saque elementos que le puedan ayudar a vivir mejor, a entender mejor sus alegrías, sus penas y encontrar un sentido más a la vida. Es decir, que el fútbol te sirva para analizar tu vida”.

Este es su tercer libro. Anteriormente el pa’i publicó “Reflexiones poéticas” y luego el “Huellas del caminante”. Para su actual libro se inspiró viendo los partidos de la selección paraguaya. “En ese clima de fiesta, cuando empecé a escribir este libro, el título que me vino en la mente fue Reflexiones filosóficas, antropológicas y cristianas sobre el deporte rey: el fútbol”.

El libro recorre a unos 27 autores universales, filósofos. “A todos los que son más renombrados les fui sacando las ideas fundamentales y relacionando con el fútbol. Le doy un matiz filosófico, pero comprensible, con un lenguaje más accesible, ya que el fútbol es muy popular”, agregó.

El 18 de diciembre pasado lanzó al público el libro “La pelota en la cancha del pensamiento”, con la intención de “hacer del fútbol un material de reflexión de la vida; que parezca interesante y, al mismo tiempo, hable de las bondades, de lo que uno puede sacar de este deporte. Principalmente, en cuanto a los valores humanos y, en el caso católico, que es el mío, los valores cristianos”.

Prosiguió: “Pero es un libro de tipo ecuménico; es para todo tipo de lectores: católicos y no católicos, cristianos y no cristianos, porque el fútbol es patrimonio de la humanidad; no es de una religión. Entonces tiene un tinte universal, tocando realidades del hombre en su dimensión universal. Porque hay cosas que son comunes en todos, no dependen ni de la cultura ni de la nación. Las frustraciones, las alegrías, las penas, las tristezas, son cosas comunes en todo el mundo. Eso no depende de la región, ni de la nación ni del país, y en todo lo que sucede en el fútbol vemos la expresión de la humanidad. Todos los deportes son buenos, pero el fútbol por algo se lo llama pasión de multitudes; nos toca más profundamente que cualquier otro deporte”.

FANATISMO DEMENCIAL PERJUDICIAL VS. SANA LOCURA

El fútbol tiene raíces antropológicas, hace que la persona se adhiera a este deporte y guste de una forma incluso a veces un poco pasado de la raya. A veces, es de un fanatismo demencial, que ya es dañino, es perjudicial, pero dentro de todo, es muy positivo. “El fanatismo te puede conducir a la locura, la violencia, las drogas; también muchos ven al fútbol como una idolatría. Cuando no hay una formación adecuada de la identidad, uno puede caer en el fanatismo, y a veces los jóvenes endiosan al fútbol, justamente porque vienen de hogares destruidos, familias desintegradas. Entonces, se abocan exclusivamente en ver esa barra como una familia e idolatrar los colores de un club; muchas veces se van a la cancha saltando y cantando, pero muchas veces no ven ni siquiera el partido. Es por un lado también una situación delicada, porque eso a veces conduce a la violencia sin sentido”.

“En el libro hablo también de una locura sabia, como la de los santos, los héroes, los filósofos, que usaron bien una sana locura para aportar cosas positivas a la sociedad. No vale la pena un fanatismo desmedido, sin sentido, es decir, el fútbol se puede disfrutar, gozar, y no hace falta caer en ese fanatismo demencial para demostrar que nos gusta el fútbol”.

 EL CAMINO: RESCATANDO LOS VALORES

Una manera de insertarlo en la realidad de la vida es “revalorizando la importancia de los valores que en muchos lugares, en muchas familias, se han perdido. Reverdecer eso, hacer surgir esos valores que a veces están dormidos o que sufren las crisis de valores. Lo que antes era bueno, ahora se consideran malo; lo que antes era malo, ahora se considera bueno. Por esa razón muchos van perdiendo los valores fundamentales en sus vidas. Lo que el libro trata es de rescatar esos valores y enseñar que, a través del fútbol, uno puede aprender, trascender, pero viendo con una mirada más filosófica y profunda”.

“Ver la gloria que sentimos cuando gana tu equipo, cuando un jugador de tu predilección mete un gol genial, ‘de otro planeta’ como dicen los argentinos, te llena de un gozo, pero eso debemos transferir a una dimensión más trascendente. Para eso precisamente ayuda la filosofía, a que no te quedes solamente en esa situación efímera, sino que te ayude a ver un poquito más allá. Esa es la tarea de los filósofos, ayudarnos a profundizar todas las cosas, y no quedarnos solo en lo que vemos, en las cosas meramente superficiales”.

 ¿DIOS INCIDE EN EL RESULTADO DEL JUEGO?

Algo muy característico se aborda en el libro: ¿Por qué la gente reza? Influye Dios en la cancha? “Dios es un espectador más que disfruta con los que ganan y consuela a los que pierden, es decir, es un espectador que no incide en el resultado. ¿Pero en qué sentido ayuda, entonces? En darle fuerza espiritual a los deportistas, en cuidarles de cualquier accidente o incidente no grato durante el transcurso del juego”.

“Es rezar, pero también prepararse. Dios no puede ser cómplice de nuestra pereza. Nosotros tenemos que explotar los dones que él nos ha dado y confiar en él para que te dé fuerza espiritual para rendir al máximo, para lo cual te has ejercitado en el entrenamiento”, finalizó.

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