Para muchos, los penales siguen siendo una lotería. Pero cómo explicar que Roberto Junior Fernández desvió tres disparos en tres lugares diferentes. Cómo explicar que el arquero se quedó parado en la mitad del arco en el remate de Jorge Mendoza, cuando este había pateado también en el medio hace días contra Independiente de Campo Grande por el torneo local. El arquero tiró al suelo la teoría de la fortuna y fue la figura en la clasificación de Botafogo a la fase de grupos.
Cada vez que Helton Leite iba al suelo, sentía molestias que sobre los 62 minutos lo sacó del partido. En lugar ingresó Roberto Junior Fernández. El cambio no pasó desapercibido: quien iba al arco tenía pasado cerrista y el Defensores del Chaco comenzó con el silbido. El gol de Brian Montenegro envió la serie a los penales y allí, el paraguayo fue clave para seguir en la Copa Libertadores.
Richard Ortiz abrió la tanda y Fernández se lo contuvo a su costado derecho. Botafogo marcó y la definición 1 – 0. El segundo pateador fue Jorge Mendoza: el volante eligió la fuerza en el disparo y buscó el centro del arco pero apareció otra Fernández. Solo levantó los brazos para desvíar el tiro. El conjunto brasileño volvió a anotar y ya iban 2 – 0. Era el momento para Rodi Ferreira: el lateral colocó el balón al ángulo izquierdo del guardameta, quien fue al otro sector. El visitante convirtió e iban 3 – 1.
Era un penal definitorio: marcar y esperar que Azcona responda con alguna atajada. Pero no se llegó a la esperanza. Julián Benítez eligió el palo izquierdo de Roberto y el ex Cerro Porteño, mandó a un costado el balón y eliminó a Olimpia frente a su público. ¿Suerte? No. Fernández explicó en conferencia que tenía estudiado a los que iban a ejecutar.
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