La gresca se originó a raíz del pésimo trabajo de la terna arbitral, que expulsó a dos jugadores (uno por equipo) y a todo el equipo técnico del Club Porvenir.

Por su parte, el Club 1 de marzo se impuso por 4 a 2 y derribó el invicto del Porvenir, lo que lo obliga a jugar un tercer partido para definir al finalista.

El conflicto se generó cuando los atletas se reclamaron las jugadas bruscas y que generaron las expulsiones. Tras los primeros roces, ingresaron las barras bravas y se desató una estampida.

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