El encuentro fue una lucha constante por ocupar los espacios y evitar que el equipo contrario pudiera generar opciones de gol, lo que terminó generando un espectáculo pobre para la tribuna, que esperaba más de los campeones de la Libertadores (River) y la Sudamericana (Santa Fe) de 2015.
Ahora los cafeteros y gauchos deberán decidir cuál es el supercampeón de América en el juego de vuelta, que se disputará en una semana en el Monumental de Núñez, en Buenos Aires.
