Arzamendia y un testimonio de lucha

Santiago Arzamendia está en la órbita del campeón de América, River Plate. Sin embargo, este probable futuro no hubiera sido posible sin la perseverancia del jugador que aprendió a ser lateral y que no olvida sus raíces.

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Algunas informaciones ubican a Santiago Arzamendia en la agenda del reciente campeón de la Copa Libertadores de América: River Plate. Si bien comenzó siendo enganche, se consolidó como lateral por izquierda tras superar obstáculos que la añoranza le ponía en su vida.

En una nota con el Cardinal Deportivo, Arzamendia recordó sus inicios. Nació en Misiones, Argentina, el 5 de mayo de 1998 en una familia numerosa y sin lujos; vivió en una casa de madera con sus padres y ocho hermanos. Siempre le llamó la atención la pelota y durante el colegio participaba de las torneos estudiantiles.

Hasta que un día fue observado por un señor de apellido Silva. “Era de otra ciudad, se fue junto a mis padres. Le dijo que es paraguayo y que tenía contactos en Ciudad del Este”, comentó. Y fue en el este del país donde todo cambió ya que fue a hacer unas pruebas que estaban a cargo de Gustavo Florentín y Hernán Acuña, hombres de Cerro Porteño. “Jugué de enganche y me trajeron. Fue en 2011”, añadió.

“Me trajeron de enganche y en las Formativas jugué de volante central con Florentín. Viví en la casa de Jorge Cáceres, en Ñemby. Luego me mudé a la pensión, en Ypané (...) Javier Pereira, quien había contactado con Florentín, me enviaba dinero. No era mucho. Hasta ahora sigo en contacto con él”, dijo de quien lo considera como un segundo padre.

“Cuando estuve en las Formativas no tenía dinero. Solo tenía para mi pasaje, no podía comprar algo extra como botines. Solía entrenar con uno y un compañero, que tenía dos, me prestaba uno más lindo que el mío para jugar los partidos. Un día ya no aguanté y me puse a llorar en la pensión. Le dije a Pereira que si me podía enviar el pasaje porque me quería ir a casa. Me dijo que aguante. Le respondí que ya no podía. Entonces me dijo que me lo enviaría y me quedé tranquilo”, señaló.

“Después le escribí y ya no me respondió. Pasaron dos días, me respondió pero ya se me pasó la idea de querer irme a casa. Después me contó que hizo eso para que no me fuera, me dijo que si enviaba el dinero, ese sería el fin de la carrera que él soñaba para mí”, relató.

Si bien debutó con Roberto Torres en 2015, se ganó la titularidad con Leonel Álvarez en 2016. Contó que, antes de consolidarse como lateral por izquierda, jugó “de volante por derecha en un amistoso contra la Primera. Leonel me llamé y me preguntó si jugué alguna vez de lateral. Le dije que no, pero que la vez pasada en Reserva lo hice porque no había uno”. Ese día, el ahora técnico de Libertad lo probó en esa posición y le gustó. Después de dos semanas, “se lesionó Hugo Aquino y se me dio la oportunidad y aproveché”.

Con la recuperación de Aquino y la del experimentado Álvaro Pereira, pensó que iba a perder el puesto. Álvarez le “dijo que volvería a ser titular. Ahí dije que di un gran paso porque fue la primera vez que iba a jugar dos partidos de seguido”.

Arzamendia sostuvo que en “el Apertura 2018 tuve un rendimiento bastante alto, en el Clausura empecé a bajar por las lesiones. Pero no quería parar de jugar. Cuando estuvimos en Sao Paulo, para el juego con Palmeiras, cuando el profe dio el equipo dije que era algo para aprovechar y demostrar que puedo jugar ese tipo de partidos”.

Rememoró que “a principio de año leía que la gente decía que Cerro tenía que traer un lateral izquierdo porque yo era muy joven y no tenía experiencia para jugar la Libertadores. Me acordé de esas palabras y cuando el profe me puso dije que tenía que demostrar, que confíen en mí porque estoy preparado”. Se mandó un partidazo e hizo el gol que sirvió para la victoria, no así para la clasificación.

Hace poco, el lateral azulgrana, decidió cumplir un sueño: regalarle una casa a su mamá. Emocionado y casi quebrado, Arza comentó que en diciembre fue el cumpleaños de su mamá y “cumplí un gran sueño que tenía para ella. Junté mi dinero y le regalé una casa”. Ese día y con algunas mentiras, sacó a su mamá de donde estaban viviendo. “Cuando llegamos a la casa le dije que es su regalo. Entró, miró la casa y se quedó demasiado feliz. Para mí es algo hermoso”, subrayó.

Al ser consultado que hubiese sido si no ejercía esta carrera, contestó: “Mi papá me decía que si decidía irme de acá, y dejar esta profesión, iba a trabajar de motosierrista (...) Cuando era chico teníamos una casa de madera y mientras se construía una casa más grande, de materiales, le ayudaba a papá pasándole ladrillos, mezcla o agua. Desde chico comencé a ser fuerte”.

Santiago confesó que hasta hoy en día visita la pensión: “Tiene como 23 jugadores que vienen de lejos. Suelo tomar tereré con ellos y les comento que también viví ahí, que pasé por varias cosas y que no todo será color de rosa. Habrá algún momento en que van a querer tirar todo a la mierda e irse a casa. Ahí es donde tenés que ser fuerte, si pasás esa etapa vas a tener más probabilidades de tener éxito. Les digo que no bajen los brazos, que tengan fe en Dios, él siempre le da recompensa a los que se sacrifican bastante”.

Como es argentino, casi fue convocado para la Albiceleste pero decidió defender la casaca paraguaya y es tenido en cuenta por el seleccionador albirrojo Juan Carlos Osorio. En esta etapa de ventas y transferencias, a Arza lo vinculan con el campeón de América aunque de momento no existe algo oficial.

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