Los dirigidos por Roberto Martínez, que esta noche sumó 31 partidos como seleccionador de Bélgica, estuvieron cómodos con la pelota y se mostraron algo más incisivos que los de Ronald Koeman en la primera parte de un partido en los que ambos técnicos buscaron rotar los banquillos y evitar riesgos. El local, sin Thomas Vermaelen por lesión y con Simon Mignolet en la portería que habitualmente custodia Thibault Courtois, no sufrió en la zaga y entregó el bastón de mando a Hazard, referencia de los Diablos Rojos ante al ausencia del también lesionado Kevin de Bruyne.
Los belgas dominaron, pero les faltó una marcha para poner en aprietos a un conjunto que, sobre el papel, debía perder en una visita a domicilio ante la tercera clasificada del reciente Mundial de Rusia. Holanda parecía conformarse con el 1-1 (goles de Mertens y Groeneveld) en el primer duelo entre ambas selecciones desde 2016 (que también terminó con 1-1 en el marcador). En la segunda mitad, Martínez rotó la delantera de forma que Eden Hazard, Romelu Lukaku y Mertens dejaron sus puestos a Thorgan Hazard, Michy Batshuayi y Dennis Praet, respectivamente.
Bélgica tampoco encontró el gol en una segunda parte que respetó la misma melodía de los primeros 45 minutos, con idéntico resultado. Sólo en el último cuarto de hora ambas selecciones intentaron, sin éxito ni ocasiones claras, sumar un victoria a balón parado, a base de saques de esquina y tiros de falta. No llegó el gol y Bélgica y Holanda sumaron su 31 empate histórico, en un parcial que domina Holanda, con 55 victorias sobre 41 de los belgas.
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