A la cárcel antes que al Congreso

El diputado por el departamento Central Carlos Núñez Salinas (ANR, “cartista”) acaba de revelar que durante un recorrido por su zona comprobó que sus 19 municipios “están totalmente abandonados”. El mismo –actualmente acusado por presuntos delitos de contrabando y producción de documentos no auténticos– recién hizo esta pavorosa constatación más de cuatro años después de estar ocupando un escaño justamente en representación de ese departamento. Este averiado personaje tiene ahora el singular descaro de lamentarse de la desatención que sufrirían los distritos de su departamento sin mencionar a los culpables, entre ellos él mismo. Si los paraguayos del departamento Central sufren penurias no es solo por la ineficiencia gubernativa, sino también porque el contrabando –actividad delictiva por la que el diputado Núñez Salinas es procesado– priva de recursos al Estado y fomenta la competencia desleal. ¿En qué cabeza cabe que vaya a ocuparse de los dramas que afectan a sus compatriotas quien admitió haber delinquido y sigue empeñado en trabar la marcha de la Justicia? Un personaje de esta calaña no merece nunca más el voto de las personas decentes. Antes que el Congreso, su lugar debería ser la cárcel.

Cargando...

El diputado por el departamento Central Carlos Núñez Salinas (ANR, “cartista”) acaba de revelar que durante un recorrido por su zona comprobó que sus 19 municipios “están totalmente abandonados”. Este legislador –actualmente acusado por presunta comisión de los delitos de contrabando y producción de documentos no auténticos– recién hizo esta pavorosa constatación más de cuatro años después de estar ocupando un escaño justamente en representación de ese departamento. No obstante, durante un almuerzo servido en el marco de la campaña electoral interna con unos dirigentes colorados, les prometió que él estaría con ellos “cada semana de todos los cinco años” para ver juntos los proyectos porque ese sería su “trabajo”.

La página oficial de la Cámara que integra no indica su profesión, que sería la de “importador”. Según la acusación fiscal que soporta, en 2011 habría hecho una importación valuada en más de un millón de dólares, que hizo figurar con un costo de solo 17.706 dólares a los efectos del pago del impuesto. Y como siempre ocurre con nuestra sometida Justicia, en donde los procesos se estancan cuando se trata de personajes vinculados con el poder, hasta la fecha el diputado Núñez Salinas ha impedido siete veces la realización de la audiencia preliminar, porque sabe que solo puede esperar un fallo condenatorio.

Este averiado personaje tiene ahora el singular descaro de lamentarse de la desatención que sufrirían todos los distritos de su departamento sin mencionar a los culpables, entre ellos él mismo. Acaso crea que el responsable es el gobierno departamental, encabezado por un liberal, como si este nivel político-administrativo no fuera casi decorativo, dadas sus escasas atribuciones constitucionales y legales, si bien no se le debe restar su cuota de responsabilidad. Más razón tendría el legislador repentinamente compungido si culpara a los gobiernos comunales, pero es improbable que haya tenido eso en mente, dado que seis distritos están en manos de sus correligionarios.

Tampoco habría estado tan descaminado si hubiera responsabilizado del abandono a los organismos nacionales encargados de velar por la seguridad y de gestionar los centros educativos y sanitarios, así como las rutas de acceso a las localidades del departamento, muchas en deplorable estado. Pero es impensable que lo haga, ya que al frente del Poder Ejecutivo se halla su líder Horacio Cartes, y una de las principales causas del atraso es la corrupción, compartida por políticos de todos los colores, como bien lo sabe el parlamentario de marras, que ahora, de pronto, ve la luz y descubre lo mal que están viviendo sus electores.

Si los paraguayos del departamento Central sufren penurias no es solo por la ineficiencia gubernativa, sino también porque el contrabando –actividad delictiva por la que el diputado Núñez Salinas es procesado– priva de recursos al Estado y fomenta la competencia desleal.

En teoría, este parlamentario caradura representa a los pobladores del departamento Central, pero también a los de todo el país. Sin embargo, en vista de unos comicios él solo se siente obligado ante los seccionaleros de su partido, tan interesados como él en medrar a la sombra del poder político. Nótese que se comprometió a reunirse con ellos y no precisamente con los ciudadanos en general para escuchar sus inquietudes, lo que debe hacer no solo en época electoral sino todo el tiempo, para cumplir así con su muy bien remunerado “trabajo”.

Conviene aclarar que no es el único legislador que tiene la desfachatez de hablar de las carencias sociales, provocadas precisamente por su falta de escrúpulos. Es uno de los tantos a los que últimamente “les falta tiempo” para cumplir con su trabajo de asistir a las sesiones plenarias de la Cámara Baja o a las reuniones de las Comisiones Asesoras, obligando a suspenderlas por falta de quorum. Lo prioritario para ellos es ver la manera de juntar votos para las elecciones internas partidarias del 17 de diciembre. Hasta entonces, el diputado Núñez Salinas continuará echando lágrimas de cocodrilo ante la gente para engañar a incautos, prometiendo desvelarse cada semana para que los municipios del departamento Central dejen de estar marginados y prosperen.

El lastre que implican parlamentarios como este paranada impide el desarrollo socioeconómico y prostituye la democracia representativa. Es menester que la ciudadanía tome conciencia de que el Paraguay nunca vencerá la pobreza mientras siga cargando con ellos. Estafan y se mofan de los electores durante cinco años y luego pretenden ser reelectos, insultando la inteligencia de la gente, tomándola por imbécil.

En el caso del diputado Núñez Salinas, ¿en qué cabeza cabe que vaya a ocuparse de los dramas que afectan a sus compatriotas quien admitió haber delinquido y sigue empeñado en trabar la marcha de la Justicia? Un personaje de esta calaña no merece nunca más el voto de las personas decentes. Antes que el Congreso, su lugar debería ser la cárcel.

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...