Aña Cua debe ser resuelto por el gobierno de Marito

El Gobierno está empeñado en la aprobación parlamentaria de las notas reversales sobre Yacyretá, firmadas por los presidentes Horacio Cartes y Mauricio Macri. Existe la sospecha de que corre mucho dinero para comprar los votos necesarios para el efecto. Para rescatar nuestra soberanía sobre la mitad del portentoso caudal del río Paraná actualmente mutilada por Brasil y Argentina en las usinas hidroeléctricas de Itaipú y Yacyretá, el Gobierno paraguayo necesita pergeñar una gran estrategia patriótica consensuada por el Poder Ejecutivo con los partidos políticos con representación parlamentaria. Ella debe centrarse en la defensa de los legítimos y soberanos derechos de nuestro país en tales emprendimientos hidroenergéticos, en completo pie de igualdad con nuestros socios condóminos. La credibilidad del gobierno de Marito se juega ya de entrada en la postura que finalmente asuman los senadores de su movimiento “Añetete” en la próxima votación del Senado acerca de tales notas reversales. Al respecto, es legítimo que Mario Abdo Benítez reclame al presidente Cartes la conveniencia de que el tratamiento de este tan delicado asunto de máximo interés nacional que su gobierno deberá administrar quede en manos del nuevo Parlamento, faltando apenas pocos días para su renovación.

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En medio de confusas explicaciones acerca de los reales motivos, ni la sesión ordinaria ni la extraordinaria del Senado, convocadas el pasado jueves 20 del corriente, pudieron llevarse a cabo por falta de quorum. En la primera, hubo una ausencia masiva, en principio inopinada. En la segunda, los senadores colorados cartistas se retiraron indignados, supuestamente, porque en el orden del día pertinente no se incluyó el tratamiento de las dos notas reversales sobre Yacyretá, remitidas por el Poder Ejecutivo para su tratamiento.

Al parecer, la ausencia de los senadores colorados se debió a dos motivaciones básicas: la primera, asegurar la sanción ficta de la ley de “autoblindaje” de los parlamentarios, a concretarse el próximo lunes 25 del corriente. La segunda, la falta de votos para aprobar las notas reversales sobre Yacyretá, impulsadas contra viento y marea por el presidente Horacio Cartes y su equipo de funcionarios, antipatriotas todos, asociados con sus compinches de la margen opuesta del río Paraná.

Para montar ese escenario, el Gobierno ha hecho una gran inversión mediática, cuando la sospecha es que corre mucho dinero para comprar los votos necesarios para la aprobación de las referidas notas reversales, a tal punto que algunos anteriormente tenaces opositores a los lesivos documentos, hoy ven tambalear su conciencia patriótica ante la riada de incentivos que circulan por los recovecos parlamentarios. La mejor descripción de la campaña de ofertas crematísticas y de prebendas que llevan adelante los promotores de la aprobación de las notas reversales es que ella no busca “convencer” a los senadores de las ventajas para el país de tales acuerdos, sino de la conveniencia personal de “vender” sus votos a favor de la aprobación.

Para rescatar nuestra soberanía sobre la mitad del portentoso caudal del río Paraná actualmente mutilada por Brasil y Argentina en las usinas hidroeléctricas binacionales de Itaipú y Yacyretá, el Gobierno paraguayo necesita pergeñar una gran estrategia patriótica consensuada por el Poder Ejecutivo con los partidos políticos con representación parlamentaria. Ella debe centrarse en la defensa de los legítimos y soberanos derechos de nuestro país en tales emprendimientos hidroenergéticos, en completo pie de igualdad con nuestros socios condóminos. Para lograr este objetivo, el pueblo paraguayo debe bregar por todos los medios a su alcance para convencer (obligar sería la palabra correcta) a los legisladores venales de la impostergable necesidad de anteponer los intereses de la Nación a los de provecho personal en las relaciones bilaterales con Brasil y Argentina.

Mario Abdo Benítez, “Marito”, será el noveno presidente de la República de la era democrática. La expectativa ciudadana es que, por fin, él sea el primer mandatario que cumpla lo que ha prometido al pueblo paraguayo, habida cuenta de que quienes le precedieron, todos, han resultado ser grandes impostores. A criterio de la ciudadanía, la vil entrega de soberanía en las binacionales es directamente imputable a la política exterior antiparaguaya hasta ahora adoptada por nuestros gobernantes. Entreguismo debido más a la codicia personal de quienes se han caracterizado por ceder sistemáticamente a nuestros socios parcelas de nuestra soberanía a cambio de sobornos.

Hay mucho de verdad y de vergüenza en esta tradición de infortunio autoinfligido en las binacionales, desde los leoninos tratados de 1973 con Brasil y de 1974 con Argentina, hasta el reciente Acuerdo Cartes-Macri. Sin embargo, la actual postura a favor de la aprobación de las mencionadas notas reversales por parte de los senadores colorados oficialistas –muchos de los cuales estarían tomando repentinamente un “nuevo rumbo” sobre este asunto– y de los liberales “llanistas” contrasta con la actitud patriótica asumida por aquel célebre Senado de la República, liderado por Cirilo Solalinde, que no hesitó en rechazar el Tratado Decoud-Quijarro, por el que el Paraguay cedía a Bolivia la mitad del Chaco Boreal, a cambio de supuestas ventajas económicas para nuestro país; tal como procura justificar hoy el presidente Horacio Cartes los acuerdos con su homólogo argentino.

A decir verdad, la campaña entreguista impulsada por el Jefe de Estado no es un mero teatro político destinado a engatusar a la opinión pública nacional: el Presidente y su camarilla mercantilista, así como sus asociados de la margen izquierda del Paraná, por un interés personal, están impulsando a todo vapor las licitaciones para la construcción de una nueva central sobre el Brazo Aña Cua del río Paraná, a un costo unitario de potencia instalada superior en más del 50 por ciento al de usinas hidroeléctricas similares construidas en la América del Sur. Factor de costo exagerado que induce a sospechar que el mismo envuelve márgenes de soborno para sus impulsores al mejor estilo del conglomerado empresarial brasileño Odebrecht, célebre por haber coimeado a una decena de jefes de Estado y de ministros de Latinoamérica y de África.

La credibilidad del futuro gobierno de Marito se juega ya de entrada en la postura que finalmente asuman los senadores de su movimiento “Añetete” en la próxima votación del Senado acerca de las notas reversales sobre Yacyretá. Allí ya tendremos un fuerte indicio de si él y su grupo defenderán los intereses del Paraguay o de si serán otros vulgares vendepatrias como los gobernantes que les precedieron. A tal efecto, es legítimo que Mario Abdo Benítez reclame al presidente Cartes la conveniencia de que el tratamiento de este tan delicado asunto de máximo interés nacional que su gobierno deberá administrar quede en manos del nuevo Parlamento, faltando apenas pocos días para su renovación.

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