Apología de la dictadura

Justificada indignación ha causado en el ánimo de la opinión pública paraguaya –como puede comprobarse en las redes sociales– el pronunciamiento del Frente Guasu en favor de la atroz dictadura que azota a Venezuela. La feroz defensa hecha pública por líderes de esa agrupación del régimen dictatorial de Nicolás Maduro ha tenido el efecto de poner al descubierto ante la opinión pública nacional la doble moral que practican sus más conspicuos dirigentes. Siendo tan obvia la lección cívica que nos da el Frente Guasu, la ciudadanía debe recoger y no dejarse engañar por los cantos de sirena que hacen escuchar a través de proyectos políticos con fachada democrática, pero de contenido autoritario. Es plausible, en cambio, la decisión del Gobierno paraguayo de romper relaciones con el régimen de Maduro, que sirve, además, de apoyo a los demócratas venezolanos que luchan para que retornen la democracia, las libertades y los derechos humanos en ese país hermano. Los ciudadanos y las ciudadanas deben anotar esta triste y antidemocrática postura del Frente Guasu, al que deben negarle su apoyo ahora que sus dirigentes exhibieron su verdadera hilacha autoritaria.

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Nuestro diario siempre ha expresado la necesidad de que en nuestro país existan partidos políticos fuertes, sobre todo en la oposición, para hacer frente a los abusos del poder. Partidos que sean firmes en la defensa de las libertades, de la democracia y de los derechos humanos, factores fundamentales para procurar el bienestar de los habitantes. Por eso, no puede sino alarmarse por un comunicado emitido por la concertación Frente Guasu –fundada y liderada por el exobispo y expresidente Fernando Lugo–, en defensa de la atroz dictadura que azota a Venezuela.

En efecto, justificada indignación –aunque no sorpresa– ha causado en el ánimo de la opinión pública paraguaya –como puede comprobarse en las redes sociales– el mencionado pronunciamiento, emitido con motivo de la fraudulenta reasunción de la presidencia de Venezuela del dictador Nicolás Maduro. Indignación, por el brutal cinismo con que han pretendido menoscabar el sentido común de la ciudadanía paraguaya, que tras una generación de vivir en libertad tiene ya una conciencia democrática consolidada, pese a los avatares reaccionarios que la han sacudido en tal lapso.

En efecto, la feroz defensa hecha pública por los líderes del Frente Guasu del régimen dictatorial venezolano que ha reasumido el poder por medio de unas ilegítimas tácticas electorales que sirvieron para reprimir la voluntad popular no ha extrañado a la ciudadanía, por no ser la primera vez que lo hace. Más bien ha tenido el efecto de poner al descubierto ante la opinión pública nacional la doble moral que practican sus más conspicuos líderes. Al respecto, les preguntamos: si Horacio Cartes, o Nicanor Duarte Frutos, o el mismo Lugo llegaran a la Presidencia de la República violando la Constitución, exiliaran a millones de paraguayos, mantuvieran decenas de presos políticos y sometieran a una feroz hambruna y falta de medicamentos al pueblo paraguayo, ¿pensarían que nuestro país tiene un régimen democrático, como califican ahora al de Nicolás Maduro? Estamos seguros de que pegarían el grito al cielo, acudirían a las organizaciones internacionales e impulsarían movilizaciones campesinas... salvo, por supuesto, que el presidente fuera su líder Lugo.

Siendo tan obvia la lección cívica que nos da el Frente Guasu, la ciudadanía la debe recoger y no dejarse engañar por los cantos de sirena que hacen escuchar a través de proyectos políticos con fachada democrática, pero de contenido autoritario.

Entre otros embustes, el Frente Guasu sostiene que el gravísimo estado de cosas que vive el país caribeño no se debe a la ineptitud ni a la corrupción del régimen bolivariano instaurado por el fallecido Hugo Chávez, sino al “oligopolio mediático internacional asociado al gran capital”. Este partido, evidentemente, continúa viviendo en la época de la “guerra fría”, o en la que los desmanes de los dictadores se justificaban con que habría que proteger al pueblo ante la inminente intervención de los “marines” norteamericanos que ya estaban apostados en sus fronteras. ¡Lamentable para nuestro país!

Con relación a la actitud asumida por la mayoría de los 12 países del Grupo de Lima y por el secretario general de la OEA, Luis Almagro, exhortando a Maduro a que entregue el poder a la Asamblea Nacional para que esta convoque a nuevas elecciones democráticas, los popes del Frente Guasu han afirmado que la OEA y el secretario general “no representan la soberanía del pueblo venezolano”. ¡Cinismo político característico de quienes en 2017 no tuvieron empacho en avalar el intento de violación de la Constitución por parte del expresidente Horacio Cartes a fin de lograr el rekutu en el poder!

En términos del sentimiento nacionalista que se supone debe guiar el accionar de la dirigencia política de cualquier país que se precie de democrático, la postura asumida por la cúpula del Frente Guasu sobre Maduro es no solo aberrante, sino contradictoria, teniendo en cuenta que fue precisamente este funesto personaje quien, en 2012, fungiendo como canciller del entonces presidente Hugo Chávez, aterrizó en nuestro país con una patota de homólogos bolivarianos en una descarada intromisión en nuestros asuntos internos. Maduro se paseó como Pedro por su casa por el Palacio de López, y hasta tuvo la osadía de incitar a un golpe de Estado a los militares paraguayos para defender a Lugo ante su inminente destitución, vía juicio político, por mal desempeño en el cargo.

La explicación más plausible del insólito pronunciamiento del Frente Guasu en favor de la fraudulenta reasunción al poder del heraldo del “chavismo sin Chávez” es que, con la masiva oposición de los países democráticos del Hemisferio y de la Unión Europea, están contados los días de su autocrático régimen. Será una ironía, pero la mayor vulnerabilidad de un régimen dictatorial sostenido por las fuerzas armadas es que, alcanzado el punto de no retorno, la lealtad de estas súbitamente colapsa y el tirano es depuesto como un chorlito. Esto pasó con Perón en Argentina, con Stroessner en nuestro país, con Mubarak en Egipto, y probablemente así va a pasar en Venezuela con Maduro, dentro de poco tiempo.

Es que el “Socialismo del Siglo 21” de Hugo Chávez estaba sustentado por dos pilares hoy a punto de colapsar, si es que ya no colapsaron: los petrodólares de la otrora más rica nación latinoamericana y “las amarras ideológicas” de la izquierda marxista, al decir del presidente brasileño Jair Bolsonaro. Ambos soportes se han desmoronado, virtualmente.

Resulta lamentable que el Frente Guasu –coincidiendo con la misma cantinela de otros apologistas del régimen caribeño, como Evo Morales y Daniel Ortega– atribuya el exilio masivo de ciudadanos, decenas de presos políticos y de muertos en represiones policiales, además de la hambruna generalizada, a supuestos “factores exógenos agravados por la complicidad de la oligarquía local”, y no al régimen de Maduro.

Es plausible, en cambio, la decisión del Gobierno del presidente Mario Abdo Benítez de romper relaciones con el mismo, que sirve, además, de apoyo a los demócratas venezolanos que luchan para que retornen la democracia, las libertades y los derechos humanos en ese país hermano.

Los ciudadanos y las ciudadanas deben anotar esta triste y antidemocrática postura del Frente Guasu, al que deben negarle su apoyo ahora que sus dirigentes exhibieron su verdadera hilacha autoritaria.

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