El escaso nivel cultural que exhibió el representante paraguayo ante el Parlamento del Mercosur (Parlasur) Neri Olmedo (Alianza Ganar, PLRA) causó no solo la hilaridad sino también la indignación de los paraguayos, expresada extensamente en las redes sociales. En efecto, tanto por su deficiente español como por los conceptos emitidos, el “parlasuriano” de marras puso en ridículo al país en una entrevista concedida a una reportera del mencionado organismo regional.
De los disparates que profirió este irresponsable –es lo menos que puede decirse de él, al aceptar un cargo de nivel internacional del que no tiene idea– con respecto a sus planes, se desprende que nunca le echó un vistazo al Protocolo Constitutivo del Parlasur, lo que no le ha impedido que vaya a ocupar durante cinco años un cargo en ese organismo florero, remunerado con 32.774.840 guaraníes mensuales.
Como justificativo a la ignorancia demostrada, Olmedo dijo a la prensa, en guaraní: “Soy nuevo, estoy empezando. No manejo muchas cosas, pero tengo la voluntad suficiente”. Increíble. Estas expresiones nos retrotraen a aquella famosa frase atribuida a un dirigente político que quiso instalar a un analfabeto como maestro de escuela, diciendo: “Ha’éko ndoleéi ni ndoescrivíri, pero ipaciencia la mitãre” (Él no lee ni escribe, pero tiene paciencia con los niños). En verdad, algunas de sus expresiones que transcribimos textualmente a continuación se prestan para hacer este tipo de comparaciones: “en especialmente”, “buscando la mejor calidad de vida a todas las familias del equipo del Mercosur”, “yo para eso pone mi esfuerzo y educar, mediar a lo que se puede hacer”, “espero que me da una manito cada uno” o “porque un país como miembros del Mercosur tenemos ser un poco igualitarios”.
Queda demostrado así que este representante paraguayo no tiene la menor idea de las atribuciones de ese lujo que se ha permitido crear el Mercosur, entre cuyos miembros plenos incluyó sin más ni más a Bolivia, y que da cabida a políticos o allegados de políticos que no tienen lugar en los cargos electivos de mayor relevancia.
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De otros de sus macarrónicos dichos –que tal vez demuestren sus buenas intenciones– se desprende que se propone impulsar una avenida costanera en el departamento de San Pedro y una ruta de todo tiempo entre Liberación y Curuguaty, quizás porque se ha hecho la idea de que el Parlasur es un organismo crediticio internacional.
El flamante representante paraguayo Olmedo integrará la comisión asesora del Parlasur encargada nada menos que del desarrollo sustentable, del ordenamiento territorial, de la vivienda, de la salud, del medio ambiente y del turismo. Por suerte, no podrá causar mucho daño, ya que ese supuesto “Parlamento”, con sede en Montevideo, no sanciona ley alguna ni controla a los poderes Ejecutivo y Judicial.
Si el Mercosur desea prestar algún servicio a los Estados miembros, ya hubiera eliminado hace tiempo este organismo superfluo, de ninguna influencia en la vida de la región. Pese a ello, vale la pena preguntarse con qué criterios actúan los dirigentes políticos paraguayos que proponen a esta clase de personas de tan escaso nivel cultural como representantes de nuestro país.
Aunque cueste creerlo, el señor Olmedo es todo un licenciado en Administración Empresarial por la Universidad Politécnica y Artística, lo que mucho habla de la calidad de la enseñanza allí impartida.
Considerando que para llegar a integrar las herméticas “listas sábana” se debe tener buena conexión con las cúpulas partidarias, vale la pena preguntar quién fue el padrino que catapultó a este señor de tan pocas luces nada menos que a un cargo de nivel internacional. Y así sabemos que el mismo compitió en las elecciones internas partidarias por el movimiento Alianza Radical, liderado por el senador y rector de la Universidad Nacional de Pilar, Víctor Ríos. Dado que, evidentemente, no fue objeto de un examen sobre sus posibles aptitudes para el cargo, puede suponerse que el personaje aportó el suficiente dinero como para ocupar un lugar promisorio en la lista elaborada por su correligionario del Ñeembucú y por el senador José “Pakova” Ledesma, otro dirigente de ese movimiento. Como en nuestra politiquería el dinero importa mucho más que el saber, no es sorprendente que el Paraguay tenga semejante vocero en el escenario regional.
Es comprensible que uno de los hijos del flamante parlasuriano haya invocado su bonhomía y su laboriosidad –lo que en ningún momento ponemos en duda–, pero estos atributos no bastan para representar al país, ni siquiera en un organismo tan inoperante como el Parlasur.
La imagen del Paraguay no debe ser maltratada por sus representantes. Es cierto que ella resulta mucho más afectada por la corrupción rampante y otras fechorías, pero la opinión pública no tiene por qué soportar en silencio el bochorno provocado por la mera ambición de integrar un pretendido Parlamento, a costa de los contribuyentes y sin conocer sus funciones.
Es cierto que no deberíamos rasgarnos las vestiduras por esta clase de escándalos, conociendo la lamentable calidad de la “clase política” que tenemos. Pero los organismos solventados con dinero de los contribuyentes no pueden ser objeto de canje alguno, ni debe elegirse a nadie para aprender después, en el ejercicio del cargo, como pretende justificar Neri Olmedo. (Soy nuevo, estoy empezando, no manejo muchas cosas...).
Los paraguayos y las paraguayas no deben seguir soportando estas burlas de la clase política, y deben reaccionar públicamente con energía y perseverancia negándose a que el dinero que aporta con sacrificio al fisco se utilice para financiar a una manga de inútiles o sinvergüenzas que ocupan costosos escaños, atribuyéndose privilegios que constituyen una verdadera afrenta al pueblo.