Cartes también debe ser investigado

Para mañana está marcada la comparecencia del expresidente Horacio Cartes para declarar, como una suerte de testigo, ante la comisión bicameral parlamentaria creada para investigar los sucios negocios de su “hermano del alma”, Darío Messer, hoy prófugo de la Justicia de Paraguay y Brasil. Sin embargo, las pruebas que se van acumulando en torno a los lazos financieros entre el fugitivo y el exmandatario son tan contundentes que ya es hora de que, sin perjuicio de que la comisión bicameral prosiga sus actuaciones, el Ministerio Público abra también una exhaustiva pesquisa sobre las pasadas actividades del propio exjefe de Estado. Acaba de revelarse, por ejemplo, que la firma Cambios Amambay SRL, una de las naves insignia en el inicio de los negocios empresariales cartistas, fue constituida por escritura pública en febrero de 1989 con la firma de Messer y otra persona, pero que era Cartes el que manejaba dicha empresa. Esta casa de cambios se convirtió en 1992 en Banco Amambay, hoy BASA. De modo que en el origen de este banco está el hoy fugitivo en dos países. A estas alturas, Cartes ya está demasiado comprometido como para continuar eludiendo a la Justicia.

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Para mañana está marcada la comparecencia del expresidente Horacio Cartes para declarar, como una suerte de testigo, ante la comisión bicameral parlamentaria creada para investigar los sucios negocios de su “hermano del alma”, Darío Messer, hoy prófugo de la Justicia de Paraguay y Brasil. Sin embargo, las pruebas que se van acumulando en torno a los lazos financieros entre el fugitivo y el exmandatario son tan contundentes que ya es hora de que, sin perjuicio de que la comisión bicameral prosiga sus actuaciones, el Ministerio Público abra también una exhaustiva pesquisa sobre las pasadas actividades del propio exjefe de Estado.

Acaba de revelarse, por ejemplo, que la firma Cambios Amambay SRL, una de las naves insignia en el inicio de los negocios empresariales cartistas, fue constituida por una escritura pública del 17 de febrero de 1989, que lleva las firmas del “hermano del alma” brasileño y del paraguayo César Ignacio Monti. Este declaró a ABC Cardinal que “Horacio Cartes era el que manejaba la casa de cambios” y que si no figuró en su creación fue porque “en ese tiempo, él soportaba un indicio (sic) por la evasión de divisas”. Como no podía aparecer, el exjefe de Estado le pidió que integrara la sociedad.

En efecto, en aquel entonces, Cartes se hallaba prófugo en Ponta Porã, aunque desde Pedro Juan Caballero remesaba en dólares el dinero sucio de Messer a Estados Unidos o bien lo devolvía al Brasil, según los indicios que van apareciendo. Dejó su condición de huido el 24 de abril de 1989, cuando se presentó en la Penitenciaría Nacional de Tacumbú, siendo embargados sus bienes, dos meses después, por un valor de 800 millones de guaraníes, es decir, por la misma suma que el capital suscrito de Cambios Amambay SRL.

El 2 de julio de ese año, la casa de cambios se volvió una sociedad anónima, sin que se identificara a los dueños. En febrero de 1992, se convirtió en Banco Amambay SA, hoy BASA, siendo el accionista mayoritario Ramón Telmo Cartes, padre de Horacio. Tres años más tarde, fue reemplazado en tal carácter por su hija Sarah Cartes.

En síntesis, en el origen de BASA se halla el hoy fugitivo de la Justicia de dos países. Según investigadores del caso Lava Jato, del Brasil, ya en 1989, año en que participó de la creación de Cambios Amambay, Messer formaba parte de una trama familiar dedicada al lavado de dinero, motivo por el cual su padre, Mordko, a quien Cartes llamó su “segundo padre”, era tenido como el más antiguo “doleiro” del Brasil. No debe extrañar, pues, que el “hermano del alma” haya informado al Banco Nacional de Fomento (BNF), en 2016, que la mayor parte de su dinero (sucio) estaba depositada en BASA. Ante el mismo banco declaró ser accionista de Inversiones Tournon SA, firma que al menos en 2000 también tenía como socio al exjefe del Poder Ejecutivo y que se quedó con tres estancias de su deudor Fahd Yamil Georges, conocido capomafioso de la frontera.

Estos datos, a los que se pueden agregar otros que están saliendo a la luz, ya deberían ser suficientes para que el Ministerio Público abra una investigación minuciosa acerca de los vínculos que existían y existen entre el fugitivo de ayer –Horacio Cartes– y el de hoy –Darío Messer–. Es increíble que, con semejantes antecedentes, este último integrara comitivas del anterior presidente en viajes oficiales, y se lo viera también recibiendo, en compañía del exmandatario, a una delegación de parlamentarios israelíes en Mburuvicha Róga, siendo presentado por Cartes como su “embajador” de negocios. En 2017 recibió el título de paraguayo naturalizado, que le fue revocado tras saltar sus funestos antecedentes.

Vale recordar también que se hizo nada menos que acreedor del Estado paraguayo, a título personal y a través de sus firmas Chai SA y Matrix Realty SA, la última de las cuales fue constituida en 2013, teniendo como socio a Juan Pablo Jiménez Viveros Cartes, el primo de Horacio que hoy está recluido y procesado por lavado de dinero.

La fiscala general del Estado, Sandra Quiñónez, fue nombrada por quien ahora debería responder a varias preguntas y no solo ante la comisión conjunta de investigación, atendiendo siempre que nadie puede ser obligado a declarar contra sí mismo. Esa circunstancia no debería impedir que ella cumpla con su deber de realizar indagaciones sobre este fétido asunto, de notorio interés público nacional e internacional.

Hay indicios de que se tratan de ocultar los nexos financieros que hubo o sigue habiendo entre Darío Messer y Horacio Cartes. Valga como ejemplo que el titular de BASA y apoderado de Inversiones Tournon SA, Eduardo Campos Marín, mintió en julio de este año al negar a este diario que el prófugo brasileño tuviera una relación accionaria con dicho banco. También habría faltado a la verdad, dicho sea de paso, el exjefe del Gabinete Civil de la Presidencia de la República Juan Carlos López Moreira, al decir que nada sabía del caso Messer, pese a que el exministro de la Seprelad Óscar Boidanich refirió que le informaba sobre la pesquisa en curso. Si además se considera la aparente renuencia del expresidente a comparecer mañana ante la comisión bicameral de investigación, bien se podría concluir que no tiene mucho interés en aclarar varias cuestiones bastante delicadas.

El presidente del Senado, el colorado Silvio Ovelar, señaló que el exmandatario debe decidir si responderá o no a la convocatoria. En realidad, no tiene nada que decidir, pues debe hacerlo por mandato del art 5º de la Ley Nº 137/93, que prevé no solo una sanción en caso de ausencia, sino también que los convocantes pidan el eventual auxilio de la fuerza pública para forzar la comparecencia. A estas alturas, Horacio Cartes ya está demasiado comprometido como para continuar eludiendo a la Justicia, en vez de aclarar su situación. Y no solo ya ante la comisión conjunta legislativa sino también ante el Ministerio Público.

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