“Conspiración”, artimaña para distraer al pueblo de sus problemas

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El revuelo mediático generado por la burda maniobra del entorno del presidente Horacio Cartes para involucrar a la senadora Desirée Masi y a otros legisladores en una supuesta conspiración para asesinarlo ha servido para desenmascarar una gran farsa montada por sus adláteres para desviar la atención de la gente de su incontenible deseo de conseguir la enmienda para el rekutu. Tal ha sido la torpeza con que han actuado que al final les ha salido el tiro por la culata. Ahora se ven en figurillas para salir del enredo en que se han metido, apelando a las más disparatadas acciones burocráticas a fin de dejar atrás la barrabasada en que han incurrido. El invento de “amenazas” externas, o el de “conspiraciones” internas de magnicidio, son típicas estratagemas mediáticas a las que han recurrido invariablemente los gobernantes autoritarios cuando las papas queman por los problemas domésticos imputables a su gestión. Cuanto más caldeado está el ambiente político en una nación sin democracia consolidada, tanto mayor es la tendencia de que el Gobierno de turno busque desviar la atención del problema puntual que aflige al pueblo. Ese es el caso del Paraguay en estos momentos.

El revuelo mediático generado por la burda maniobra del entorno del presidente Horacio Cartes para involucrar a la senadora Desirée Masi y a otros legisladores en una supuesta conspiración para asesinarlo ha servido para desenmascarar una gran farsa montada por sus adláteres para desviar la atención de la gente de su incontenible deseo de conseguir la enmienda para el rekutu. Tal ha sido la torpeza con que han actuado que al final les ha salido el tiro por la culata. Ahora se ven en figurillas para salir del enredo en que se han metido, apelando a las más disparatadas acciones burocráticas a fin de dejar atrás la barrabasada en que han incurrido.

El invento de “amenazas” externas, o el de “conspiraciones” internas de magnicidio, son típicas estratagemas mediáticas a las que han recurrido invariablemente los gobernantes autoritarios cuando las papas queman por los problemas domésticos imputables a su gestión. Cuanto más caldeado está el ambiente político en una nación sin democracia consolidada, tanto mayor es la tendencia de que el Gobierno de turno busque desviar la atención del problema puntual que aflige al pueblo.

Ese es el caso del Paraguay en estos momentos. La ciudadanía está sufriendo una gran crispación a causa de la intención del presidente Horacio Cartes de violar la Constitución Nacional desbloqueando la prohibición de su reelección. Por eso, no debe sorprendernos que últimamente el Primer Mandatario haya decidido lanzar el globo de la supuesta conspiración criminal para atentar contra su vida, denunciada con bombos y platillos por el asesor jurídico de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY) Luis Canillas, quien fungiría como director de inteligencia del Gobierno.

En su empeño por el rekutu, el presidente Horacio Cartes está siguiendo al pie de la letra el libreto de los gobernantes autoritarios de la región que se han alineado con el socialismo bolivariano implantado por Hugo Chávez en Venezuela, y quienes sistemáticamente han recurrido a la mentira convencional de amenazas contra sus vidas al solo efecto de dirigir la atención de la gente hacia otro lado de los problemas sensibles que le afectan. Si no, veamos algunos que han llamado la atención por su flagrante falsedad.

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El 23 de enero de 2013, el diario “El Nuevo Herald”, de Miami, publicaba: “El gobierno venezolano afirmó el martes (23/01/2013) que la oposición planifica atentados contra el vicepresidente Nicolás Maduro y el presidente de la Asamblea Nacional Diosdado Cabello, invocando nuevamente el espectro de la violencia en un ambiente de incertidumbre política creado por la enfermedad del presidente Hugo Chávez”.

Por su parte, en abril de 2015, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, denunció una supuesta amenaza de atentado contra su persona mientras visitaba unas obras del gobierno en la localidad de Tabacundo, a 60 kilómetros al norte de Quito. En la oportunidad, el Mandatario señaló a la prensa que el alcalde de la ciudad recibió unos mensajes en que amenazaban matarlo, junto con el presidente Correa. El Mandatario refirió que con frecuencia recibía ese tipo de mensajes, pero señaló que al rastrear el número de teléfono móvil desde el que se emitieron los mensajes se determinó que estos se habían originado cerca o en el mismo lugar en que se encontraba, por lo que optó dar por terminada su visita.

El 3 de diciembre de 2016, el presidente de Bolivia, Evo Morales, partió con destino a Cuba para asistir a los funerales de Fidel Castro. Tras su partida, el ministro de gobierno, Carlos Romero, en una breve conferencia de prensa en Santa Cruz de la Sierra, denunció que una joven de 17 años se ofreció supuestamente para matar al presidente Evo Morales a cambio de que la Embajada de EE.UU. en La Paz les dé asilo a ella y su familia. Según Romero, la menor habría contactado por e-mail con la Embajada norteamericana, y el jefe de seguridad de la misma informó del hecho al Gobierno boliviano. El ministro Romero agregó que, tratándose de la seguridad del Primer Mandatario, se inició de inmediato una investigación que incluye dos cuentas de Facebook, con las que tiene vinculación la muchacha.

Obviamente, las citas precedentes no son las únicas supuestas conspiraciones contra la vida de los mandatarios de los países señalados, pero son suficientes para comprobar la casualidad de que siempre son los totalitarios los que descubren planes para asesinarlos. Pero, en verdad, se trata de una vieja artimaña empleada para distraer la atención del pueblo cuando arrecian los problemas que afectan a la población. Se arma un teatro a través de los medios de comunicación para que la gente siga la novela en vez de preocuparse de que no hay trabajo, no hay salud, no hay medicamentos, no hay escuelas, no hay futuro, y lo que sí hay en abundancia es robo de las arcas del Estado por parte de la gavilla que se apodera del Gobierno, como es el actual caso que está sucediendo en el Paraguay.

Estamos así en los prolegómenos de días aún más oscuros para nuestro país, con un Gobierno cada vez más soberbio y una población cada vez más disconforme con su gestión. Es de imaginarse entonces que, a la manera de los mencionados países totalitarios de la región, proliferarán las denuncias de supuestos atentados o de supuestos intentos de golpe de Estado, para dirigir el dardo acusatorio sobre los actores políticos y sociales opositores que, por su prestigio, estorban a los que están en el Gobierno.

La sociedad paraguaya, sin embargo, ya ha experimentado el sabor de la libertad y la valora por sobre todas las cosas. Por eso, quienes actualmente están empeñados en aventuras totalitarias deben saber que, si persisten en su delirante propósito, van a encontrar a muchedumbres de ciudadanos y ciudadanas en las calles de pueblos y ciudades para defender sus conquistas democráticas.