El Día del Camino

En nuestro país se celebra hoy el Día del Camino. Sobre el punto, hay una mezcla de sentimientos contrapuestos, de conformidad y de disconformidad, en cuanto a la razón para recordar esta efeméride. Por un lado, según el MOPC, se ha completado la pavimentación de 1.174 km de rutas, y otros 1.481 están en fase de ejecución, además de otras obras viales, lo que significaría (si se completan en plazo) un incremento del 50 por ciento de lo que existía al asumir el gobierno del presidente Cartes. Así, este gobierno merece crédito en cuanto a que ha priorizado las obras de infraestructura vial, absolutamente indispensables para impulsar el desarrollo, si bien a costa de someter al Paraguay a un riesgoso endeudamiento público sin precedentes, que compromete el presente y el futuro de la población. Por otra parte, la mayoría de las obras, tanto las recibidas de administraciones anteriores como las iniciadas por este gobierno, sospechosamente registraron sobrecostos justo del 20 por ciento o más por encima del monto contractual inicial. Se han contratado costosas consultoras extranjeras que, al final, solo produjeron proyectos de concreción fallida. Tampoco puede olvidarse el fiasco de la canalización del río Pilcomayo. En consecuencia, el Día del Camino de este año es ocasión para reconocer algunos aciertos, pero también para criticar errores.

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En nuestro país se celebra hoy el Día del Camino. Sobre el punto, hay una mezcla de sentimientos contrapuestos, de conformidad y de disconformidad, en cuanto a la razón para recordar esta efeméride. Por una parte, según el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), bajo el actual Gobierno se han completado 1.174 kilómetros de pavimento asfáltico, con lo que se aumentó en 22 por ciento el patrimonio vial existente. Además, están en fase de ejecución otros 1.481 kilómetros (28 por ciento), lo que significaría (si se completan en plazo) un incremento del 50 por ciento de lo que existía al asumir el Gobierno del presidente Horacio Cartes. En dicho lapso se completaron 33 obras viales, de las cuales 19 fueron iniciadas y completadas en el actual período gubernativo. Siempre a estar por informes de dicha cartera de Estado, este paquete de obras incluye desde rutas asfaltadas, viaductos, limpieza y canalización de arroyos hasta la construcción de muros de contención. A esto hay que sumar otras 18 obras viales iniciadas bajo este gobierno, que están en ejecución, y que están calendarizadas para ser concluidas antes de que fenezca el actual mandato.

El titular del MOPC, Ramón Jiménez Gaona, estima que durante el año en curso la cartera a su cargo ejecutará unos US$ 800 millones. De hecho, durante este gobierno, en la construcción de obras de infraestructura vial casi se ha triplicado la inversión realizada por los gobiernos anteriores, mediante el masivo endeudamiento del país a través de la contratación de empréstitos de agencias financieras internacionales y la colocación de bonos soberanos en el mercado internacional.

Hasta aquí todo muy bien, y el gobierno del señor Cartes merece crédito en cuanto a que ha priorizado las obras de infraestructura vial, absolutamente indispensables para impulsar el crecimiento económico del país, si bien a costa de someter al Paraguay a un riesgoso endeudamiento público sin precedentes, que compromete el presente y el futuro de la población.

Por este motivo, es de desear que se cumplan todas las metas, pues el Estado paraguayo –mejor dicho, la población, porque es ella la que crea riqueza– tiene que pagar a futuro las deudas contraídas. En ese sentido, la infraestructura vial es necesaria pero insuficiente para impulsar el desarrollo. De modo que queda por verse si al terminar este período de gobierno la relación costo-beneficio de la gestión gubernamental global es positiva, no sea que la herencia que reciba el siguiente sea de default y no de superávit.

Con la metáfora de que “una golondrina no hace verano”, la fuerte apuesta del gobierno del presidente Cartes en obras viales, aunque favorezca el crecimiento macroeconómico del país, no implicará necesariamente un aumento del nivel de vida de la población en general. De hecho, bajo su gobierno, si bien la economía ha crecido, la pobreza ha aumentado. Y esa no es una buena señal para el futuro. De modo que el salto que ha dado la red vial nacional, tanto en rutas pavimentadas y de todo tiempo como en las departamentales y caminos vecinales sin pavimento, no es suficiente para que la ciudadanía se sienta enteramente complacida con la gestión institucional del MOPC durante este gobierno.

De hecho, no todo han sido aciertos en la gestión del ministro Jiménez Gaona. De la serie de obras mencionadas más arriba, tanto las recibidas de la anterior administración gubernamental como las iniciadas y terminadas durante la suya, sospechosamente la mayoría registró sobrecostos justo del 20 por ciento o más por encima del monto contractual inicial.

Obviamente, no faltaron las razones justificativas de siempre: cambios de paquetes estructurales, obras de arte adicionales, deficiencias de proyectos, obras adicionales constatadas a posteriori como indispensables, etc., etc. Basta citar solo algunas: ruta Concepción-Vallemí, ruta Mariano Roque Alonso-Limpio, Autopista Ñu Guasu, ruta Cruce Guaraní-Corpus Christi-Pindoty Porã, viaducto Cruce Madame Lynch-Aviadores del Chaco, etc., etc. Esto, omitiendo mencionar la contratación de costosos servicios de empresas consultoras extranjeras como Deloitte, IDOM y otras, que al final solo produjeron proyectos de concreción fallida vía APP y de llave en mano, amén de la llamativa pertinacia en concretar a como dé lugar la APP del aeropuerto Silvio Pettirossi a la cuestionada empresa española Sacyr y asociados.

La ciudadanía tampoco puede borrar de su memoria el fiasco de la canalización del río Pilcomayo, por cuya causa no ha entrado agua a la margen paraguaya del río por tres años consecutivos, ocasionando un grave desastre ambiental y un cuantioso perjuicio económico a la ganadería de su cuenca, secuelas estas de las que el ministro se desentendió con subterfugios semánticos.

Lo que no tiene explicación en la gestión institucional del ministro Jiménez Gaona es que las empresas consultoras chapuceras que diseñaron proyectos de ingeniería vial defectuosos nunca fueron demandadas por el MOPC. Por el contrario, varias de ellas fueron “premiadas” con nuevos contratos.

Bajo esta óptica ciudadana de enfoque, pueden visualizarse los nuevos caminos del Paraguay construidos bajo el actual gobierno, e imaginar el 20 por ciento o más de ellos que podrían haberse construido con el importe de los sobrecostos pagados a las empresas constructoras si realmente hubiera habido una administración honesta en el MOPC. De hecho, la mayoría de los integrantes de la llamada “patria contratista”, de tan funesta experiencia por sus maniobras corruptas en connivencia con funcionarios inescrupulosos, son quienes hoy siguen acaparando las obras públicas.

En consecuencia, el Día del Camino es, este año, ocasión para reconocer algunos aciertos, pero también para criticar los errores y la persistencia de prácticas que restan al MOPC recursos importantes que podrían emplearse en beneficio de más y mejores caminos para la población.

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