El turismo, tarea de todos

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Se ha dicho muchas veces que la industria del turismo es quizá la mejor manera de obtener ganancias en el país, pero exige que se realicen inversiones oportunas. Las autoridades municipales, en sus respectivas regiones, deberían hacer por la industria del turismo mucho más de lo que han hecho hasta ahora, porque sus pueblos y ciudades serían los primeros y mayores beneficiados con la afluencia de visitantes. El sector privado podría hacer más de lo que, felizmente, ya está haciendo ahora mismo en Asunción, Encarnación, Ciudad del Este, Salto del Guairá y otras localidades. Ello requiere, sin embargo, el acompañamiento de las entidades gubernamentales, el fomento fiscal, la cooperación intermunicipal y el apoyo de los gobiernos departamentales. También habrá que educar a la población para ofrecer un ambiente limpio, saludable y ordenado, preservando lo bello y agradable de la naturaleza, para que todos progresemos a la vez.

La temporada de vacaciones estivales comienza con una interesante y diversificada oferta de entretenimientos turísticos en nuestro país. Se nota que el trabajo realizado por los empresarios y algunas autoridades para mejorar el transporte, las instalaciones y los servicios hotelero y gastronómico está empezando a dar frutos, considerando el aumento del número de extranjeros que ingresan como turistas.

El turismo interno es tan valioso como el que proviene del exterior, porque incluye una expresión cultural, a saber, la apropiación que hacen los paraguayos de su propio país al recorrerlo, conociéndolo en sus detalles regionales, integrándose con sus compatriotas de otras zonas, urbanas y rurales.

Asunción se prepara actualmente para un gran acontecimiento deportivo internacional: su inclusión en el itinerario del mundialmente famoso Rally Dakar, que este año partirá de nuestra capital, dándonos el privilegio de la largada, el acto más solemne de la competencia y el que más atención concita. De hecho, la sola presencia de los corredores, de sus agentes administrativos, de sus mecánicos, de los aficionados, ya tiene abarrotados los principales hoteles de la ciudad. Muchas de estas personas ya llegaron al país para controlar los detalles del evento. Se calcula, grosso modo, que este acontecimiento especial dejará en el país más de cien millones de dólares.

Estas son buenas noticias y buenos negocios para todos. Numerosas atracciones similares pueden ser exploradas para ofrecerlas en el futuro. El Chaco, por ejemplo, es un territorio natural que posee un inestimable valor para la explotación turística, a condición, por supuesto, de que se lo conserve lo más intacto posible, protegiéndolo del manoseo contaminante, vigilando las actividades económicas que se realizan en él, para que su aprovechamiento sea racional y sostenible, conservando su flora y fauna silvestre sin atentados, depredaciones y otros daños causados por intervenciones humanas irresponsables y autoridades negligentes.

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A millones de personas les interesa conocer las regiones salvajes del mundo, su fauna, el modo de existencia de sus habitantes nativos, las curiosidades geológicas o botánicas, lo cual es fácil de comprobar mirando los variados programas de TV sobre esta materia, que gozan de gran audiencia porque enseñan los atractivos y secretos naturales de los seis continentes del orbe. Por cierto, de entre esos programas todavía no se vio alguno destacado que estuviera dedicado a nuestro país.

Si no nos conocen en el mundo, mal podrían interesarse en visitarnos. Por eso hay que considerar como muy positiva la publicidad que la Secretaría Nacional de Turismo suele realizar en los canales más vistos de la televisión extranjera. Es bueno recordar que es preciso tener preparado al país para ofrecer lo que el mencionado organismo promete. Parece obvio señalar que si los visitantes se sienten defraudados en sus expectativas, no nos recomendarán, con lo cual nuestros esfuerzos caerían en saco roto.

En nuestra Región Oriental, especialmente en algunas localidades de los departamentos de Itapúa y Canindeyú, se están realizando trabajos importantes y meritorios en cuanto a la adecuación de las ciudades para recibir turistas, mejorando la infraestructura, alentando la construcción de alojamientos, aseando los espacios públicos y ordenando el comercio. Lamentablemente, no se ve el mismo ritmo de entusiasmo y trabajo en otras ciudades que tienen condiciones para atraer a los visitantes de frontera hacia el interior del Paraguay, estimulando su curiosidad por descubrir sus atractivos, que aún no están siendo debidamente promocionados.

El factor negativo, especialmente para el turismo interno, es el mal trato que la población da a las aguas superficiales que antes constituían concurridos centros de vacaciones, como los lagos, arroyos y balnearios. Casi todos ellos están hoy contaminados y los organismos oficiales no recomiendan utilizarlos para baños o deportes acuáticos. Es una lástima. La causa principal de esta situación es cultural, radica en la mala educación social, en la falta de conciencia en relación con los desechos, en la indisciplina de la gente y en la impunidad que goza ante su mala conducta por falta de un sistema de vigilancia y sanción eficiente.

Las autoridades municipales, en sus respectivas regiones, deberían hacer por la industria del turismo mucho más de lo que han hecho hasta ahora, porque sus pueblos y ciudades serían los primeros y mayores beneficiados con la afluencia de visitantes. Tendrían que dotarlos de alcantarillados sanitarios, vertederos y plantas de tratamiento de residuos, numerosos y bien equipados sanitarios, espacios públicos limpios, una policía ecológica eficiente y promover, en fin, algún sistema de fomento de la hotelería y del comercio turístico. Estas son algunas de las medidas que toda Municipalidad debería tener entre sus prioridades.

Se ha dicho muchas veces que la industria del turismo es quizá la mejor manera de obtener ganancias en el país, pero exige que se realicen inversiones oportunas. El sector privado podría hacer más de lo que, felizmente, ya está haciendo ahora mismo en Asunción, Encarnación, Ciudad del Este, Salto del Guairá y otras localidades. Ello requiere, sin embargo, el acompañamiento de las entidades gubernamentales, el fomento fiscal, la cooperación intermunicipal y el apoyo de los gobiernos departamentales. También habrá que educar a la población para ofrecer un ambiente limpio, saludable y ordenado, preservando lo bello y agradable de la naturaleza.

Existe otra posibilidad poco explorada hasta hoy, que es la de convertir Asunción en un centro de congresos y seminarios internacionales, atrayendo a sus organizadores con precios bajos y buenos servicios. Nuestra capital tiene ya la infraestructura adecuada, pues cuenta con excelentes hoteles, centros de compras y locales gastronómicos, es decir, lo indispensable para ser una ciudad muy apropiada para esa clase de eventos, cuyos participantes aprovecharían la ocasión para conocer el país e introducir divisas sanas.

De modo que la Secretaría Nacional de Turismo (Senatur) merece un mayor apoyo presupuestario, así como un aliento efectivo, y no puramente verbal, de parte del Gobierno nacional y de las municipalidades. El sector privado debe seguir trabajando paralelamente, como lo ha estado haciendo hasta ahora –con instituciones como Asatur, la Asociación Hotelera del Paraguay (AHPY), Paraguay Convention & Visitors Bureau, Asociación de Guías de Turismo del Paraguay, Asociación de Agencias de Viajes IATA, entre otras– para que así todos progresemos a la vez, que es lo que ocurrió en otros países que fomentaron con éxito sus atractivos turísticos. Al final de cuentas, no tenemos que inventar nada nuevo, sino solo seguir los buenos ejemplos que nos brindan desde el exterior.