Explotación colonialista que debe terminar

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El presidente Horacio Cartes viaja hoy a Buenos Aires, donde se entrevistará con su par argentino Mauricio Macri sobre varios temas de la agenda bilateral, con énfasis en la deuda de Yacyretá, un asunto sobre el cual la ciudadanía viene reclamando desde hace muchos años. Más allá del “saneamiento” financiero y administrativo del que en su tiempo hablaba el expresidente Néstor Kirchner con referencia a la Entidad Binacional Yacyretá (EBY), la posición básica del Gobierno paraguayo en su negociación con el Gobierno argentino debe ser la demanda de que, mientras se busquen los acuerdos deseados, el Gobierno argentino nos pague por nuestro excedente de energía que se lleva para su consumo doméstico, el mismo precio que les cobra al Brasil y al Uruguay por la energía que les exporta, como ahora está comprobado. Cualquier acción que tome el gobierno del presidente Cartes en el sentido de priorizar el reclamo de un precio justo por nuestro excedente de electricidad, tanto en Yacyretá como en Itaipú, va a tener el entusiasta respaldo público de una causa que hace tiempo la Nación está esperando.

El presidente Horacio Cartes viaja hoy a Buenos Aires, donde se entrevistará con su par argentino Mauricio Macri sobre varios temas de la agenda bilateral, con énfasis en la deuda de Yacyretá, un asunto sobre el cual la ciudadanía viene reclamando desde hace muchos años.

En contraposición a la sarta de argumentaciones que técnicos y políticos formulan acerca de lo que debiera ser la hoja de ruta del gobierno del presidente Horacio Cartes en cuanto a la defensa de los intereses nacionales conculcados en Itaipú y Yacyretá, la conciencia pública paraguaya consolidada tras décadas de inicua explotación colonialista en ambos emprendimientos hidroenergéticos conjuntos, es clara y categórica: lo que el pueblo paraguayo reclama a Brasil y Argentina es que nos paguen el “justo precio” por los excedentes de nuestra electricidad de los que vienen apropiándose vilmente a una tarifa ridícula, muy por debajo del precio de mercado regional.

Por consiguiente, más allá del “saneamiento” financiero y administrativo del que en su tiempo hablaba el expresidente Néstor Kirchner con referencia a la Entidad Binacional Yacyretá (EBY), la posición básica del Gobierno paraguayo en su negociación con el Gobierno argentino debe ser la demanda de que, mientras se busquen los acuerdos deseados, el Gobierno argentino nos pague por nuestro excedente de energía que se lleva para su consumo doméstico, el mismo precio que les cobra al Brasil y al Uruguay por la energía que les exporta, como ahora está comprobado.

La compensación exigida por el Gobierno paraguayo a sus pares de Argentina y Brasil por la impune violación de los respectivos Tratados que prohíben a los socios vender a terceros la electricidad producida en las usinas hidroeléctricas binacionales, debe ser la de que los mismos le paguen el precio justo por el excedente de energía paraguaya que se llevan, pudiendo hacer con ella lo que quieran: consumirla, venderla o revenderla a quienes quieran. Con esto quedaría económicamente resarcido el perjuicio que le causa al pueblo paraguayo la arrebatiña por el excedente de su electricidad; la única de que realmente disponen, tanto Brasil como Argentina, para la triangulación “pirata” que vienen implementando impunemente, sin que el pusilánime y antipatriota canciller Eladio Loizaga mueva un dedo o abra la boca para reclamar la compensación económica que, en justicia, le corresponde a nuestro país en este entuerto de la Alianza Energética entre Brasil y Argentina en perjuicio de nuestro país.

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Obviamente, nuestros taimados socios tomarán a chacota tal exigencia si el Gobierno paraguayo se la plantea. Por consiguiente, de una buena vez su posición debe ser categórica, indeclinable. Si ellos optan por ignorar nuestro justo reclamo, como acostumbran hacerlo campantemente, el presidente Cartes debe llevar este reclamo ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya. Por mucho menos, y sin suficiente razón, hace algún tiempo la Argentina demandó al Uruguay ante dicha instancia judicial internacional por un entredicho acerca del tratado sobre utilización de las aguas del río Uruguay suscrito entre ambos países. Nada impide al Gobierno paraguayo tomar esta decisión si tiene el coraje, el patriotismo y la voluntad política para dar este crucial paso. Después de todo, y antes que nada, somos un país soberano. Por tanto, Paraguay tiene credencial geopolítica para reclamar sus derechos en el concierto de las naciones, más aún en el ámbito del Mercosur, Unasur y la OEA.

Hasta ahora, es en las usinas hidroeléctricas binacionales donde la política exterior del presidente Horacio Cartes ha encontrado su más brutal desafío, y donde su estrategia de lidiar con los buitres de Brasil y Argentina ha resultado inadecuada. Se impone que rectifique el viejo rumbo entreguista de los Gobiernos paraguayos anteriores que por más de tres décadas viene posibilitando que Brasil y Argentina se den el gusto de tener al Paraguay como un “prisionero geopolítico”, dueño de una fortuna inagotable de la que le despojan descaradamente.

Cualquier acción que tome el gobierno del presidente Cartes en el sentido de priorizar el reclamo de un precio justo por nuestro excedente de electricidad, tanto en Yacyretá como en Itaipú, va a tener el entusiasta respaldo público de una causa que hace tiempo la Nación está esperando.