Funcionarios de ANDE quieren perpetuar sus privilegios

Un movimiento sindical de la ANDE realizó una manifestación contra el titular del ente, Víctor Romero, alegando “comprobada inutilidad y entreguismo sin límite”. Cualquiera pensaría que estos indignados funcionarios están furiosos por el suplicio que la ANDE hace pasar a la ciudadanía con cada pequeña tormenta o las frecuentes explosiones de sus generadores. O por la corrupción que suele salpicar al ente. Nada de eso. Lo que inquieta a estos altaneros funcionarios son los beneficios que supuestamente no les son reconocidos o cumplidos. En tal sentido, un comunicado que emitieron expresa que “continúa la lucha por la reconquista de todos los beneficios del contrato colectivo de condiciones de trabajo, hasta su cumplimiento integral”. Recuérdese que los mismos gozan hasta del beneficio ilegal de pagar solo media factura por la electricidad que consumen en sus viviendas, y el resto queda a cargo de la población. A estos funcionarios sindicalizados poco les importa el bien general. Solo abriendo a la competencia a estas empresas monopólicas, se podrá combatir a los buitres que tienen en su seno y que se alimentan de sus recursos.

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El denominado “Movimiento de Autenticidad Sindical (MAS)”, del que se dice es una facción interna del Sindicato de Trabajadores de la Administración Nacional de Electricidad (Sitrande), realizó una manifestación contra el titular del ente estatal, Víctor Romero, alegando “comprobada inutilidad y entreguismo sin límite”. En algún momento ejercieron actos de violencia contra el mismo, impidiendo en forma amenazante que saliera del edificio a bordo de su vehículo.

Cualquiera pensaría que estos indignados funcionarios están furiosos por el suplicio que la ANDE hace pasar a la ciudadanía con cada pequeña tormenta o las frecuentes explosiones de sus generadores. O por la corrupción que suele salpicar al ente. Nada de eso. Lo que inquieta a estos altaneros funcionarios agremiados de ANDE son los beneficios que supuestamente no les son reconocidos o cumplidos. En un reciente pronunciamiento, el MAS afirmó que “continúa la lucha por la reconquista de todos los beneficios del contrato colectivo de condiciones de trabajo, hasta su cumplimiento integral”. Como no se caracterizan por su razonabilidad y circunspección, acusan a todo el mundo con exabruptos de todo tipo, seguros de que nadie les podrá meter en vereda.

Más allá de estas demandas, ¿cuántos otros beneficios pretenden los funcionarios de ANDE que ya no hayan conseguido, algunos incluso en forma ilegal, como el conocido caso de la media factura que pagan por consumición de energía eléctrica, y con la que desde hace muchos años vienen siendo agraciados a expensas de los demás usuarios?

Lo más censurable de estas medidas de fuerza que esos funcionarios sindicalizados se permiten tomar en cualquier momento, es que nunca tienen por finalidad el interés general; solo quieren engrosar las canonjías que reciben.

Sus airadas manifestaciones nunca apuntan a corregir la ineficiencia de los miles de funcionarios inútiles que pueblan esas oficinas. En vez de eso, inventan enemigos fantasiosos en todas partes, pretendiendo hacer creer a los ingenuos que todo el mundo ambiciona quedarse con la ANDE debido a los grandes negocios que con ella se pueden hacer.

A estos funcionarios sindicalizados poco les importa el bien general. En tal sentido, vale recordar que, hace pocos años, estas organizaciones sindicales salieron a las calles a vociferar contra el proyecto de ley denominado “Marco Regulatorio del Sector Eléctrico de la República de Paraguay”, con el rebuscado y falso argumento de que el Gobierno pretendía privatizar la ANDE, entidad que consideraban estratégica para el país. Nada más lejos de la verdad. Lo que saben y temen las autoridades y sindicalistas es que, si se abriera el sector eléctrico para las inversiones, esa institución tendría que competir con las empresas privadas proveedoras que pudieran surgir, y es seguro que en tales condiciones la ANDE, ineficiente en sus servicios y sobrepoblada de funcionarios ociosos, solo llevaría las de perder y probablemente iría a la quiebra.

A la entidad eléctrica le iba a ocurrir lo que a ANTELCO-COPACO, que, cuando se estableció el marco regulatorio del sector de las telecomunicaciones y sobrevino una explosión de inversiones en ese ámbito –que creó decenas de miles de nuevos puestos de trabajo–, los pésimos servicios que prestaba la corrupta estatal de las comunicaciones fueron sobrepasados ampliamente por las florecientes nuevas empresas de telefonía que existen actualmente.

Los sindicalistas esgrimen, entre otros argumentos, que los sucesivos gobiernos abandonan adrede a estas empresas para tornarlas deficientes y entregarlas al sector privado, a las “multinacionales” y otros cucos que llevan escondidos bajo la manga para sacarlos a relucir en los momentos adecuados. No reconocen que son su propia ineficiencia y la corrupción reinantes en las empresas públicas las que las tornan inviables para competir en un libre mercado, donde las empresas cuidan sus costos y compiten por ofrecer mejores y más eficientes servicios.

No existe ninguna empresa pública que pueda exceptuarse de esa situación, y la ANDE no es la excepción. Por esta razón, no despierta ninguna simpatía la sorpresiva reacción que tienen ahora los sindicalistas contra sus autoridades, porque solo apuntan a perpetuar sus privilegios y nada tienen que ver con el interés de la gente.

Solo abriendo a la competencia a estas empresas públicas monopólicas, se podrá combatir a los buitres que tienen en su seno y que se alimentan de sus recursos.

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