Legisladores “chatarra” pretenden el “rekutu”

Con solo pasar la vista sobre los primeros lugares de las “listas sábana” que las organizaciones políticas paraguayas ofrecen a su electorado, con horror se advierte que los reiterados reclamos y sostenidas críticas de la ciudadanía para sanear nuestro corrupto sistema de Gobierno no hicieron mella en la conciencia de los “dueños” de esas organizaciones políticas. Está visto que a la gente que maneja los partidos no le conmueve nada. La ciudadanía les reclamó, por todos los medios y vías de comunicación, en todos los lenguajes y tonos, con crítico y sincero sentimiento patriótico, que comenzaran a rescatar la desastrosa imagen de un Congreso envilecido, de una institución dominada por corruptos, mediocres y serviles de los caudillos poderosos y su dinero; una institución manejada administrativamente sin ningún respeto por la corrección y la transparencia, derrochadora del dinero público, engañando acerca de las verdaderas remuneraciones que se reparten entre sus miembros, escondiendo las trapisondas de sus legisladores y funcionarios más descarados. Pero ofrecen la misma mercadería vencida o averiada que ya tenían en sus estanterías.

Cargando...

Con solo pasar la vista sobre los primeros lugares de las “listas sábana” que las organizaciones políticas paraguayas ofrecen a su electorado, con horror se advierte que los reiterados reclamos y sostenidas críticas de la ciudadanía para sanear nuestro corrupto sistema de Gobierno no hicieron mella en la conciencia de los “dueños” de esas organizaciones políticas.

Está visto que a la gente que maneja los partidos no le conmueve nada. La ciudadanía les reclamó, por todos los medios y vías de comunicación, en todos los lenguajes y tonos, con crítico y sincero sentimiento patriótico, que comenzaran a rescatar la desastrosa imagen de un Congreso envilecido, de una institución dominada por corruptos, mediocres y serviles de los caudillos poderosos y su dinero; una institución manejada administrativamente sin ningún respeto por la corrección y la transparencia, derrochadora del dinero público, engañando acerca de las verdaderas remuneraciones que se reparten entre sus miembros, escondiendo las trapisondas de sus legisladores y funcionarios más descarados.

Se les pidió, se les exigió un Congreso decente, reedificado con el debido cuidado por la calidad personal y reputación de legisladores y funcionarios, elevando su nivel intelectual y, sobre todo, moral; a convertirse en una institución capaz de recuperar el respeto que hace tiempo ya perdió, dentro y fuera del país. La gente exigió y exige a las organizaciones políticas que pongan sus mejores afiliados, sus dirigentes más aptos y más honestos, y, ¿qué respuesta dieron? Ofrecen la misma mercadería vencida o averiada que ya tenían en sus estanterías. Nos vuelven a proponer a los mismos corruptos, mediocres y rastreros como si nada hubiese pasado en este país durante los últimos 25 años.

En efecto, alrededor de dos tercios de los actuales legisladores se propone hacer el “rekutu”; algunos de ellos por tercera o cuarta vez. Por ejemplo, sin vergüenza ni escrúpulos, cinco de los siete primeros candidatos cartistas a senador se inscriben para ser reelectos, mientras entre sus adversarios internos suman seis. Por su parte, entre los liberales, la gran mayoría de sus legisladores figura nuevamente en las papeletas de los dos principales movimientos. También están anotadísimos los cinco senadores titulares del Frente Guasu, una organización que ni siquiera se toma la molestia de efectuar elecciones internas, guiados por un santón que digita quién será candidato a qué y los demás se limitan a asentir, sumisamente. En los partidos minoritarios, el mismo vicio tiende a reproducirse.

Todos los discursos sobre la necesidad de cambio, de renovación, de promoción de la juventud, de paridad de género, de transformación positiva mediante la selección de los y las mejores, todo esto se convierte en puro bla bla, ilusiones que van al tacho tan pronto comienzan a elaborarse las “listas sábana”, cuando los capitostes partidarios afinan el lápiz para calcular los costos de campaña y las candidaturas se ponen en remate.

No se trata de oponerse en forma radical a la reelección de los legisladores, que si cumplen su labor como deben no se les debería cuestionar su deseo de ser reelegidos; pero una cosa es quedarse dos períodos y otra muy distinta es quince, veinte o treinta años, solamente holgazaneando y volviéndose multimillonarios.

Los jóvenes paraguayos que con justa razón aspiran a ocupar un lugar de relevancia en la conducción de los destinos políticos del país se preguntan qué hacen todavía en esas listas políticas gente como los colorados Juan Carlos Galaverna, Víctor Bogado, Óscar González Daher, Carlos Núñez Salinas, Lilian Samaniego, Silvio “Beto” Ovelar, Freddy D’Ecclesiis, José María Ibáñez, Perla Acosta de Vázquez y Cristina Villalba; los liberales Salyn Buzarquis, Blas Llano, Alberto Aquino, Dionisio Amarilla, Ramona Mendoza, Pedro Milciades Duré, Fernando Nicora y Ramón Gómez Verlangieri, para mencionar solamente a algunos de los más cuestionados.

Y cuando dejan ingresar a nuevos “valores” traen a gente averiada como el colorado Javier Zacarías Irún, o el liberal imputado Teófilo Espínola, rechazando hacer esfuerzos por promover a gente nueva que suponga una revitalización ética e intelectual de esta institución imprescindible para la salud de la democracia. La dirigencia dominante en los partidos ni siquiera amaga desprenderse de sus hombres y mujeres “escombro”, aferrados con uñas y dientes a cargos que hace rato debieron haber dejado libres para las dos generaciones que ya tienen derecho a sucederles.

La ciudadanía consciente y preocupada se pregunta si estos legisladores “chatarra”, que ya dieron lo poco de bueno y lo mucho de malo que podían dar de sí van a permanecer en sus cargos hasta la muerte. Si ya tienen derecho a la jubilación, ¿por qué no se van a sus casas a disfrutar del retiro? La respuesta es obvia; porque en ese caso tendrán que decir adiós a los premios y privilegios, a los viajes de placer, a las oportunidades de venta de influencia, a los “extras” remuneratorios, al poder que tienen de poner, sacar, amedrentar fiscales, jueces y magistrados, a resolver sus problemas judiciales por teléfono, a hacerse cuidar por agentes policiales, a tener choferes, combustible, secretarios, asesores y toda clase de asistentes proveídos por el Congreso y pagados por los trabajadores contribuyentes.

La ciudadanía se pregunta, entonces, cómo es posible que, en nuestro país, jóvenes promisorios y de límpida conducta carezcan por completo de chance electoral, mientras que legisladores casi ancianos, o golpistas de la “oposición”, como Fernando Lugo, Esperanza Martínez, Sixto Pereira, Hugo Richer y Carlos Filizzola, del Frente Guasu, y los liberales Blas Llano, Enzo Cardozo, Blanca Lila Mignarro, Blanca Fonseca, Fernando Silva Facetti, Zulma Gómez, de triste memoria, se mantengan firmes y sólidos en medio del escenario electoral. ¡Una gran injusticia encierra el perverso régimen electoral de “listas sábana” que este país padece!

Ante esta repudiable situación, la gente capaz de ver y evaluar el vergonzante estado de decadencia en que nuestra legislatura está sumida debe reaccionar de alguna manera, alguna actitud de rebeldía de parte de esa misma juventud postergada, marginada, burlada y olvidada. En los próximos comicios nuestro régimen político tomará de nuevo el pulso a sus electores. Será el momento de asestar con los votos un golpe cívico final que expulse del Congreso a estos legisladores “chatarra” que están llevando a la agonía a nuestra democracia.

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...