Los sueldos del Estado como garrote político

Al menos tres médicos directores o jefes departamentales de centros de salud del Estado fueron recientemente destituidos de sus puestos de trabajo por un motivo conocido: no mostrarse partidarios de la candidatura oficialista del Partido Colorado, actualmente representada por Santiago Peña, escogido por el presidente de la República, Horacio Cartes, para sucederle dinásticamente en la primera magistratura. En estos últimos días se ha publicado que otras personas fueron relevadas de sus cargos por el mismo motivo en varias instituciones. Estos despidos que se hacen públicos sirven a otra finalidad espuria complementaria: constituyen un mensaje explícito y terminante a todos los que reciben algún beneficio del Estado. Es mucho lo que la “politipuerquería” criolla logró desvirtuar y pudrir en nuestro país. Una manera de combatir esta deplorable práctica es que los ciudadanos y las ciudadanas, aprovechando esta época de libertad de prensa, denuncien con nombres y apellidos y repudien públicamente a quienes utilizan como propios los bienes, los cargos y los recursos que son de todo el pueblo paraguayo.

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Al menos tres médicos directores o jefes departamentales de centros de salud del Estado fueron recientemente destituidos de sus puestos de trabajo por un motivo conocido: no mostrarse partidarios de la candidatura oficialista del Partido Colorado, actualmente representada por Santiago Peña, escogido por el presidente de la República, Horacio Cartes, para sucederle dinásticamente en la primera magistratura.

En estos últimos días, en la ANDE fueron relevadas –o se les reclamó la renuncia, que en estos casos viene a ser lo mismo– varias personas que padecieron la sanción directa del régimen de Cartes por causa de su posición en la lucha interna colorada. La hermana del diputado disidente Hugo Velázquez, que se desempeñaba como jefa de Comunicación y Protocolo en la ANDE, fue removida de su cargo en represalia porque este diputado cometió el gravísimo pecado de pasarse del oficialismo partidario a la disidencia. El “castigo” sufrido por el legislador fue más duro aún, porque también alcanzó a un hermano marino, Carlos Velázquez Moreno, ignorado por el Presidente de la República a la hora de escoger al comandante de la Armada Nacional.

Además de estos casos, que llegan a ser conocidos porque trascienden por medio de la prensa, existirían centenares de despidos ya ejecutados en el seno de la administración pública, algunos con pretextos y otros sin que nadie ni siquiera se tome la molestia de inventarlos. Se despide a funcionarios y se rescinden contratos a quienes no se demuestran partidarios del cartismo, u ocupan puestos que son necesarios para meter allí a los operadores, hurreros y paniaguados de este grupo partidario que, con ser joven y haber aparecido en el escenario nacional como factor de rejuvenecimiento de la vieja politiquería y recuperación de los valores éticos perdidos, resulta que es más de lo mismo que ya teníamos antes, e incluso peor, si se tiene en cuenta que estamos en un periodo “democrático”.

Además, estos despidos que se hacen públicos sirven a otra finalidad espuria complementaria: constituyen un mensaje explícito y terminante a todos los que reciben algún beneficio del Estado: el mensaje de que ninguno tiene derecho a escoger a qué candidatura apoyar o en qué campaña electoral trabajar; se les recuerda que su primera obligación es con quien les paga sus sueldos, es decir, con el régimen del mandamás de turno. El ultimátum cartista es breve y claro: “tienen una sola oportunidad ahora: o se alinean antes de las internas o se los echa a la calle”.

Se comenta incluso en los pasillos de las empresas binacionales Itaipú y Yacyretá que, se supone, poseen mayor grado de autonomía, hace ya rato que se hace correr el “¡cháke!” de que quien no se alinee con el “caballo del comisario” tiene los días contados; es obligatorio mostrar perruna fidelidad a los poderosos, es imprescindible participar, “hacerse ver” con presencia real y frecuente, en mítines, reuniones y demostraciones arregladas para el candidato oficialista, cuando no encargarse ellos mismos de organizar algún acto proselitista. Se les muestra la cantidad de aspirantes a reemplazarlos que hay en la calle y se les recuerda que nadie debe sentirse intocable ni, mucho menos, inamovible en su cargo por más antigüedad o méritos laborales que posea.

Hasta la educación pública está inficionada de esta miserable desfiguración de la política, ya que supervisoras y directoras se vieron obligadas hasta a vender adhesiones para los actos a los que asistiría el delfín del presidente, Santiago Peña, con la “recomendación” expresa de asistir a las convocatorias. Quien no asiste debe atenerse a las consecuencias, ya conocidas sobradamente.

Es nauseabundo este ambiente político de terror que cada cinco años, una vez lanzada la carrera electoral, buscan establecer los políticos que tienen en sus manos las herramientas de chantaje y coacción, y que está recrudeciendo en estos momentos bajo el mandato de Horacio Cartes.

Mientras tanto, ¿qué hacen los líderes de los sindicatos de funcionarios públicos en defensa de los derechos de sus compañeros trabajadores? Es que precisamente ellos son los primeros en ser cooptados por las autoridades superiores de las oficinas mediante elevados salarios, tratamiento especial, cargos para la parentela y amigos y otras prebendas, para ser utilizados en los momentos necesarios, especialmente en vísperas de unas elecciones.

Es mucho lo que la “politipuerquería” criolla logró desvirtuar y pudrir en nuestro país. Una manera de combatir esta deplorable práctica que tiene 70 años de existencia es que los ciudadanos y las ciudadanos, aprovechando esta época de libertad de prensa, denuncien con nombres y apellidos y repudien públicamente a quienes utilizan como propios los bienes, los cargos y los recursos que son de todo el pueblo paraguayo. Hay que aplicarles al menos un castigo moral, ya que, por el momento, poco se puede esperar de la justicia, justamente también sometida a los caciques partidarios.

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