Narcotraficantes y contrabandistas, de parabienes

Como se maliciaba, una mayoría de legisladores interesados en que las cosas continúen como están ha venido dando largas al asunto, postergando el tratamiento o dejando sin quorum las sesiones de las cámaras del Congreso, de tal modo que llegó la convocatoria a elecciones generales sin que se aprobaran las leyes relacionadas con el desbloqueo de las “listas sábana” y el financiamiento de las campañas electorales. De esta forma, esa mayoría de legisladores inescrupulosos se salió finalmente con la suya: en las próximas elecciones internas y generales seguirá votándose por “listas sábana”, elaboradas entre gallos y medianoche por los caciques partidarios, y en las internas no habrá ningún control del origen de los fondos para las campañas proselitistas. Esto significa que quienes dilataron mañosamente el tratamiento de los proyectos estarán muy contentos; unos, porque seguirán recibiendo dinero de los narcotraficantes, contrabandistas o lavadores de activos; otros, porque podrían recibirlo por primera vez con el objetivo de comprar un buen lugar en las “listas sábana” que pugnarán en los comicios internos. Los “benefactores de esos parlamentarios mafiosos están de parabienes, ya que saben que estarán bien representados por quienes resulten electos el 22 de abril de 2018.

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Como se maliciaba, una mayoría de legisladores interesados en que las cosas continúen como están ha venido dando largas al asunto, postergando el tratamiento o dejando sin quorum las sesiones de las Cámaras del Congreso, de tal modo que llegó la convocatoria a elecciones generales el pasado martes, sin que se aprobaran las leyes relacionadas con el desbloqueo de las “listas sábana” y el financiamiento de las campañas electorales internas.

De esta forma, esa mayoría de legisladores inescrupulosos se salió finalmente con la suya: en las próximas elecciones internas y generales seguirá votándose por “listas sábana”, elaboradas entre gallos y medianoche por los caciques partidarios, y en las internas no habrá ningún control del origen de los fondos para las campañas proselitistas. Esto significa que quienes dilataron mañosamente el tratamiento de los respectivos proyectos de ley para evitar su sanción antes de la convocatoria realizada por la Justicia Electoral estarán muy contentos; unos, porque seguirán recibiendo dinero de los narcotraficantes, contrabandistas o lavadores de activos; otros, porque podrían recibirlo por primera vez con el objetivo de comprar un buen lugar en las “listas sábana” que pugnarán en los comicios internos; o los que se enriquecieron robando fondos públicos o coimeando y desean tener la impunidad que les confieren los fueros.

Un motivo adicional para sentirse satisfechos lo tienen los capitostes de los partidos encargados de elaborar las “listas sábana”, que pueden seguir vendiendo puestos por centenares de miles de dólares. Y, además, porque la facilidad del financiamiento con dinero sucio aumenta la cotización de los primeros lugares en las listas. Por supuesto, también están de parabienes los “benefactores” de esos parlamentarios mafiosos, ya que saben que estarán bien representados entre quienes resulten electos, el 22 de abril de 2018, para ocupar una banca en el Congreso o en las Juntas Departamentales.

Sin excluir que traten de influir también en los precandidatos a la Presidencia de la República, son las elecciones internas de los partidos tradicionales para definir las candidaturas a los órganos colegiados las que despiertan el mayor interés de los criminales organizados. Es sobre todo allí donde se vuelca el dinero mal habido, dado que quienes resulten nominados en los primeros puestos de la “lista sábana” pueden tener la seguridad de que llegarán a ocupar un escaño. Como el “internismo” feroz se agrava cuando está en juego un cargo rentado, los contendientes están dispuestos a vender su alma al diablo con tal de posicionarse lo mejor posible para las elecciones generales. Después devolverán los favores recibidos, mediante el tráfico de influencias o alguna ley u ordenanza provechosa para el “donante” mafioso.

Debe señalarse que la mayoría de los legisladores no solamente impidió controlar el financiamiento en las elecciones internas, sino que, inclusive, algunos de los impresentables intentaron ampliar la brecha por la que se cuela el dinero mal habido para financiar a algunos candidatos. En efecto, un grupo encabezado por el diputado colorado Bernardo Villalba –quien, según informe elaborado en el propio ámbito parlamentario, tiene vínculos con narcotraficantes– presentó un proyecto de ley que elevaba el tope de las contribuciones para las elecciones generales y municipales, y pretendía excluir a la Contraloría General de la República del examen de las cuentas. El disparate fue aprobado por la plenaria pero fue anulado una semana después a raíz de la indignación ciudadana. De esta manera, se comprueba la calaña moral de estos políticos que “representan” al pueblo.

Tal como están las cosas, el colorado o liberal que concurra a votar el próximo 17 de diciembre no le podrá dar su voto al correligionario de su preferencia entre los que integren la lista elaborada por un cacique partidario, sino que deberá aceptar el orden impuesto por una camarilla fundada en el aporte secreto de quienes se dedican al floreciente narcotráfico que está ensangrentando el país.

Con sus deplorables dilaciones, los legisladores, en mayoría, mataron dos pájaros de un tiro: seguirán recaudando de los narcotraficantes y, a la vez, obligarán al elector a aceptar a ciegas la lista configurada con semejante ayuda.

Es llamativo, por cierto, que con respecto a este pestilente asunto no haya habido discrepancias notorias entre las bancadas de una y otra Cámara. Por lo visto, si hay algo que aglutina a la mayoría de los parlamentarios de distintos partidos, es el interés de seguir ocupando espacios de poder, aunque para ello deban comprometerse con los mafiosos. No les repele aceptar ponerse a disposición de ellos, como surge de lo dicho por el diputado Villalba en una conversación telefónica que tuvo en 2011 con el narcotraficante Carlos Antonio “Capilo” Caballero: “¡Apoyame a mí para diputado, y vas a ver actuar a un diputado valé!”. ¿Estará protegiendo a narcotraficantes desde su banca?

Esta infame clase política, por así llamarla, se mantiene y se reproduce gracias al siniestro y esclavizante sistema de elección por “listas sábana” que nos imponen la corrupción y la mediocridad de nuestro Congreso. Es de esperar que, en las próximas elecciones internas, los afiliados decentes no voten por una lista que incluya a algún miembro sospechado de tener lazos con el hampa.

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