No dejarse engatusar por los cantos de sirena del Brasil en Itaipú

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Por primera vez, el canciller nacional Luis Alberto Castiglioni ha dado a conocer una postura clara del Gobierno del presidente Mario Abdo Benítez con referencia a las negociaciones con el Brasil de cara a la revisión del Anexo C del Tratado de Itaipú, cuyo plazo expira en 2023. Dicha postura es la de retirar de la central hidroeléctrica conjunta la totalidad de la electricidad que le pertenece al Paraguay. De concretarse la estrategia comercial a la que apunta nuestro Gobierno como la más deseable y conveniente, el Paraguay podría dar un salto y salir del círculo vicioso de la pobreza. Nada debe distraer al canciller Castiglioni y a su equipo de asesores involucrados en pergeñar la estrategia por medio de la cual el Paraguay se propone rescatar la absoluta igualdad de derechos consagrados en el Artículo III del Tratado, hasta ahora hipotecada por deuda, y así poder disponer soberanamente de la mitad de la electricidad producida en la usina, asumiendo concomitantemente de pleno derecho la administración paritaria de la misma.

Por primera vez, el canciller nacional Luis Alberto Castiglioni ha dado a conocer una postura clara del Gobierno del presidente Mario Abdo Benítez con referencia a las negociaciones con el Brasil de cara a la revisión del Anexo C del Tratado de Itaipú, cuyo plazo expira en el 2023. Dicha postura es la de retirar de la central hidroeléctrica conjunta la totalidad de la electricidad que le pertenece al Paraguay; vale decir, la energía que genere la mitad de la potencia instalada de la usina. Habida cuenta de que tal cantidad (nominalmente 7.000 megavatios) dobla a la que actualmente consume el país (unos 3.500 megavatios), el Gobierno arbitrará las medidas que considere necesarias para que, llegado ese tiempo, tenga negociada su venta en el mercado eléctrico interconectado, que en la actualidad administran conjuntamente Argentina, Brasil y Uruguay, en el cual, irónicamente, son comercializados remanentes de energía eléctrica paraguaya cedidos a ambos socios en Itaipú y Yacyretá, sin que nuestro país reciba beneficio alguno.

De concretarse esa estrategia comercial a la que apunta nuestro Gobierno como la más deseable y conveniente para el Paraguay, dada la estrecha y estratégica correlación interpares existente, tanto en las usinas hidroeléctricas binacionales como en el ámbito del Mercosur, con la franca cooperación de sus socios el Paraguay podría dar un salto y salir del círculo vicioso de la pobreza. La buena voluntad de los mismos para eventualmente prestarnos apoyo efectivo, no meramente de palabra, para impulsar nuestro desarrollo económico, tendría para las actuales generaciones de paraguayos y paraguayas el símil de una reparación histórica del exterminio sufrido por nuestra nación a manos de la infame Triple Alianza. Además de ser de estricta justicia.

Con relación a la posición puntual que el Gobierno nacional visualiza de cara a la revisión del Anexo C del Tratado, el ministro Castiglioni dijo que aún no hay una postura definida en cuanto a la reducción de la tarifa y de los costos de operación de la usina binacional anunciada por las autoridades brasileñas, aunque se está estudiando, y que llegado el momento considerado oportuno será dada a conocer a la opinión pública.

“La postura del Gobierno la vamos a exponer en el momento que corresponda, en la mesa de negociaciones con el Brasil. La información que puedo dar es que en el segundo semestre vamos a escuchar a todas las fuerzas vivas de la sociedad, en diversos foros que vamos a organizar. Tenemos la intención de escuchar a todos y reflexionar sobre todas las iniciativas y propuestas”, dijo el canciller.

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Aunque la diplomacia pueda ser una de las profesiones más antiguas del mundo, no por eso deja de ser una de las más malentendidas. Nunca hay un buen tiempo para poner a prueba una mala gestión diplomática. Esta gran verdad la entendió muy bien Don Carlos Antonio López, quien a la muerte del dictador Gaspar Rodríguez de Francia heredó la dificilísima misión diplomática de no ceder ante la presión diplomática, política, militar y económica del dictador porteño Rosas para someter al Paraguay al dominio de la Confederación Argentina, cuidándose simultáneamente de no ser embaucado por la astuta diplomacia del Imperio del Brasil que ora le ofrecía apoyo militar contra Buenos Aires, ora le amenazaba con la guerra para apropiarse de territorio paraguayo allende el río Apa. Don Carlos tenía un clarividente don de la oportunidad para hacer valer su hábil diplomacia, no diciendo sí cuando debía decir no, y viceversa. Mucho menos dejándose engañar con cantos de sirenas. Así, enfrentando a Estados vecinos poderosos con sagacidad y oportunismo diplomático, logró salvar la independencia de la República del Paraguay amenazada de muerte por la Confederación Argentina durante 42 años.

La acotación precedente viene a cuento de todos los pros y los contras que han surgido con el correr del tiempo en las negociaciones con Brasil en Itaipú, a lo que se ha sumado últimamente la afinidad afectiva surgida entre el presidente Mario Abdo Benítez y su par brasileño Jair Bolsonaro, y que ha probado ser el mayor factor o moneda de cambio en ese escenario. Aunque el impacto a largo plazo de esa inusual relación personal queda por verse, está ya reformando el paisaje diplomático que coloca al Presidente paraguayo en una clara desventaja al confiar instintivamente en su contraparte de la otra margen del río Paraná. Esto, sin embargo, no debe distraer al canciller Castiglioni y a su equipo de asesores involucrados en pergeñar la estrategia por medio de la cual el Paraguay se propone rescatar la absoluta igualdad de derechos consagrada en el Artículo III del Tratado, hasta ahora hipotecada por deuda, y así poder disponer soberanamente de la mitad de la electricidad producida en la usina hidroeléctrica binacional, asumiendo concomitantemente de pleno derecho la administración paritaria de la misma.

Menos aún confiar en los profesionales paraguayos vendepatria, cuyos entusiasmos vibran más en consonancia con la frecuencia eléctrica de 60 Herz de Brasil antes que con la nuestra de 50 Herz. En particular, aquellos que han tenido participación clave en negociaciones bilaterales donde se rifaron filones estratégicos del interés nacional, con pésimo resultado para nuestro país.