Injustificado revuelo está armando el gremio de los transportistas porque el Gobierno nacional, a través del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), habilitó la Ruta 5 como corredor para vehículos de transporte brasileños con dos acoplados articulados denominados “bitrén”, desde Pedro Juan Caballero hasta el puerto de Concepción, sobre el río Paraguay para el transporte de soja de producción brasileña de Mato Grosso del Sur.
Mientras un camión con solo un remolque articulado mide en promedio 19 metros de largo y tiene 6 ejes, un bitrén, que es un vehículo de alta tecnología, puede medir hasta 30 metros y tener 9 ejes, lo que hace que la carga se distribuya mejor y transmita menor peso por eje al pavimento. Esto le permite pasar de una capacidad de carga de 40 toneladas a 75 toneladas (80% más). Obviamente, por su gran longitud, no son aptos para el tránsito urbano. Es más, al consumir menos combustible, disminuye la contaminación ambiental, y transportando mayor cantidad de carga por viaje reduce los costos logísticos cuantificados en tonelada/kilómetro hasta un 35%, por lo que para Paraguay es muy conveniente.
Por el problema de tránsito que representa su gran longitud, solo pueden transitar específicamente de un punto a otro; no entran a las ciudades, por lo que no constituyen una competencia para el sistema de transporte convencional como el que tenemos en nuestro país, sino más bien se convierten en un complemento del mismo.
Todos los países del Mercosur tienen autorizada la circulación de bitrenes por rutas especialmente habilitadas para el efecto por sus Gobiernos. Por tanto, con la sensata autorización dada por el MOPC para su circulación por la Ruta 5, el Gobierno paraguayo no ha hecho otra cosa que sumarse a los demás países miembros del bloque económico regional que la tienen aprobada, con reglamentaciones estrictas en cuanto a su tránsito por las rutas nacionales, desde un punto de partida hasta una terminal determinada.
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En la Argentina se inició la circulación de bitrenes ya en 2014, en la provincia de San Luis, pero no por eso ha proliferado su implementación a nivel país. La causa es política, debido a la oposición del poderoso gremio del transporte convencional, tal como ocurre también en el Paraguay en estos momentos. A modo de referencia más bien anecdótica, cabe recordar que el pasado 15 de enero de 2018 empresarios de la industria maderera de la provincia de Misiones, Argentina, se reunieron con el presidente Mauricio Macri en Casa Rosada para pedirle la habilitación de corredores para bitrenes de hasta 30,25 metros de largo, desde el Norte de Misiones hasta Buenos Aires. Fundamentaron su pedido en que el mayor costo de la industria maderera es la variable transporte, precisamente debido a las pocas rutas habilitadas para la circulación de tales vehículos de carga. Poco antes, el presidente Macri había firmado un decreto en el que, entre otras medidas, permitió la circulación de bitrenes con dos remolques articulados en todo el país.
De conformidad con esta medida del Gobierno federal argentino, a comienzos del mes de enero de este año se hizo la primera prueba con un bitrén que partió patrullado desde la terminal portuaria de Zárate rumbo a Corrientes, a través de la Ruta nacional 14, con el fin de verificar las condiciones de seguridad del recorrido; como seguramente lo hará el MOPC con el bitrén experimental desde Pedro Juan Caballero hasta Concepción. Como en la Argentina, aquí también el Poder Ejecutivo nacional tiene la facultad de determinar los corredores viales por los cuales podrá circular este tipo de vehículo de transporte de carga.
Si hemos hecho referencia a las novedades que ocurren en la Argentina a propósito de la habilitación de corredores para la circulación de bitrenes, ha sido simplemente con la finalidad de ilustrar al público acerca del exceso de reacción que ha tenido el gremio de los transportistas convencionales paraguayos ante la habilitación del primer corredor para los mismos en nuestro país. Para acabar con el injustificado alboroto que está causando muchos perjuicios a la sociedad, el ministro de Obras Públicas, Ramón Jiménez Gaona, debería convocar otra vez a una reunión a empresarios fluviales, sindicalistas del transporte, industriales y funcionarios del Gobierno, para esclarecer las reglas de juego relacionadas con la habilitación de ciertas rutas nacionales para el tránsito de estos vehículos de mayor envergadura desde una terminal a otra, con las medidas de seguridad vial correspondientes a esta variante de la modalidad de transporte automotor ya adoptada en la mayoría de los países de la región y del mundo.
A semejanza de los industriales madereros de la provincia de Misiones, Argentina, y siendo Paraguay un país mediterráneo, el transporte fluvial por la Hidrovía es el medio de comunicación más económico para la exportación de nuestros productos agroindustriales. Y para abaratar el flete total, el Gobierno tendrá que ir habilitando corredores para bitrenes, desde las terminales de acopio hasta los puertos de embarque sobre los ríos Paraguay y Paraná. Quizá el próximo corredor habilitado sea la Ruta 4, desde el centro de acopio de soja y arroz en San Ignacio, Misiones, hasta el puerto de embarque en Pilar, como destino final cuando esta terminal sea debidamente acondicionada. Igual cosa se dará, más temprano que tarde, con las rutas de acceso a las terminales portuarias sobre el río Paraná.
Así las cosas, queda claro que los bitrenes no constituyen una competencia al transporte convencional, sino su complemento. Por tanto, comprendiendo la natural resistencia de los transportistas tradicionales, estos deberían, sin embargo, entender que no se le pueden poner palos a la rueda del progreso y que, en consecuencia, más bien deberían adecuarse para obtener también de él mayores beneficios.