Otro negociado más de ANDE

Desde hace más de un año la ANDE viene anunciando tratativas para vender a la Compañía Paranaense de Electricidad (Copel) energía eléctrica generada por la usina de Acaray. A estar por la más reciente información, el acuerdo comercial podría concretarse en el segundo semestre de este año, aunque existen cuestiones legales y técnicas que deben resolverse antes, entre ellas la construcción de una estación convertidora de frecuencia, cuyo costo está estimado en unos 50 millones de dólares, ya que en Paraguay se genera en 50 megahercios y en Brasil en 60. La mira de los jerarcas de la ANDE y de sus patrones en el alto nivel del Gobierno no estaría enfocada precisamente en la venta de energía generada en Acaray, sino en el potencial botín que representa la construcción de la estación convertidora de frecuencia. La opción más conveniente para la ANDE sería vender a la Argentina la totalidad de la energía de Acaray a precio de mercado, habida cuenta de que nuestra electricidad tiene igual frecuencia que la utilizada por el vecino país. Es hora de que se acaben los negociados de todo tipo que se realizan a costa de nuestras usinas hidroeléctricas, nacional o binacionales, y ello solamente ocurrirá cuando las autoridades y los barones involucrados en los mismos vayan a la cárcel por su corrupción y falta de patriotismo.

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Desde hace más de un año la Administración Nacional de Electricidad (ANDE) viene anunciando tratativas para vender a Copel (Compañía Paranaense de Electricidad) energía eléctrica generada por la usina hidroeléctrica de Acaray, que tiene una potencia instalada de 220 megavatios. A estar por la más reciente información al respecto, proporcionada por el gerente técnico de la misma, ingeniero Walter Causarano, el acuerdo comercial podría concretarse en el segundo semestre del corriente año, aunque existen cuestiones legales y técnicas que deben resolverse antes, entre ellas la construcción de una estación convertidora de frecuencia, cuyo costo está estimado en unos US$ 50 millones.

El ingeniero Causarano –quien recientemente mantuvo una reunión en Curitiba con representantes de la empresa paranaense interesada en la compra de referencia– fue enfático al manifestar que para concretar la venta de al menos la mitad de la energía que produce la usina (unos 1.200 gigavatios-hora/año) será indispensable que la ANDE instale una unidad convertidora de frecuencia. “En Paraguay generamos la energía en 50 megahercios (MHz), pero en Brasil la utilizan en 60 MHz, y es por eso que se debe hacer la conversión de la energía”, manifestó el gerente técnico de la ANDE. El alto funcionario omitió sin embargo cualquier referencia a la relación de costo/beneficio que implicaría la transacción comercial con Copel. Al respecto, se limitó a señalar que, en caso de que se concrete la operación, el precio de la energía a ser vendida se discutiría a medida que avancen las conversaciones.

Tal como sucediera con el fallido proyecto de maquinización de la presa Yguazú, que por casi una década desangró inútilmente las arcas del Estado por decenas de millones de dólares con base en un fraudulento anteproyecto elaborado por la consultora japonesa Nippon Koei LAC Co. Ltd., a un costo de US$ 25 millones, del que esta empresa y avivados funcionarios de la institución supieron sacar pingüe provecho hasta que acertadamente el actual Gobierno lo canceló, todo apunta a que la cacareada venta de energía eléctrica de Acaray al Brasil es una artimaña parecida con la que los concusionarios de la ANDE pretenden disfrazar otro suculento atraco al fisco. 

La mira de los jerarcas de la ANDE y de sus patrones en el alto nivel del Gobierno no estaría enfocada precisamente en la venta de energía generada en la usina de Acaray, sino en el potencial botín que representa la construcción de la estación convertidora de frecuencia, instalación técnica indispensable para concretar la transacción de marras. Tal como sucede con el acuerdo sobre Yacyretá firmado recientemente por el presidente Horacio Cartes con su homólogo argentino Mauricio Macri, donde todo hace suponer que el enfoque de los muchachos del “nuevo rumbo” está puesto no en el interés nacional del arreglo de cuentas y compensaciones que interesan a nuestro país de conformidad con el Tratado, sino en la oportunidad de ganar dinero a costa del Estado con la repotenciación de la represa adicionándole tres turbinas y la maquinización del Brazo Aña Cua, ambos a un costo total de US$ 1.650 millones. 

En todo caso, en vez de invertir esos US$ 50 millones para vender la electricidad de Acaray al Brasil, lo que la ANDE debiera hacer es solicitar al Gobierno nacional que insista ante su homólogo de Brasil el cumplimiento del Acuerdo Lugo-Lula, firmado el 25 de julio de 2009, a fin de habilitar a la ANDE a efectuar transacciones comerciales con el excedente de electricidad paraguaya de Itaipú directamente con Copel y otras distribuidoras brasileñas interesadas. Así como lo hacen Eletrobrás con Cammesa de Argentina (ambas empresas mixtas que benefician mayormente a capitalistas particulares antes que a los Estados socios) con la energía de Itaipú y Yacyretá que comercializan a través de la estación convertidora de frecuencia de Garabí, y Cammesa con RNIU (Red Nacional Interconectada Uruguaya) en Salto Grande. 

La gran ironía es que, como lo hemos manifestado en más de una oportunidad, en esa repartija el pato de la boda es la ANDE, pues la electricidad que las dos empresas distribuidoras comercializan es el excedente de energía paraguaya que ambos países se llevan a precio de pichincha. Esta es suficiente razón de Estado para que el gobierno del presidente Horacio Cartes desautorice a la ANDE a seguir con su aberrante proyecto en el que piensa invertir US$ 50 millones con la finalidad de vender una pizca de la electricidad de Acaray a Brasil, cuando que en Itaipú nos sobran actualmente unos 1.800 Mw de potencia contratada que Brasil nos escamotea a cambio de limosnas por venalidad y falta de patriotismo de nuestro Gobierno.

La opción más conveniente para la ANDE sería vender a la Argentina la totalidad de la energía de Acaray a precio de mercado, habida cuenta de que nuestra electricidad tiene igual frecuencia que la utilizada por el vecino país. 

Es hora de que se acaben los negociados de todo tipo que se realizan a costa de nuestras usinas hidroeléctricas, nacional o binacionales, y ello solamente ocurrirá cuando las autoridades y los barones involucrados en los mismos vayan a la cárcel por su corrupción y falta de patriotismo.

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