Paraguay es geopolíticamente indispensable para Brasil

Desde la óptica que se le enfoque, la visita del canciller brasileño, Aloysio Nunes Ferreira, a nuestro país es, ciertamente, auspiciosa y oportuna. Con sus muchos años al frente de la comisión de Relaciones Exteriores y de Defensa del Senado Federal, el diplomático tiene una visión realista de la política exterior de su país con relación al Paraguay y el mundo, y sin duda empleará toda su habilidad diplomática para alcanzar lo esencial y lo deseable para ambas naciones en el contexto de lo que en la realidad sea posible. En lo referente a Itaipú, y si bien ambos Gobiernos disponen de tiempo desde ahora hasta el 2023 para analizar las nuevas reglas de juego dentro del Tratado firmado hace casi medio siglo, a fin de hacer efectiva la igualdad de derechos, obligaciones y beneficios, cuanto antes lo hagan, tanto mejor, como lo señaló recientemente el nuevo director brasileño de la binacional, Luiz Fernando Vianna. Con una nueva visión de futuro en las relaciones bilaterales, el pueblo paraguayo recibe con expectativa al canciller de la hermana República Federativa del Brasil, y le desea una feliz estancia en tierra guaraní.

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Desde la óptica que se le enfoque, la visita del canciller brasileño Aloysio Nunes Ferreira a nuestro país es, ciertamente, auspiciosa y oportuna. Con sus muchos años al frente de la Comisión de Relaciones Exteriores y de Defensa del Senado Federal, el diplomático tiene una visión realista de la política exterior de su país con relación al Paraguay y el mundo, y sin duda empleará toda su habilidad diplomática para alcanzar lo esencial y lo deseable para ambas naciones en el contexto de lo que en la realidad sea posible.

Como socio indispensable en el emprendimiento hidroenergético de Itaipú, Paraguay tiene la necesidad existencial de convenir con el Gobierno del Brasil dos asuntos de vital importancia. Por una parte, nuevas reglas de juego dentro del Tratado firmado hace casi medio siglo, a fin de hacer efectiva la igualdad de derechos, obligaciones y beneficios soberanamente convenidos en el Acta Final de Foz de Yguazú de 1966, pero hasta ahora conculcada por el país socio. Por la otra, el finiquito de la demarcación de límites en el tramo final en la cordillera de Mbaracayú, desde el Hito Nº 341-IV hasta su intercepción con los ahora desaparecidos Saltos del Guairá, pendiente desde 1963. 

Aunque para concretar el acuerdo sobre Itaipú ambos Gobiernos disponen de tiempo desde ahora hasta el 2023, cuanto antes lo hagan, tanto mejor, como lo señaló recientemente el nuevo director general brasileño de la binacional, Luiz Fernando Vianna. Aunque, obviamente, esta visita podría no estar limitada al futuro de Itaipú ni a la demarcación de límites pendiente, para el Paraguay ambos asuntos tienen crucial importancia y prioridad, por lo que esperamos que, al término de esta visita, tanto el canciller paraguayo, Eladio Loizaga, como su par brasileño se dignen en informar a la opinión pública nacional acerca de lo que Brasil plantea al Paraguay sobre ambas cuestiones.

A pesar de ser un país pequeño, su condición de socio indispensable en Itaipú hace que Paraguay tenga el mismo derecho que Brasil de poner en primer lugar sus propios intereses en la usina binacional. Vale decir, lo que convenga a los intereses de Brasil en Itaipú, necesariamente debe también convenirle a Paraguay, y viceversa. No como sucede actualmente, en que las conveniencias para el Brasil implicaron e implican enormes perjuicios para el Paraguay.

A fin de paliar en parte esa tremenda inequidad consentida por el gobierno dictatorial de Alfredo Stroessner en el Tratado de Itaipú, a espaldas de la voluntad popular del pueblo paraguayo, en julio de 2009 los presidentes Fernando Lugo, de Paraguay, y Luiz Inacio Lula da Silva, de Brasil, firmaron un Acuerdo de Gobierno a Gobierno. Con excepción de un pequeño incremento en el exiguo pago de compensación por la electricidad paraguaya cedida al Brasil, hasta ahora el Gobierno brasileño no ha cumplido ninguno de los compromisos asumidos formalmente en tal acuerdo.

Al inicio de su mandato, el presidente Horacio Cartes prometió hacer de ese acuerdo la hoja de ruta de su Gobierno en lo concerniente a la relación bilateral con Brasil, pero, a juzgar por los resultados, que se sepa, hasta ahora nada ha planteado; o, si lo hizo, no obtuvo respuesta favorable. No lo sabemos. Si no lo ha hecho, haría bien el señor canciller Nunes Ferreira en tomar nota de este reclamo del pueblo paraguayo.

A propósito, los paraguayos y paraguayas creemos que el Gobierno brasileño debiera admitir que la posición paraguaya de reclamos en Itaipú es esencialmente justa y realista, y que, coherentemente implementada, podría probar ser un buen tónico en la relación bilateral entre nuestros países. Décadas de arbitraria explotación colonialista en la usina, conculcando la soberanía y los derechos privativos del Paraguay, hacen que en el ánimo de nuestra nación pesen con fuerza resabios de quejas permanentes que pueden agriar las buenas relaciones bilaterales del presente.

Es de desear que el jefe de la diplomacia brasileña comprenda que al pueblo paraguayo le asiste el derecho de rebelarse contra cualquier Tratado que lo humille. Y así como está aplicado, el Tratado de Itaipú lo humilla. De ahí que no cejará en su empeño por lograr que nuestro Gobierno acuerde con el país vecino el fin de esa explotación, irónicamente calificada por el anterior canciller brasileño, José Serra, como una acción de “filantropía” de su país hacia el Paraguay. Con todo, el canciller Nunes Ferreira puede tener la seguridad de que esa justa condena ciudadana provocada por tantas injusticias y abusos nunca va a convertirse en una predisposición negativa que niegue crédito a la buena voluntad del Gobierno actual del Brasil para corregir las asimetrías allí existentes en cuanto a gestión y beneficios, que perjudican a nuestro país.

Por tanto, lo que el pueblo paraguayo espera del Gobierno del Brasil, tanto en Itaipú como con relación a la demarcación de frontera pendiente, así como dentro del Mercosur, es que en el futuro nuestro país no vuelva a ser sometido a intimidaciones y arbitrariedades como las que sufrimos en la década de 1960 por la cuestión de límites, y bajo el gobierno de la presidenta Dilma Rousseff en el ámbito del Mercosur por la oposición de nuestro Congreso a la admisión de Venezuela al mismo. 

Como socio geopolíticamente indispensable, y sin necesidad de que exista una alianza formal de defensa conjunta entre nuestros países, el Brasil, concomitantemente con su derecho de soberanía, tiene también obligaciones con el Paraguay, no para protegerlo de amenazas externas, sino para tratarlo de igual a igual. La añeja visión de “prisionero geopolítico” que Brasil tenía del Paraguay en el pasado debe dar paso, de hoy en más y para siempre, a la de “socio geopolítico indispensable”. 

Con esa visión del futuro de las relaciones bilaterales, el pueblo paraguayo recibe con expectativa al canciller de la hermana República Federativa del Brasil, Aloysio Nunes Ferreira, y le desea una feliz estancia en tierra guaraní.

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