Pésimo desempeño de la FTC

En vez de dedicarse a elaborar planes de operaciones de combate contra el EPP –como es su obligación institucional y doctrinaria– para reformular la anodina estrategia actual de custodiar estancias, y de inocuo despliegue de fuerzas por caminos de la zona para vender a la población una falsa sensación de seguridad, el comandante de las Fuerzas Militares, almirante Hugo Scolari, ha optado por una estrategia mediática centrada en la banalización del épico lema de “Vencer o Morir”, que los héroes de la nacionalidad supieron cumplir en los momentos estelares de nuestra historia, en dos guerras internacionales. Lo que el comandante de las FF.MM. debiera hacer es mapear una nueva estrategia de lucha contra el EPP. En vez de forzar a la FTC a involucrarse en un serio planeamiento estratégico, el citado jefe militar ha salido con la lírica propuesta de pedir apoyo y comprensión a la ciudadanía para luchar contra el grupo terrorista, cuando lo que es de esperar es un Plan de Operaciones para arremeter contra el enemigo rastrillando los raleados bosques donde tiene sus vivaques. El tiempo transcurrido ya es suficientemente largo como para que los paraguayos y las paraguayas esperen resultados positivos en la lucha contra los ilegales, en vez de comunicados insulsos dando cuenta de muertes de inocentes y laboriosos compatriotas.

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En vez de dedicarse a elaborar planes de operaciones de combate contra el EPP –como es su obligación institucional y doctrinaria– para reformular la anodina estrategia actual de custodiar estancias, y de inocuo despliegue de fuerzas por caminos de la zona para vender a la población una falsa sensación de seguridad, el comandante de las Fuerzas Militares, almirante Hugo Scolari, ha optado por una estrategia mediática centrada en la banalización del épico lema de “Vencer o Morir”, que los héroes de la nacionalidad supieron cumplir en los momentos estelares de nuestra historia, en dos guerras internacionales.

Esta bravuconada del máximo comandante militar del gobierno del presidente Horacio Cartes es una grotesca caricatura del patriotismo legado a la posteridad por los grandes conductores del Ejército en el Chaco, como el general José Félix Estigarribia, los coroneles Eugenio A. Garay, Rafael Franco, además de muchos heroicos oficiales, sargentos y soldados, como el teniente 1º Manuel Irala Fernández (“Yacaré Valija”) y el sargento 2º Ramón Triai, y otros héroes anónimos de épicas hazañas, que sí supieron vencer o morir frente al enemigo, cumpliendo con el sacrosanto juramento que ahora el almirante Scolari toma a chacota.

Su llamado a la ciudadanía reclamando apoyo a la FTC suena más bien a una lírica cantinela semántica de insulto al sentido común de la gente, antes que a una promesa seria de replanteo de la equivocada estrategia de lucha contra la minúscula gavilla terrorista. En vez de una sana autocrítica, reconociendo con directa franqueza profesional los errores inherentes a la equivocada modalidad de lucha contra los delincuentes, el almirante Scolari escabulle el cuerpo a la directa responsabilidad que recae sobre él como subrogante militar del Presidente de la República y Comandante en Jefe de las FF.AA.

Peor aún, remata su hueca retórica con la ya repetida reafirmación al pueblo paraguayo de que bajo el lema de “Vencer o Morir”, más temprano que tarde, la FTC derrotará al EPP, como si esta banda criminal fuera cretina, como alguna vez lo insinuara un petulante político connacional. Cuesta creer que el comandante de las FF.MM. tenga tan menguado concepto de lo ridículo para así ofender a la inteligencia de los paraguayos y paraguayas. Por el lado que se lo tome, no pasa de una vulgar charlatanería, que nada contiene de esencial ni creíble.

Se supone que, en vez de desgranar retórica inconducente, lo que el comandante de las FF.MM. debiera hacer es mapear una nueva estrategia de lucha contra el EPP. En vez de forzar a la FTC a involucrarse en un serio planeamiento estratégico, el almirante Scolari ha salido con la lírica propuesta de pedir apoyo y comprensión a la ciudadanía para luchar contra el grupo terrorista, cuando lo que es de esperar es un Plan de Operaciones para arremeter contra el enemigo rastrillando los raleados bosques donde tiene sus vivaques, desde donde sale a incursionar campantemente sin que la FTC le hostigue, como sucede hasta ahora. Plan de Operaciones que el comandante de la FTC, el flamante general de brigada Héctor Grau, debe traducir en sendas órdenes para los grupos de combate, que deben dejar sus sedentarios retenes de estancias y cumplir con la misión para la cual han sido formados y entrenados, como es de suponer.

El insólito llamado a la ciudadanía formulado como curiosa estrategia sicosocial por el comandante de las FF.MM. mucho se parece al formulado por el ministro de la Corte Suprema de Justicia Óscar Bajac, quien propuso que el Gobierno nacional negocie un acuerdo de paz con el EPP, como si este fuera un grupo guerrillero que controla territorio y población, cuando que se trata de una vulgar banda terrorista a la que hay que capturar o eliminar.

Lo que la ciudadanía espera del Gobierno es que, de una vez por todas, la FTC abandone su táctica de mera presencia y asuma un efectivo rol de combate, atacando a los forajidos en sus guaridas, cuyos lugares ciertamente no han de ser un secreto, considerando las tecnologías militares existentes, y porque los bandidos se mueven dentro de un área no mayor de 50 kilómetros de radio, en su mayor parte cubierta de praderas de pasturas y de cultivos agrícolas. Cuesta creer que tras casi cinco años de permanencia en la zona, la FTC supuestamente aún no haya podido localizar los refugios de las células terroristas, en los que estas retienen a los secuestrados.

Así pues, lo que la ciudadanía espera del Comando de las FF.MM. son partes dando cuenta de éxitos sobre el EPP, en vez de muerte de secuestrados, o de bajas producidas en sus filas por el enemigo, como las ocurridas en Arroyito, distrito de Horqueta, el sábado 27 de agosto de 2016, en que fueron emboscados y acribillados a mansalva el subteniente de Caballería Félix Fernández Duarte y siete suboficiales y sargentos.

El tiempo transcurrido ya es suficientemente largo como para que los paraguayos y las paraguayas esperen resultados positivos en la lucha contra los ilegales, en vez de comunicados insulsos dando cuenta de muertes de inocentes y laboriosos compatriotas.

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