Presagios de inestabilidad política en nuestro país

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La ciudadanía fue testigo ayer del primer acto de un espectáculo vergonzoso protagonizado por la mayoría de los senadores que integrarán ese cuerpo legislativo en el nuevo periodo constitucional, para permitir el juramento como senador activo del senador vitalicio Nicanor Duarte Frutos. El hecho de otorgarle ahora a este la banca ilegítima anticipa que luego del 15 de agosto, el para entonces también senador vitalicio Horacio Cartes será a su vez uno “activo”. El contubernio fraguado por la nueva triple alianza formada por “abdistas”, “cartistas” y “llanistas” hace presagiar que la ciudadanía consciente de la capital importancia que tiene el respeto a la Constitución y a las leyes, visto lo acontecido y por acontecer de inmediato, debe prepararse para enfrentar el grave desafío que supondrá la reiteración de maniobras mafiosas como las comentadas. Con toda seguridad aparecerán grupos de compatriotas que no consentirán mansamente que la legalidad sea groseramente lesionada en función de un interés político coyuntural o de alguna ventaja monetaria inmediata. Todo lo que acontezca en el futuro debe cargarse a la cuenta de los Duarte Frutos, Cartes, Galaverna, Ovelar y sus secuaces.

La ciudadanía fue testigo ayer del primer acto de un espectáculo vergonzoso protagonizado por la mayoría de los senadores que integrarán ese cuerpo legislativo en el nuevo periodo. Se inició luego de que Fernando Lugo, titular saliente del Senado, les tomara el juramento de rigor, incluyendo entre ellos a Mirta Gusinky y a Rodolfo Friedmann. De esta forma daba cumplimiento al art. 188 de la Constitución y a las dos resoluciones que dictó el 28 de junio, por las que ambos fueron convocados en sustitución, respectivamente, del senador vitalicio Nicanor Duarte Frutos y del presidente de la República Horacio Cartes, para de este modo dar vigencia efectiva al art. 189 de la Carta Magna, que dispone que los expresidentes de la República SERÁN senadores vitalicios.

Luego se conformó la mesa directiva, resultando electo presidente el senador “trato apu’a” Silvio Ovelar, mediante el voto disciplinado de “abdistas”, “cartistas” y “llanistas”. Los siguientes pasos de la trama montada para violar la Ley Suprema consistían en que el flamante titular del Senado, acogiendo el auto interlocutorio dictado en la acción de amparo promovida por Duarte Frutos, revoque la resolución por la que fue reemplazado por Mirta Gusinky y llame de inmediato a una sesión extraordinaria para que Duarte Frutos jure “observar y sostener la Constitución”, que con ese mismo acto quebrantaría. El golpe senatorial tenía que haberse consumado ayer, pero los confabulados advirtieron de pronto que el periodo se sesiones se inicia recién el 1 de julio, de modo que se vieron forzados a diferir su conclusión presumiblemente hasta hoy, luego de que el Presidente de la República brinde su informe anual.

Se alega, con toda razón, que la senadora Gusinky ya se ha incorporado a la Cámara en un acto válido, y que incluso votó en la elección de las autoridades de la mesa directiva ya en ejercicio del cargo. Es decir, solo podría ser privada de la investidura mediante una mayoría de dos tercios de sus colegas, en cuyo caso debería ser sustituida por el primer suplente de la lista de senadores de la ANR, Enrique Riera, y no por el contumaz violador de la Constitución. Es lo que debería ocurrir si se respetara el Código Electoral, pero todo indica que la triple alianza forjada ya en la sesión preparatoria está dispuesta a pisotear cualquier obstáculo constitucional o legal para que Duarte Frutos se salga con la suya.

Se trata de una mayoría sólida –veintiséis votos, si se incluye el de la senadora Gusinky, que en este caso no votaría contra ella misma– que en el futuro seguirá atropellando el orden jurídico, con lo que le están tocando peligrosamente la oreja a la ciudadanía.

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Ante tanta canallada, no debe descartarse que provoque el surgimiento de núcleos de resistencia ciudadana, y que en algún momento hagan eclosión con lamentables resultados, como está ocurriendo en Nicaragua. Es decir, esa clara nueva mayoría “oficialista” en el Senado, fundada en un siniestro complot contra la Carta Magna, no garantiza en absoluto la estabilidad política. Al contrario, sus actuaciones ilícitas serán cada vez más impugnadas por esa misma ciudadanía indignada que el año pasado impidió la enmienda inconstitucional fraguada justamente en la Cámara Alta.

El presidente electo, Mario Abdo Benítez, y sus acólitos han demostrado que están dispuestos a confabularse con sus anteriores adversarios –los otrora repudiados “cartistas” y “llanistas”–, para atentar contra la Constitución, y que sus declaraciones principistas están escritas en papel mojado. Es de pronosticar, en consecuencia, que la barbaridad que se cometa en el principio del periodo legislativo se repita en otras situaciones en las que esté en juego la mera conveniencia política o económica coyuntural.

Por de pronto, el hecho de otorgarle ahora la banca ilegítima a Duarte Frutos anticipa que luego del 15 de agosto, el para entonces senador vitalicio Horacio Cartes también será uno “activo”, aunque para ello haya que sacar de en medio, a como dé lugar, al senador “abdista” Rodolfo Friedmann. El nuevo titular de la Cámara Alta ya adelantó hace unos días que la incorporación de Duarte Frutos facilitaría la del futuro expresidente de la República. O sea que los atropellos a la legalidad continuarán con respecto a este asunto, pero no terminarán aquí. Todo indica que la Cámara Alta, presidida desde ya por un inescrupuloso que fue sorprendido comprando votos y cédulas de identidad, el colorado Silvio Ovelar, seguirá siendo comparable a un prostíbulo, al decir de su extitular Mario Abdo Benítez, quien ahora exhibe un repudiable mutismo sobre los atropellos a la Constitución y a las leyes que están cometiendo sus partidarios. El contubernio fraguado ha estropeado la credibilidad del Gobierno venidero ante los ciudadanos y ciudadanas que tienen algún sentido de la decencia y de la juridicidad. La lección que extraerán de la siniestra maniobra concebida para dar el gusto a Duarte Frutos, primero, y a Horacio Cartes, después, es que poco o nada se podrá esperar del próximo ocupante del Palacio de López y de sus allegados actuales.

Es probable que la triple alianza de marras sea frágil, que no tenga larga vida, considerando las formidables apetencias de sus integrantes. Con todo, la ciudadanía consciente de la capital importancia del respeto a la Constitución y a las leyes ya sabe, visto lo acontecido y por acontecer de inmediato, que debe prepararse para enfrentar el grave desafío que supondrá la reiteración de maniobras mafiosas como las comentadas. Con toda seguridad aparecerán grupos de compatriotas que no consentirán mansamente que la legalidad sea groseramente lesionada en función de un interés político coyuntural o de alguna ventaja monetaria inmediata. Todo lo que acontezca en el futuro debe cargarse a la cuenta de los Duarte Frutos, Cartes, Galaverna, Ovelar y sus secuaces.