Resulta increíble la pertinacia de los impulsores del proyecto de construcción de lagunas de mitigación en el Parque Guasu a costa de una importante devastación de esta reserva ecológica única e insustituible, junto con la flora y fauna nativas que alberga. Decimos esto porque el ministro de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), Ramón Jiménez Gaona, continúa presionando al intendente de Asunción, Mario Ferreiro, para que dé su aprobación al desatinado proyecto a fin de continuar con los trabajos de deforestación y excavación ya iniciados, y que fueron suspendidos por la firme oposición de ciudadanos aglutinados en el movimiento comunitario denominado “Salvemos el Parque Guasu”, quienes no hesitaron en arriesgar su integridad física enfrentando a los tractores de la empresa DC Ingeniería, adjudicataria del pertinente contrato.
Atento a la reacción de protesta ciudadana y al dictamen en contra del proyecto de su entonces director de Obras Municipales, ingeniero Samuel González –radiado del cargo poco tiempo después por tal motivo–, el intendente Mario Ferreiro ha tratado de disimular su tácita connivencia con el ministro de Obras Públicas, en su afán de llevar a cabo la destrucción del Parque Guasu. Así, su jefe de gabinete, Marcelo Mancuello, había confirmado a nuestro diario, hace dos semanas, que “en la presente semana” se anunciaría el otorgamiento del permiso al MOPC para la continuación de los trabajos de construcción de las lagunas en el predio de 34 hectáreas de las 125 que tiene el parque.
Sin embargo, haciéndose el “ñembotavy”, el intendente Ferreiro declaró después que aún estaba “analizando el tema”, pese a que anteriormente su jefe de gabinete había confirmado a la prensa que hace tiempo la Intendencia Municipal aprobó el proyecto de destrucción del parque. Llamativamente, el jefe de gabinete del intendente hizo una elíptica referencia a un supuesto “mecanismo de compensaciones”, para efectivizar la autorización municipal. Al respecto, habló de que se van a prever una serie de obras complementarias para la mitigación y la compensación, de lo cual se informaría oportunamente.
Para la gente, esta ambigua actitud del intendente Ferreiro huele a una transada non sancta. El tal “mecanismo de compensaciones” bien podría esconder las habituales coimas que con frecuencia salen a flote en ambas instituciones: el MOPC y la Municipalidad de Asunción. Por eso, la encomiable cruzada ciudadana “Salvemos al Parque Guasu”, que lucha desde hace más de un año por la preservación del predio en cuestión y que fue miserablemente engañada en su última reunión con directivos municipales, se apresta a dar batalla campal en el frente de trabajo de las máquinas de la empresa adjudicataria, tal como lo vienen haciendo los frentistas del metrobús en Fernando de la Mora con sus “piquetes de resistencia”, gracias a lo cual han conseguido que la empresa Motta Engil, que ejecuta los trabajos, acelere su terminación y deje de perjudicarlos.
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Son conocidas las lagunas de mitigación de inundaciones en muchos países. En particular, abundan ellas en el estado de Florida, Estados Unidos. Pero la gran diferencia es que ellas son construidas con instalaciones especiales para el mantenimiento de la calidad del agua allí almacenadas, casi como si fueran piscinas, y con un servicio de mantenimiento regular para evitar la contaminación o que se conviertan en criaderos de alimañas, en particular de mosquitos, a los que bien conocemos por el dengue que transmiten. Pero, aunque el proyecto tenga dichas previsiones técnicas de mantenimiento de las lagunas, el problema es que ellas no van a resolver el problema de las inundaciones de la cabecera norte del aeropuerto. Bastará con que caiga una lluvia intensa de cierta duración para que se llenen y desborden, pues con el auge urbanístico en la cuenca superior del arroyo Itay, en particular con la construcción del Acceso Este, la concentración de las aguas que desembocan en el cauce del arroyo se produce cada vez con mayor volumen, y al no tener el canal las dimensiones necesarias para arrastrarlas, la riada sale de madre, inundando las áreas aledañas, entre ellas, el CIT y el Grupo Habitacional Aeropuerto. Con un caudal cada vez mayor y con un canal de dimensiones insuficientes, el arroyo llega al Parque Guasu y al puente ubicado en la cabecera norte del predio del aeropuerto Silvio Pettirossi, donde el caudal de centenares de metros cúbicos por segundo sufre un efecto de dique y refluye aguas arriba. Estando ya llenas las lagunas, el agua inundará de nuevo la cabecera norte de la pista del aeropuerto y barrios de Mariano Roque Alonso y Limpio como si tales lagunas no existieran.
Ese es el escenario que se va a dar si se implementa el absurdo proyecto del MOPC. Se gastarán millones de dólares y se destruirá una reserva natural insustituible, para luego comprobar que el desastre ecológico provocado no ha solucionado el problema. Obviamente, si esto ocurre, sus impulsores ya no estarán en los puestos públicos que hoy ocupan. Estarán disfrutando de las pingües ganancias obtenidas.
Siempre hay opciones técnicas para remediar un problema como el que nos ocupa, en función de costos económicos y ambientales. La más económica y técnicamente recomendable en este caso del arroyo Itay es comenzar los trabajos ampliando las dimensiones del canal natural del arroyo desde su desembocadura en el río Paraguay (riacho San Francisco) y venir subiendo aguas arriba con gradual reducción de las dimensiones conforme al proyecto hasta alcanzar su cabecera en las cercanías de la avenida Acceso Este. En todo caso, en vez de las lagunas, bien podrían simplemente aumentar las dimensiones del canal en ancho y profundidad en todo su trayecto dentro del predio del aeropuerto. Así podrían tener el volumen de mitigación requerido sin destruir el Parque Guasu.
Finalmente, hay una razón sociopolítica universal incuestionable: en todas las ciudades del planeta se hacen esfuerzos para aumentar los espacios verdes, mientras que, en el Paraguay, atraídos, tal vez, por las coimas que puedan esconder las adjudicaciones de las obras, estos insensibles propulsores de la destrucción del Parque Guasu son capaces de lotear el jardín frente al Palacio de López.