Sin ojos ni oídos en Hacienda

El Ministerio de Hacienda expresó su preocupación por la persistente caída de los ingresos aduaneros, mientras que la Secretaría de Estado de Tributación (SET) aumentó su recaudación. De modo que tal disminución de ingresos no puede atribuirse a una coyuntura económica negativa que haya conllevado una reducción de las importaciones. La ciudadanía puede estar segura de que estas han aumentado de acuerdo al crecimiento económico, y de que la recaudación descendió solo por la espantosa e impune corrupción que afecta a la DNA desde hace décadas. Ella no ha disminuido en absoluto bajo el Gobierno actual, como bien debe de saberlo el ministro de Hacienda, Santiago Peña, si usara de vez en cuando sus oídos para escuchar las noticias o sus ojos para leerlas en la prensa, y que los maletines siguen fluyendo para los padrinos políticos instalados en el Congreso y en otras instituciones. Así, en junio de 2015, ya durante la actual administración de Gobierno, un aduanero que venía de Ciudad del Este a Asunción falleció en un accidente, y transportaba un maletín con más de 1.000 millones de guaraníes. Así que, la solución no está en que lleguen más asesores internacionales en materia aduanera, sino mandar a la cárcel a los bandidos.

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El Ministerio de Hacienda expresó su preocupación por la persistente caída de los ingresos aduaneros, según se desprende del informe de “Situación financiera a julio” que acaba de presentar la viceministra de Economía, Lea Giménez. Allí se lee que la Dirección Nacional de Aduanas (DNA) recaudó hasta entonces solo algo más de 4 billones de guaraníes, es decir, 314.000 millones de guaraníes menos que en igual periodo del año pasado, en tanto que la Subsecretaría de Estado de Tributación (SET) habría recaudado 881 millones de guaraníes más, pasando de 6.178 a 7.059 millones. Esto significa que la disminución de los ingresos aduaneros no puede atribuirse a una coyuntura económica negativa que haya conllevado una reducción de las importaciones.

El director de Política Macrofiscal de la SET, Humberto Colmán, recurrió al falso eufemismo de que el nivel de importación no crece a la par de la economía, cuando que las cifras indican que, en realidad, habría bajado. La ciudadanía puede estar segura de que más bien ha aumentado de acuerdo al crecimiento económico, y de que la recaudación descendió solo por la espantosa e impune corrupción que afecta a la DNA desde hace décadas. Ella no ha disminuido en absoluto bajo el Gobierno actual, como bien debe de saberlo el propio ministro de Hacienda, Santiago Peña, si usara de vez en cuando sus oídos para escuchar las noticias o sus ojos para leerlas en la prensa.

Según la viceministra Giménez, los miembros del Equipo Económico hablaron con las autoridades de la DNA para saber qué está pasando y qué medidas deben tomarse para revertir la situación. A los aduaneros les habrá costado mucho contener la risa, y se habrán preguntado si sus interlocutores fingían ser idiotas o si realmente lo eran. Ignoramos sus respuestas a tan acuciosas preguntas, pero no así los dichos del ministro de Hacienda, al cabo de esa reunión del 5 de julio: negó que el jefe de la DNA, Nelson Valiente, iba a ser destituido y atribuyó la baja recaudación al descenso de las importaciones, lo que sería incontrolable, razón por la cual el interpelado “no presentó propuestas”; le pidieron, de todos modos, que levante la recaudación porque habría un “margen” para el efecto, y que realice un “cambio interno” para agilizar el proceso aduanero. No se habló de corrupción, por supuesto.

La citada viceministra tiene una opinión algo más concreta, según la cual hay “un espacio para mejorar la recaudación por el lado de los controles” y de las tecnologías. Si hacen falta más controles es porque hay corrupción, palabra que no se atreven a pronunciar quienes integran el Equipo Económico y, en especial, el Ministerio de Hacienda.

El ministro, la viceministra y el Equipo Económico habrán oído hablar alguna vez de los famosos maletines que llegan a los jerarcas radicados en la capital y que más de una vez han salido a la luz. Si leyeran los diarios, escucharan la radio o miraran la televisión, sin duda se habrán enterado de que un funcionario de Aduanas falleció en junio de 2015, ya durante la actual administración de Gobierno, cuando venía a Asunción de Ciudad del Este, y transportaba más de 1.000 millones de guaraníes en un maletín.

Así que la cuestión no es en absoluto complicada como para que sea necesario que este año vuelva una misión técnica del Fondo Monetario Internacional (FMI) para analizar reformas en la DNA, tal como quiere el ministro Peña. Con solo enviar 100 inspectores honestos a Ciudad del Este, por ejemplo, se puede apostar que la recaudación tendrá un repentino crecimiento, el que se mantendrá en alza solo por el tiempo en que dure la inspección y unos días después, para luego volver a sus niveles habituales. Es lo que siempre ocurre, ya sea cuando se instala un nuevo Gobierno o asume un nuevo director general de Aduanas: la recaudación aumenta de inmediato, hasta que concluyan las “negociaciones” de rigor para una redistribución de los cargos y sobornos para que los maletines continúen fluyendo al Congreso Nacional u otras instituciones donde están ubicados los padrinos políticos de los funcionarios aduaneros ladrones de fondos públicos.

Los funcionarios que han venido defraudando al fisco hasta ahora no han recibido más “sanción” que la del “traslado”, instalándose con todas sus mañas en el nuevo lugar que le asignaron para continuar con su labor de recaudar para la Corona.

Entonces, la cuestión no pasa por generar una cortina de humo trayendo nuevas misiones internacionales que asesoren en materia aduanera o por entregarles rosarios a los funcionarios para que cumplan con su deber, sino por mandar a la cárcel a los bandidos. Aquí lo que hace falta es tener el coraje de enfrentar a los fuertes intereses creados cerca del poder político, y erradicar de la DNA a los sinvergüenzas que no se cansan de violar los códigos Aduanero y Penal.

Como el ministro Peña tiene una reconocida idoneidad, ha de estar bien enterado de que la disminución de los ingresos aduaneros es un resultado directo de la corrupción imperante. En consecuencia, como acepta pasivamente la situación y no solicita al Presidente de la República la remoción de Nelson Valiente y la limpieza general del podrido organismo de las aduanas, hace que la gente bien informada sobre el tema piense de él que se trata de un ministro cobarde, o que carece de suficiente fuerza política para enfrentar a los bandidos, o que forma parte de la maquinaria corrupta.

Para levantar toda sospecha, es necesario que comience a actuar con energía contra quienes han convertido a la administración fiscal bajo su responsabilidad en una cloaca.

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