No deja de ser una ironía que en el Paraguay los intereses nacionales y las necesidades públicas, en vez de ser precautelados y atendidos con honestidad y celo, sean más bien aprovechados como territorios para medrar por parte de empresarios inescrupulosos, quienes, en colusión con concusionarios empotrados en los altos niveles de la administración pública, ejecutan obras de mala calidad y brindan pésimos servicios al público necesitado.
Un típico ejemplo de esta anomalía administrativa del Estado se viene dando desde hace varios años con la tarea anual de limpieza del canal principal del río Pilcomayo, virtualmente colmatado tras cada crecida con la gran cantidad de sedimento que arrastran sus aguas. A tal efecto, cada año el MOPC firma multimillonarios contratos con conocidas empresas constructoras viales para desobstruir los tramos taponados, empezando con la embocadura, que por desidia de las autoridades de la Comisión Nacional del Pilcomayo ahora se encuentra en pleno territorio argentino, aguas abajo del hito trifinio de fronteras. Una lamentable abdicación de soberanía que nos somete a la obligación de solicitar permiso al Gobierno Federal argentino para entrar a limpiar la vital embocadura de derivación de las aguas hacia territorio paraguayo, pues se trata de un río limítrofe entre los dos países, por lo que la Gobernación de la Provincia de Formosa no ejerce soberanía sobre su margen.
En estos momentos, las nuevas autoridades del MOPC están a punto de firmar sendos contratos con dos empresas para la ejecución de los trabajos de limpieza del canal; una de ellas cuestionada por pobladores de la zona por supuesta ejecución deficiente de idéntico trabajo el año pasado. La nueva tanda de limpieza del colmatado cauce hídrico costará US$ 25 millones, desde la embocadura hasta la altura de la localidad de General Díaz. El pasado lunes 24 se llevó a cabo la apertura de los sobres de ofertas de las empresas precalificadas. La contratación se divide en dos lotes. El lote 1, limpieza de la embocadura hasta 50 kilómetros aguas abajo, a un costo de US$ 13,8 millones, correspondiendo la mejor oferta a la conocida empresa vial T&C SA. El lote 2, desde el kilómetro 51 hasta la localidad de General Díaz, pautado en US$ 11,2 millones, ganado por el Consorcio Pilcomayo, integrado por las empresas constructoras Black y Trigales.
El ganadero Zenón Morínigo, instalado en Magariño, punto geográfico ubicado sobre el Pilcomayo unos 100 kilómetros aguas arriba de General Díaz, manifestó su inquietud acerca de las irregularidades que ha venido constatando personalmente en los cíclicos trabajos de limpieza del cauce del río, por lo que ahora tiene la intención de solicitar a las nuevas autoridades del MOPC que arbitren controles más eficaces para obligar a las empresas contratistas a cumplir con las especificaciones técnicas pertinentes, en particular con lo que tiene que ver con el equipo mínimo comprometido en obra y la distancia mínima de deposición del sedimento extraído del canal sobre la margen izquierda. Concretamente, indicó que la empresa T&C no ha ejecutado la totalidad del trabajo contratado y pagado por el Estado el año pasado.
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En correspondencia con la puntual preocupación de los ganaderos y comunidades indígenas asentadas sobre la margen izquierda del errático río limítrofe con la Argentina, toda la comunidad chaqueña, así como la mayoría de los paraguayos, siempre se han sentido mortificados con las catastróficas secuelas económicas y ambientales resultantes de la falla de las autoridades del MOPC y de la Comisión Nacional del Pilcomayo en cuanto a mantener mínimamente expedito el cauce principal del río y lograr así que sus aguas lleguen permanentemente hasta la altura de General Díaz, desde donde escurrirse por los cauces de los ríos interiores que penetran en territorio chaqueño, como el Verde y otros.
Dada la pésima gestión del MOPC bajo la administración del ministro Ramón Jiménez Gaona en cuanto a mantener expedito el cauce del río durante el mayor tiempo posible, los pobladores del Chaco en general y los ribereños en particular confían en que el ministro Arnoldo Wiens irá a cumplir también con las prioridades esbozadas para la región: la reconstrucción de la ruta “Carlos Antonio López” (Transchaco), así como el ramal Pozo Colorado-Concepción y, obviamente, el mantenimiento del normal escurrimiento de las aguas del río Pilcomayo a territorio paraguayo en todo tiempo.
De cara a la mala experiencia del pasado, las autoridades del MOPC deben ejercer un cercano acompañamiento de los trabajos por intermedio de ingenieros supervisores confiables (uno por cada tramo de contrato), quienes, a su vez, deben supervisar la tarea de fiscalización realizada por la empresa consultora contratada para tal menester. Bajo la anterior administración del MOPC se mencionó que si bien las empresas contratadas cumplían con la obligación de poner en el sitio de obra el equipo mínimo comprometido, el mismo no rendía lo que debía en términos de capacidad horaria de producción, aunque en las respectivas liquidaciones se asentaban las cantidades ficticias correspondientes a la capacidad nominal de producción a full de las máquinas. Una descarada estafa al Estado consumada mediante colusión de empresarios viales inescrupulosos y concusionarios del MOPC destacados en el sitio de obra.
Para los dos contratos previstos en esta temporada se estima la extracción y deposición de entre 7 y 8 millones de metros cúbicos de sedimentos a lo largo de los 350 kilómetros de extensión. Para la limpieza de la embocadura se necesitará el concurso de excavadoras anfibias, como la que posee la Comisión Nacional del Pilcomayo, así como una draga de gran capacidad. Las tramoyas habituales de las empresas contratistas suelen consistir en utilizar máquinas y equipos de menor capacidad que la requerida, gracias a la vista gorda de fiscales y supervisores –puede pensarse– corruptos. Obviamente, de esa forma no se cumple la métrica de remoción de sedimento, aunque la empresa contratista liquida y cobra por las cantidades estipuladas en el contrato y que no se corresponden con lo realmente ejecutado en el terreno.
Este día en que se conmemora el 86º aniversario de la emblemática Batalla de Boquerón en la Guerra del Chaco, que inició la recuperación de ese valioso territorio, es propicio para reclamar que la gestión del MOPC bajo la nueva administración mire prioritariamente a esa rica región para dotarle de las condiciones que propicien su desarrollo.