"Quise abrir la puerta y un guardia disparó dos tiros"

El testimonio del bombero voluntario Juan Carlos Valiente (de 32 años) es una pieza clave para determinar la responsabilidad de los propietarios en la tragedia. El fue uno de los primeros en llegar al supermercado Ycuá Bolaños el fatídico domingo y, recuperado del shock inicial que le dejó sin habla, cuenta que cuando intentó abrir la puerta de rejas que un guardia estaba cerrando, este disparó dos tiros para impedírselo.

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Juan Carlos Valiente es bombero voluntario y fue -probablemente- uno de los primeros en llegar al supermercado Ycuá Bolaños cuando la tragedia estaba comenzando. Vive en la zona del Botánico y ese día había salido para ir al súper a hacer sus compras. Desde Santísima Trinidad y Lombardo pudo ver una columna de humo y rápidamente abordó un colectivo en esa dirección.
"Cuando llegué traté de ingresar al estacionamiento y no pude, porque el humo era muy denso. Entonces traté de entrar por el acceso que está en Artigas y Santísima Trinidad. Accedí hasta la zona de las cajas y había un guardia ahí tratando de cerrar un portón de rejas. Me interpuse y me cerró la puerta en la mano", dice, mostrando la cicatriz que le quedó.
Su testimonio es otra prueba de que los guardias recibieron la instrucción de cerrar las puertas para impedir que la gente saliera. "Yo estaba de particular, pero me identifiqué como bombero y le mostré mi credencial. Traté de empujar el portón con otra gente que había ahí y al guardia, que solo gritaba "Orden, orden", se le cayó su escopeta. Entonces sacó un revólver y pegó dos tiros al aire. Creo que ese guardia murió", dice el bombero.
La creencia generalizada es que cuando se ordenó el cierre de las puertas nadie tenía idea de que lo que se venía era una terrible tragedia. Pero Valiente cuenta que mientras el guardia intentaba cerrar el portón ya había a su alrededor gente tirada en el piso y otras personas ardiendo.
"El me dijo: ‘remanose pio’ y yo le dije que igual íbamos a morir todos. Después le atajamos entre varios y así pudimos sacar gente del patio de comidas, cajeras. Cuando hubo la segunda explosión, mediana, ya no pudimos seguir. Pienso que de no ser porque el guardia trataba de cerrar el portón hubiera salido más gente", relata.
Al salir, pudo ver al hijo del dueño, Daniel Paiva, afuera, hablando por teléfono. Hoy trata de recordar la cara del guardia que cerraba las rejas y ya vio algunas fotos, para tratar de identificarle, pero cuando piensa en ese momento las imágenes de la gente muerta o pidiendo socorro se le mezclan y no puede dibujarle un rostro.


EL SHOCK

Valiente trabaja como jefe de seguridad industrial en una empresa. Es padre de dos nenas y lo que vivió el trágico domingo le afectó de tal manera que perdió el habla durante dos días. "Ese día estuve trabajando hasta las 22:00. Quedé muy mal, pensando en las criaturas que vi y en mis nenas. Ahora estoy tratando de calmarme, de superar el impacto emocional. También estoy con nebulizaciones, pero no tuve una intoxicación grave", termina.
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