Bonanza y polémica

La pareja real británica llevó lluvia a la ciudad australiana de Dubbo, asolada por la sequía. A su paso, se ha desatado la polémica porque Meghan Markle, quien anunció su embarazo en Australia, sostuvo el paraguas a su esposo, el príncipe Enrique, cuando este pronunciaba un discurso.

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El príncipe Enrique de Inglaterra y su mujer, Meghan, llegaron con el regalo de una lluvia muy necesitada y animaron el miércoles pasado a la ciudad rural australiana de Dubbo, en la que los agricultores enfrentan una prolongada sequía.

El príncipe cautivó a la multitud con un pícnic en el principal parque de la ciudad, parado en un podio bajo la densa lluvia, con Meghan sosteniendo un paraguas sobre su cabeza, en el segundo día de una gira por el Pacífico que los lleva a Australia, Nueva Zelanda, Fiji y Tonga.

“¡La lluvia es un regalo!”, dijo el príncipe Enrique a las miles de personas que se habían reunido para ver a la pareja real en Dubbo, ubicada unos 300 km al noroeste de Sídney. La escena del paraguas no tardó en crear la polémica en las redes sociales y, como reguero de pólvora, un sector criticó a Markle y otro la aplaudió por la igualdad en el trato de la pareja.

Según el diario La voz de Galicia, de España, los miembros de seguridad se acercaron al duque de Sussex para aguantar el paraguas, pero él fue muy claro y afirmó: “Ya tengo a mi mujer”.

Para Auda Roig, experta local en protocolo, el tema del paraguas y los dignatarios siempre ha sido centro de polémica. “(Lo de los duques de Sussex) es algo mediático que, obviamente, llama muchísimo la atención. Protocolarmente, tiene que ser el caballero quien sostenga el paraguas a su esposa. Es una cuestión mediática de la que hablará todo el mundo por mucho tiempo”, explicó.

Otra estadía

Más temprano, antes de la polémica, la pareja había visitado una granja afectada por la sequía y Enrique recordó su propia estadía en una granja australiana, hace 15 años. “Son buena gente, honesta y trabajadora”, indicó. En un tema cercano a su corazón, el príncipe instó a buscar ayuda a quienes enfrentan problemas de salud mental debido a la fumigación con plaguicidas en el campo australiano. “Están todos juntos en esto y si me permiten, personalmente, estamos todos juntos en esto, porque pedir ayuda fue una de las mejores decisiones que tomé en mi vida. Se sorprenderán continuamente por cómo la vida cambia para mejor”, manifestó Enrique, despertando aplausos. La visita de la pareja real a Australia coincide con los Invictus Games en Sídney, que se celebran del 20 al 27 de octubre. Los juegos, fundados por Enrique, son un evento internacional paralímpico que busca animar a los veteranos de guerra heridos. Un niño de cinco años acaparó la atención más temprano entre una larga fila de estudiantes que conocieron a la pareja real en el aeropuerto de Dubbo. Luke Vincent, quien tiene síndrome de Down y adora a Papá Noel, rodeó con sus brazos a Meghan cuando se agachó para saludarlo, y tiró de la barba de Enrique y lo palmeó en la cabeza cuando el príncipe abrazó al niño.

Fotos: AFP.

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