La jugadora profesional de ajedrez Gabriela Vargas (30), quien no solo se convirtió en la primera paraguaya en la historia de este deporte en nuestro país en hacerse acreedora del título de Maestra FIDE Femenino (WFM, Woman FIDE Máster) en el Torneo Zonal 2.5 Femenino en Uruguay, nuevamente marcó historia para el ajedrez paraguayo al clasificar a la Copa de Mundo Femenino (WGM) y obtuvo el título de Maestra Internacional Femenina (WIM) el 19 de abril pasado.
“Todavía no puedo creer lo que estoy viviendo”, escribió ese día en su red social. Ese Viernes Santo, en Montevideo, Uruguay, se consagró campeona del Torneo Zonal 2.5 Femenino y clasificó para la Copa del Mundo de Ajedrez, que se realizará en Rusia, en setiembre. “Además, obtuve el título de Maestra Internacional Femenina (WIM), que anhelaba hace tiempo”, comenta.
Revela que es lo más importante que obtuvo hasta ahora y lo más impensado. “No lo esperaba. Fue un torneo muy fuerte el que jugué”, asegura. En la competencia que se desarrollará en Rusia irán las mejores ajedrecistas del mundo, los primeros días de setiembre.
Sin mucho interés, se inició a los 14 años cuando la psicopedagoga del colegio de su hermano Miguel Ángel, de nueve años, recomendó que el niño practicara este juego porque era muy inquieto. “El ajedrez ayuda mucho a los niños que tienen problemas de atención. Mi hermano era muy buen alumno, pero no se callaba, era hiperactivo”, refiere.
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Cuando vino el profesor (a casa), su padre le preguntó a Gabriela si ella también quería aprender, pero ella se negó. “Me parecía muy aburrido”, recuerda. Su hermano empezó y esa noche ya quería jugar con alguien. Fue así que este le enseñó a mover las piezas para jugar y ganó. Le hizo un mate muy básico llamado jaque mate pastor. “Yo soy muy pichada, así que también comencé a practicar con el profesor, solamente para ganarle a mi hermano”, señala.
Finalmente, Miguel Ángel lo dejó y ella siguió. Le tomó el gusto al deporte cuando empezó a jugar torneos y a viajar. Ese año obtuvo el segundo lugar en un torneo que le dio derecho de representar al país en un panamericano. “Fue un logro importante. Hasta ahora atesoro ese recuerdo y guardo la medalla, porque allí vi lo que era el ajedrez en el exterior, el competitivo. Me ganaron muchas partidas, pero eso me motivó para desear ser la mejor de mi categoría”, afirma.
Tres años después consiguió la medalla de plata en el Panamericano Sub 18 de Camboriú, Brasil.
Pero, sin duda, el título más importante es este, luego del de maestra FIDE. Explica que el ajedrez tiene cuatro títulos: “Candidato a Maestro —esta es una nueva categoría—, Maestro FIDE (maestro de la Federación Internacional de Ajedrez, del acrónimo de su nombre en francés: Fédération Internationale des Échecs) —que conseguí en el 2009; soy la primera paraguaya en obtenerlo—, Maestro Internacional Femenino (WIM) —que fue el que obtuve ahora— y Gran Maestro Femenino (WGM), que es el máximo título y al que más aspiran, tanto hombres como mujeres”, asegura.
Detalla que el ajedrez tiene los femeninos y los absolutos. Al ser un deporte en el que el físico no influye, una mujer puede jugar en la categoría de los hombres y a esa categoría se la llama absoluta. “Ambos géneros pueden tener el mismo título”, indica.
Para Gabriela, el ajedrez comenzó como un hobby y, luego, pasó a ser algo profesional. A los 17 años fue contratada por un club brasileño y comenzó a ganar dinero por jugar. “Para mí, allí pasó a ser profesional, pero como jugadora. Pero desde hace tres años es una profesión, porque enseño y vivo de esto. En parte es mi trabajo, pero también mi pasión, porque me gusta mucho enseñar, ver y jugar”, detalla.
Unidos por la misma pasión
A la par, estudió la carrera de Análisis de Sistemas en la universidad, pero le falta una materia para obtener el título. Está casada hace casi tres años con el maestro internacional de ajedrez Ricardo Kropff. “Él está hace mucho más que yo en esto, ya que juega desde los 10 años. Lo conocí en un torneo”, dice entre risas.
Gabriela estuvo muchos meses inactiva. No competía desde agosto del 2018, cuando a su madre le diagnosticaron cáncer e hizo metástasis. Falleció en febrero de este año. Esa fue una de las razones por las que no fue a las Olimpiadas, aunque estaba clasificada. “Este fue mi primer torneo oficial después de eso y, para mí, este título es muy especial por eso, por todo lo que pasé. Creo que mi madre tiene mucho que ver con este triunfo”, subraya.
Agradece a toda la gente que la apoyó en ese momento difícil y, en especial, a su marido, quien la acompañó a Uruguay para el torneo, que se desarrolló del 13 al 19 de abril. “Aunque él también jugó, creo que se entusiasmó más con mi torneo que con el suyo”, cuenta entre risas. Confiesa que si ambos no tuvieran la misma pasión por el ajedrez, hubiera sido difícil que se casaran. “Es un deporte muy absorbente, de cinco horas, los fines de semana. Uno termina muy cansado. Lo único que uno quiere es ver la cama y descansar”.
Destaca que el Comité Olímpico Paraguayo se comprometió a apoyarla con el pasaje y lo que necesite para ese torneo. Ahora, la flamante campeona ya empieza a soñar en el próximo título: el de Gran Maestra Femenina en Rusia. ¡Jaque mate!
mpalacios@abc.com.py • Fotos ABC Color/Arcenio Acuña.
