CITAS & HECHOS

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Theodore Roosevelt (1858-1919) Político estadounidense.

“En cualquier momento de decisión lo mejor es hacer lo correcto, luego lo incorrecto, y lo peor es no hacer nada”.

Franz Kafka (1883-1924) Escritor checoslovaco.

“Reflexionar serena, muy serenamente, es mejor que tomar decisiones desesperadas”.

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William Cowper (1731-1800) Poeta británico.

“Evitad las decisiones desesperadas; pasará el día más tenebroso si tenéis valor para vivir hasta el día siguiente”.

Adam Smith (1723-1790) Filósofo y economista escocés.

“Si abordas una situación como asunto de vida o muerte, morirás muchas veces”.

La cola del perro de Alcibíades

Cuenta Plutarco que el general ateniense Alcibíades —nieto de Pericles y discípulo de Sócrates, aunque el filósofo no consiguió introducir ni una pizca de sensatez en su desmedido afán de gloria— poseía en su juventud un perro carísimo que destacaba por su belleza. Como era el niño mimado de Atenas, se convirtió inevitablemente en el centro de atención de todos, de manera que por donde pasaba se levantaba inmediatamente una polvareda de comentarios sobre su persona.

Alcibíades era un experto estratega y un ídolo popular en Atenas. Y todo un pionero en el manejo del marketing de político. Un día, para evitar llamar demasiado la atención, decidió cortar el rabo a su perro, lo cual fue motivo de unánime reprobación; la gente condenó su proceder y empezó a criticar al general. Los amigos de Alcibíades le reprocharon su acción y le dijeron que no tenía necesidad de ponerse en boca de la gente por una razón tan poco importante. El general contestó riendo:

–Eso es lo que yo me proponía. Mientras los atenienses se entretengan con la cola del perro, me dejarán en paz y no harán averiguaciones sobre otras acciones mías.

A partir de entonces, la expresión “el rabo del perro de Alcibíades” quedó como frase proverbial para designar las cosas que hacen o dicen los personajes públicos para distraer la atención y evitar que se hable de cosas más comprometedoras para ellos. Es lo que conocemos como cortina de humo. (*)

(*) Fuentes:

Carandell, Luis. Las anécdotas de la política.

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