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Honoré de Balzac (1799-1850) Escritor francés.
“Todo poder es una conspiración permanente”.
George Orwell (1903-1950) Escritor británico.
“El poder no es un medio, sino un fin en sí mismo”.
Friedrich Nietzsche (1844-1900) Filósofo alemán.
“Cuando me encuentro con una criatura, encuentro la voluntad del poder”.
Montesquieu (1689-1755) Escritor y político francés.
“Para que no se pueda abusar del poder, es preciso que el poder detenga al poder”.
Una broma “mortal” de Tiberio
Tiberio Julio César (Roma, 42 a. C., Misena, actual Italia, 37 d. C.). Segundo emperador romano (14-37). Hijo de Livia, adoptado por Augusto y a quien este instituyó heredero, no sin muchas reservas, fue el primer emperador de la familia Claudia. Tras la muerte de Cayo y Lucio, los herederos al trono, fue llamado por el emperador y nombrado sucesor, a condición de que adoptase a su sobrino Germánico. Luego de una serie de nuevas campañas en Germania, a la muerte de Octavio Augusto, fue nombrado emperador.
Tiberio fue un hombre especialmente cruel que, al decir del escritor Suetonio, “miraba a la muerte como el más ligero de los suplicios”. En consecuencia, dilataba la ejecución de los condenados sometiéndoles antes de matarlos a toda clase de tormentos. De acuerdo con su carácter, Tiberio tenía un siniestro sentido del humor.
Se cuenta que un día que estaba en las calles de Roma pasó un entierro. De entre el público que allí se había reunido para ver al emperador salió una voz que, dirigiéndose al cadáver que en aquel momento pasaba, para criticar a Tiberio gritó:
—Dile a Augusto que sus buenas leyes ya no se aplican.
Tiberio vio al hombre que había dicho aquella frase y lo mandó detener. Cuando lo tuvo en su presencia, ordenó que le diesen muerte diciendo:
—Vete tú mismo a decírselo a Augusto. (*)
(*) Fuentes: Carandell, Luis. Las anécdotas de la política.
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