Cultivar el agua

¿Se imaginó alguna vez que la lechuga o el berro que consume en una ensalada, en algún local gastronómico asunceno, pudo no haber sido cultivado en suelo, sino en agua y que, además, se esté ahorrando el líquido vital en un 90 %, comparando con plantaciones normales?

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Esto puede ser muy posible, ya que dos jóvenes emprendedores que utilizan la técnica de la hidroponía son proveedores de restaurantes de la capital. Matías Nicolás Oneto Rodríguez (24) y Rodrigo Miguel Bazán Ibarra (23) son amigos desde el colegio y, si bien se inclinaron hacia sectores diferentes luego de culminar la secundaria (Ingeniería en Electricidad y Administración de Empresas, respectivamente), decidieron unirse y complementarse en un rubro aún poco común para los que se ocupan de la producción de hortalizas.

La hidroponía o cultivo sin suelo es cultivar plantas sin recurrir al suelo como substrato, usando en su reemplazo agua u otros materiales en los cuales se proveen los nutrientes esenciales para la planta en forma de solución química.

El trabajo lo realizan en un invernadero bien equipado que se encuentra en la quinta Ykua Satí. 

Estos emprendedores producen cuatro tipos de lechuga (morada, piratî, uruguaya, arrepollada), rúcula, acelga, perejil, albahaca, espinaca, berro, entre otros, y proveen a restaurantes y también a personas que se acercan a comprar o hacen pedidos.

Según Bazán, con el sistema hidropónico el agua se recicla, ya que por las cañerías que se utilizan la misma cantidad de agua retorna en las diferentes etapas. “Se dice que la hidroponía ahorra el agua, ya que el agua le agarra a todas las plantas y vuelve por un retorno al mismo tanque. No se desperdicia casi nada. Es un ahorro de casi 90 %, comparado con las plantaciones de suelo que requiere de mucha agua para regarse”, señala como una de las primeras ventajas de esta técnica.

Otro punto es que este sistema dota a la planta de nutrientes sin la necesidad de ningún proceso de mineralización como ocurre con el suelo y, además, se gana tiempo, ya que, según explica Oneto, los procesos de la producción se acortan (la etapa “maternal” dura entre 10 a 25 días —dependiendo de la estación— y luego el proceso de crecimiento se estima en 30 días) para que la producción esté lista al público.

Por su parte, Bazán señala que también está la ventaja del control de plagas y se evita usar pesticidas. Además, “tenés los mismos nutrientes, minerales que tendrías con el suelo y, también, tenés la ventaja de que todo está bien estructurado, nunca le va a faltar a la planta lo que necesita, porque le damos todo por medio de un preparado en la medida justa”, explica.

El sitio en el que trabajan tiene todo sistematizado. En cuanto a la construcción del invernadero, este se inició en noviembre del año pasado, culminando a finales de diciembre y para los últimos días de enero ya cosecharon su primera producción. “Todo está sistematizado. Las lechugas, pasando los 30 grados tienden a marchitarse, pero con el control de los nebulizadores, se baja la temperatura. No controlar esto puede hacer que el tallo se alargue, y que las hojas sean amargas. Acá, todo eso está controlado”, garantiza.

En cuanto al control de plagas, refiere que el piso y las paredes del invernadero, traídos desde Brasil, ayudan en este punto. También hay repelentes dispuestos como “cartelitos” que ayudan a que los insectos que saltan queden atrapados en ellos. En este sentido, señala que el aseo es lo primordial con rutinas de limpieza que se hacen cuatro veces a la semana.

Inversión

Sobre lo que costó montar el invernadero para que hoy esté funcionando como lo hace, se tuvo una inversión inicial de G. 150.000.000. “Es rentable, tenemos movimiento. Abaratamos mucho los costos porque decidimos hacer nosotros”. Agregó que todo lo que está en el lugar lo idearon ellos mismos, excepto la infraestructura de hierro que la dejaron a expertos. 

Sobre proyectos a futuro, dijo que en principio la idea es construir otro invernadero “pero por el momento estamos intentando recuperar la inversión inicial, ver el movimiento de esto y, según la aceptación que estamos teniendo, creo que vamos a lograrlo”, señala. Esperan añadir otras hortalizas, como ser el tomate cherry, locotes e, incluso, la frutilla, para lo que ya están capacitándose con expertos en dichos cultivos.

Los precios de los productos que ofrecen actualmente por mazo son los siguientes: lechuga a G. 4000; rúcula, G. 4000; albahaca, G. 3000; perejil, G. 2000; cilantro, G. 2000; acelga, G. 4000. También ofrecen substrato, semillas y nutrientes al público.

Sepa más 

Quinta Ycua Satí: Perenciolo Merlo casi Jaime Bestard n.º 2150.

Facebook: Hidroplant SRL

Instagram: @hidroplantsrl

alejandra.rojas@abc.com.py

Fotos: ABC Color/Juan Ramón Ávila.

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