Después de un largo y cansador viaje, Pekka Loiri llegó al Paraguay, se reunió con sus anfitriones, conoció los trabajos que competían buscando “Una marca para Paraguay”. ¿En qué se basa? La marca país es un concepto utilizado en marketing y comunicación para referirse al valor intangible de la reputación e imagen de marca de un país, a través de múltiples aspectos, tales como sus productos, ya sea el turismo, la cultura, los deportes, las empresas y los organismos públicos.
Una buena marca país es, para los defensores de este concepto, un valor añadido para los productos provenientes de ese país y etiquetados como “Made in...”, así como para el turismo, la atracción de capital extranjero, la captación de mano de obra, y su influencia política y cultural en el mundo. Como consecuencia de ello, numerosos países cuentan con organismos dedicados a mejorar su imagen de marca y enfatizar sus cualidades diferenciadoras. El Paraguay no está exento de este nuevo significado y organizó un concurso para la elección de un logo que nos identifique. Para ello, fue convocado el diseñador Pekka Loiri, quien horas antes del evento conversó con ABC Revista.
Antes del resultado
En medio de los saludos formales, Loiri comentó sobre su largo y cansador viaje, pero, acostumbrado a subir y bajar de un avión, minimizó el hecho y expresó que forma parte del placer de viajar.
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Aunque su trabajo le lleva por todo el continente, reconoció saber muy poco sobre nuestro país. “Viajo mucho por América Latina, por distintos países, pero desafortunadamente es la primera vez que vengo al Paraguay. Siempre trato de conocer el país al que voy, pero debo admitir que sabía muy poco. La perspectiva que tiene Europa al mirar hacia acá es que todos hablan español o castellano, excepto Brasil. Del Paraguay tenía conocimiento sobre la capital, las cataratas, pero ahora con todo lo que sé podría dar una cátedra. Cuando recibo una invitación, normalmente, tardo una semana en responder, pero ni bien leí el correo para venir al Paraguay, inmediatamente dije que sí”, afirma entre risas.
ATRAER GENTE
Resalta la importancia de una “marca país” para fijar en la retina de propios y extraños, y atraer a la gente. “El principal objetivo del logo es atraer gente, a los paraguayos, pero más a los extranjeros; decirles que somos confiables, simpáticos, amables, que vale la pena invertir y hacer negocios en el país. Entiendo que los paraguayos tienen estos sentimientos muy fuertes y hay que mostrárselos a los de afuera. Me considero una persona civilizada, pero admito que sabía muy poco del Paraguay”.
En este sentido son muy importantes los logos. “Son un marco de referencia, un indicador de calidad, no solo de los productos y servicios que ofrece, sino también de sus lugares turísticos y como país de inversión, creando a nivel interno un sentimiento de orgullo nacional, integrando tanto lo público como lo privado, para transmitir cada ventaja con la que se cuenta, beneficiando al país en su conjunto. El logo es para identificar un país, por lo que tiene que impactar, de manera que cuando pregunten ‘¿qué es eso?’, ya sepan a qué se refiere. Se trata de impactar, fijar a primera o segunda vista una impresión”.
Cambios constantes pierden fuerza
Loiri dice que en el diseño hay dos grandes áreas. “Una es comercial, en la que trabajan los publicistas, quienes siempre están cambiando, siguiendo las tendencias y la moda; buscando innovar, evolucionar y estar permanentemente al tanto de lo que se usa o lleva en todos los estamentos. Y otra es de permanencia. Yo represento un área destinada a durar, por lo menos, 20 años. Obviamente, depende del objetivo del creativo, pero, sin duda, está pensado para durar más tiempo. No se puede estar cambiando un logo o una marca por cada periodo de gobierno; si es así, entonces, seguramente no va a funcionar”.
El diseñador estudió en Bellas Artes, pero antes recorrió un largo camino. Siempre supo que iba a ser diseñador. “Vengo de una familia de clase media baja, con mucha cultura, a la que le gustaba leer, ir al teatro, a los conciertos, a la ópera, a la sinfonía; en síntesis, las artes clásicas. A los seis o siete años, estando con fiebre, observaba una estantería de libros y ese momento fue el punto de inflexión hacia lo que sería mi carrera... Me di cuenta de que no había un ángel que creara a los libros”.
Entonces, se especializó en libros. “A pesar de trabajar en todas las ramas del diseño gráfico, los proyectos relacionados a textos fueron mi principal ocupación, por lo menos en términos de salarios; me dio más ingresos en su momento”, afirma.
DiferenCIA CULTURAL
Ejerce la docencia y tiene un cargo de profesor en Shangái, China. ¿Cómo identifica un talento dentro del aula? “Durante mis años como profesor pude observar que la gente reacciona y ve las cosas de distintas maneras, según su cultura o contexto cultural. Como ejemplo pongo a una alumna mexicana que me llegó a parecer un tanto perezosa, pero luego de un año volvió a clases y me di cuenta de que, si no era una genia, era excelente y el equivocado era yo. La diferencia fue cultural; ella era una chica indígena que pensaba como los mayas y veía el mundo de esa manera, de forma impresionante y, finalmente, fue una de las personas más talentosas que conocí”.
Con respecto a la relación diseño-tiempo y tecnología, Loiri afirma que, con los avances de la ciencia, el diseño cambió mucho y sigue variando, transformándose. “Hay nuevos elementos, equipos, cosas que uno ni imaginaba que iban a existir. Pero el buen gusto y el equilibrio nunca deben desaparecer”.
El diseñador fue galardonado a nivel internacional. Recibió premios en Lahti, Nueva York, Colorado, Osnabrück, México, Praga. Además, obtuvo el Icograda a la Excelencia, el galardón del Arte Nacional y Cultura Nacional de Finlandia. También fue elegido como el diseñador gráfico del año y recibió, por parte de la presidenta de la República de Finlandia, Tarja Halonen, la medalla Pro Finlandia, entre muchas otras distinciones. ¿Qué representan estas menciones para él? “Para ser honesto, al principio, tuvieron mucho valor para mí, pero con el tiempo ese sentimiento comenzó a desaparecer. Es como una sopa que se comienza a enfriar, pero, sin duda, tiene un valor, aunque no tanto como antes”.
Recuerda las primeras retribuciones a su trabajo y el momento que vivía. “Era una persona completamente diferente... Estábamos el rey, yo y Dios. Ahora, ya no me siento así, duró un tiempo nada más”, expresa sonriendo y añade que respeta los premios. “Fui miembro de decenas de jurados y vi trabajos que no recibieron el premio merecido. Creo que es una especie de lotería”.
Actualmente, Pekka Loiri se encuentra trabajando en una serie de libros para una asociación que dispone de un presupuesto muy bajo, casi cero, pero aprecia a las personas que forman parte de ella y, más que ganar, le mueve el cariño hacia amigos entrañables y su trabajo. “Me esperan también dos carteles, aunque no puedo decir más”.
Fuera de los trazos, las ideas e innovaciones, asiste a conciertos de orquestas para distenderse. “Tengo entradas permanentes para la Orquesta Sinfónica de Finlandia. Disfruto del frío, aunque también tengo una cabaña de verano, y me gusta el fútbol”.
• Fotos ABC Color/Claudio Ocampo.
