El retorno de la fantasía

Hacía ya tiempo que los ovnis y platillos voladores no estaban irrumpiendo. El primer avistamiento del que se tiene noticias en el Paraguay se dio en plena reducción jesuítica de Ypané, en 1651, pero la verdadera fiebre extraterrestre se vivió en los años 60 y 70. Ahora, nuevamente están de moda con la investigación realizada por el estudioso de la ufología Ronald Maidana Torres.

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“La comunidad de Tañarandy da la bienvenida a los extraterrestres”, dice un cartel en la tierra de los irreductibles, en el que la población demuestra con arte distintos pasajes de su trajinar cotidiano. Entre tantos temas indígenas o folclóricos desperdigados, el extraño mural muestra a varias personas en pleno avistamiento de un ovni.

El cartel no habría sido escogido de la nada, sino que hace referencia a un hecho que sacudió al pueblo en setiembre de 1998 y tuvo como protagonista principal a doña Fidela Chamorro.

La mujer afirma que el lugar en el que se posó el plato volador quedó totalmente quemado con una gran huella circular. La creencia popular dice que los extraterrestres habrían venido a buscar animales para llevarse. La escena del cuadro, hecha en estilo naíf, es del artista local Cecilio Thompson (1968-2006) y como la obra estuvo abandonada mucho tiempo, fue restaurada por su hija, Chely Thompson.

Esta historia es una de las tantas recopiladas por Ronald Maidana Torres (31) en su libro Ovnis en el Paraguay: Radiografía de un fenómeno desconocido, que fue presentado hace poco en la Biblioteca Nacional, donde hizo gran parte de sus investigaciones, recurriendo a diarios y revistas de todas las épocas.

El joven se había adentrado al mundo de los objetos voladores no identificados para investigar científicamente y desmitificar la creencia de que existan. Estudió varias disciplinas para su investigación, como astronomía, biología, exobiología, botánica, sicología y filosofía. Es, además, programador de computadoras, fue corresponsal internacional de la revista UFO de Brasil y participó de varios foros mundiales realizados sobre el tema.

Sin embargo, Ronald Maidana terminó convencido de la posibilidad de la existencia tras analizar las apariciones. En varias halló explicaciones científicas, aunque en otras sigue la incógnita. El autor asegura que siguió las pistas y evidencias, y las contrastó con la realidad astronómica y cálculos informáticos. Además, rescató todo lo publicado a lo largo de décadas y siglos sobre estas apariciones en el Paraguay.

“Hice una compilación que arranca en 1651 con un avistamiento protagonizado por un jesuita hasta las apariciones de la época contemporánea. También, se desarma y analiza un avistamiento que se dio en 1846, 18 años antes de la Guerra contra la Triple Alianza, aunque otras fuentes situaban esta aparición dentro mismo de la contienda”, explica. Asimismo, aborda sobre la oleada de irrupciones de “platillos voladores” que se dio en nuestro país y en toda la región en los años 60.

Previo a esto se aborda un caso de 1950 que produjo “conmoción en la capital” y fue publicado por el diario La Tribuna. La crónica relata cómo los pasajeros bajaron de los ómnibus, los autos pararon en las calles del centro y los comercios se vieron afectados por el furor del “plato volador” que irrumpió en la siesta asuncena, el 3 de abril de 1950, durante un buen rato hasta perderse en el horizonte. El objeto también fue visto en la Argentina y no resultó ser otra cosa que el planeta Venus.

Otro de los casos más llamativos ocurrió el 24 de junio de 1967 cuando varias personas –sin contacto alguno entre sí– relataron haber experimentado una serie de avistamientos en el Paraguay, Brasil y Argentina. “Tal fue la repercusión que encontré insospechadas notas en periódicos canadienses, incluso”.

Tampoco dejó de lado los incidentes descriptos por los pilotos paraguayos y controladores aéreos, según consta en un documento que por mucho tiempo estuvo oculto en el Ministerio de Defensa. Un objeto desconocido irrumpió en pleno tráfico aéreo, y escoltó a un Cessna y una nave de Líneas Aéreas Paraguayas, el 8 de junio de 1991, originando informes aeronáuticos.

Análisis de fotos

La investigación de Maidana también analiza fotografías que fueron tomadas por la gente que dice haber visto ovnis, para determinar si son trucadas o no, o bien, si corresponden a un globo meteorológico o globos sondas.

“Si efectivamente estos fenómenos son reales, un objeto volador no identificado no precisamente se refiere a una nave extraterrestre, aunque hay ciertos casos que inducen a pensar en ello. Pero hay que tomar con la debida responsabilidad cada caso para determinar lo que realmente vio la gente o lo que pasó en los lugares en los que hubo avistamientos. No hay que precipitarse en las conclusiones. Existen reportes en todo el mundo y no puede ser que el Paraguay esté exento de esta fenomenología”, expone.

El trabajo de Maidana comenzó con unos pocos datos sueltos ante la falta de revistas o libros especializados que abordaran el tema en nuestro país: “Este trabajo me llevó a un apasionante viaje que sigue hasta ahora. Recorrí muchos lugares y conocí a muchas personas. Al principio empecé con un espíritu muy negacionista, convencido de que todo era superchería, invención, pero luego encontré cosas que me hicieron reflexionar seriamente sobre esa postura prima facie. Cuando encontrás personas que no se conocen, pero que te relatan exactamente lo mismo, con un margen de horario que coincide y, luego, vas a la hemeroteca nacional y encontrás publicaciones con testimonios de testigos que aluden exactamente lo mismo, allí se generan los sentimientos cruzados de dudas y reflexiones”.

En la hemeroteca nacional –destaca– hay muchísimo material sobre los avistamientos y pistas que sirven para la investigación con métodos científicos. “Existe un catálogo de más de 114.000 casos mundiales, entre los cuales, 10 son reportes paraguayos, pero solamente están las fechas y nada más. En la hemeroteca pude encontrar nombres, los testigos de la época en la que se publicaron, y localizar los lugares, para luego visitarlos y explorarlos”.

Cráter en Posta Leiva

Entre los casos más llamativos que indagó Ronald Maidana está el cráter de Posta Leiva, hecho ocurrido el 5 de enero de 1963 y que fue destacado por la revista Ñandé. Según las publicaciones y testimonios, “algo muy extraño cayó al suelo y la gente se preguntaba si era un aerolito o platillo volador”.

Lo concreto es que algo desconocido impactó en el suelo, dejó un cráter de 10 m de diámetro y quedó humeando tres días. “La cantidad de gente que acudió a verlo fue abrumadora; venía en carretas desde los puntos más remotos para atestiguar y ser partícipe del momento en el que esa gargantúa estaba allí”, dice el autor.

A 46 años del suceso, el investigador volvió al lugar y encontró a Estelvina Escurra de Ozuna, una de las testigos citadas por Ñandé. “Ella lagrimeó de emoción al ver la publicación, que en aquella ocasión no pudo tener. Me narró con lujo de detalles lo que pasó y su testimonio coincide con el de otras personas. Dice que se escuchó un fuerte ruido, como el de la turbina de un avión, a las 7:00, cuando se disponía a ir a la chacra con su hija. Pasaron por el lugar y miraron al cráter; todo estaba humeando, lo que le dio un miedo que recorrió todo su cuerpo y salieron de allí”, relata Maidana.

Mucha gente lo asoció con plata yvyguy y todavía hoy se nota un pequeño accidente en el terreno cubierto de tártagos. Según las crónicas de la época, hasta Ligia Mora de Stroessner había ido al lugar a mirar lo que había pasado.

También, se barajó la posibilidad de un derrumbamiento subterráneo. El doctor en Geología, Jaime Leonardo Báez Préser, experto en impactos de meteoritos, dijo que no tenía las características de haberse formado con la caída de uno, aunque tampoco se encontró resto de alguna aeronave ni residuos rocosos de algún tipo. Finalmente, quedó en el misterio.

Paraguay en el Blue Book

Pero lo más sorprendente de todo este tema es que existen casos paraguayos que figuran en el mítico Blue Book Project, Projecto Libro Azul, que fue una iniciativa de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos para tratar de comprender el fenómeno de los ovnis. Arrancó en 1952 hasta 1969, recolectando un mar de documentos. Uno de los casos paraguayos fue el avistamiento del 20 de febrero de 1948 por miembros de la Fuerza Aérea y otro acaecido en la madrugada del 2 de febrero de 1963, cuando supuestamente una nave extraterrestre se posó en pleno predio del Colegio Nacional de la Capital. Se publicó en la sección Policiales de los diarios de la época, con testimonios brindados por los testigos.

Este mismo caso paraguayo fue recogido en el libro Pasaporte a Magonia, del astrofísico francés Jacques Vallée, en el que se inspiró Steven Spielberg para su película Encuentro cercano del tercer tipo.

A partir del primer avistamiento en 1651 hasta el 2016, se estima que en el Paraguay se tienen registros de unos 150. El verdadero boom se dio en los años 60, cuando la gente vivía pendiente de las apariciones y la vida extraterrestre. La fantasía nunca terminó.

pgomez@abc.com.py

Fotos ABC Color/RafaelMontiel/Archivo.

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