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Presidentes de la ANDE

Luego de varios emprendimientos experimentales, la empresa proveedora de electricidad se originó allá por 1910, cuando el Gobierno otorgó al ítalo-argentino Giovanni Carosio la instalación de una usina para la producción energética en Asunción.

Otras ciudades también contaban con usinas generadoras de electricidad, como Encarnación, Concepción, Villa Rica, Pilar, Caacupé, etc.

En 1948 se nacionalizó la empresa que proveía de electricidad a Asunción y se creó la Administración Nacional de Electricidad. Desde entonces, sus presidentes fueron: Emilio Pérez Ferraro, 1948-1949; Guillermo Enciso Velloso, 1949; Jorge Patiño, 1949; Luis Gianni, 1949-1950; Jorge Saldívar, 1950; Salvador Amodei, 1950-1954; Rodolfo Gill Duarte, 1954-1956; Julio Velázquez, 1956; Segundo Gorostiaga, 1956-1959; Enzo Debernardi, 1959-1989; Zoilo Rodas Rodas, 1989-1993; Miguel Otazú, 1993; Miguel Fulgencio Rodríguez, 1993-1997; Héctor Richer, 1997-1998; Mario Orué, 1999-2001; Guillermo Sánchez, 2001-2002; Miguel Ángel Recalde, 2002-2004; Martín González, 2004-2008; Germán Fatecha, 2008-2010; Alex Duré, 2010-2012; Carlos Heisele, 2012-2013; Víctor Raúl Romero Solís, 2013-...x

Árabes en Paraguarí

En varias ciudades, a lo largo de la línea ferroviaria y ciudades cercanas, se establecieron numerosas familias de procedencia sirio-libanesa –comúnmente conocidas como “turcos”–.

En Paraguarí, por ejemplo, las primeras familias árabes asentadas en la ciudad fueron las de Felipe y Ramón Abdala, Domingo Abdo, José Aguada, Feed y Nuar Apud, Salomón y Martín Dami, Juan Elías, Elías Id, Amado Jure, Abraham Juruhan, Abraham y José Lemir, Fortunato Nayar, Miguel Safi, Fortunato Simón y Fortunato Yaryes.

Tres para uno

Antiguamente, en la ciudad de Luque existían tres clubes de fútbol, creados entre 1910 y 1920. Ellos eran el “Vencedor”, el “Marte Atlético” y el “General Aquino”.

A instancia del recordado sacerdote católico Pantaleón García –un villarriqueño establecido en Luque–, el 1 de mayo de 1921, un grupo de connotados luqueños se reunieron en el antiguo local de la municipalidad local y decidieron fundar el “Sportivo Luqueño”.

Los fundadores del flamante club fueron los señores Julián González, Feliciano Cáceres y Desiderio Jara, en representación del “Vencedor”. En nombre del “Marte Atlético” participaron Ignacio Martínez, José J. Loira y Gliserio Galeano. Por el “General Aquino” estuvieron Celestino Agüero, Ricardo Vaccaro y Casiano Duarte.

En esa ocasión se decidió la extinción de los clubes mencionados y la adopción de “Sportivo Luqueño” como nombre del nuevo club; además, se adoptó la casaca de color azul y amarillo en rayas verticales y pantaloncitos blancos.

Reclutamiento de voluntarios argentinos

Pese a la resistencia de partir al frente de batalla durante la “guerra del Paraguay”, los hombres eran reclutados a la fuerza en las provincias argentinas.

Muchos, por temor, se entregaban sin resistencia. Eran los “buenos”. Otros siguieron hasta el final, altivos y enteros, prefiriendo la muerte a participar de la guerra contra el Paraguay.

Pero esa muerte se demoraba en los grillos y maneas que hacían sangrar pies y manos. Los tramojos –palos puestos al cuello de los desgraciados– animalizaban a los que los soportaban.

“En mi comisión a la sierra –dice uno de los cazadores de hombres– se han presentado cuarenta y tantos hombres. De estos, la mitad buenos y la otra presentados en bola (engrillados, maniatados y acollarados). Pero para infundirles confianza los he ido agregando a la División, fuera de 11 que tengo entramojados”.

De esa manera, vejados, humillados, bestializados, muchos campesinos de las provincias llegaban al frente de batalla.

El relato de uno de los “buenos” cuenta: “(…) íbamos todos en burro, llegamos a Olta, encerramos los burros y nos guaramos en una huerta de higueras. Estuvimos como cuatro o cinco días para esperar que se aprontaran los que iban a marchar con nosotros; luego cortaron una lonja de largo y de una coyunta de los animales que iban matando para hacer colleros de cuatro. Con ellos nos amarraron a todos por la cintura; que en el contingente que llevaron más seguro al que pertenecía yo y empezó el sufrimiento; nos llevaron a pie marchando, desde el Salado hasta Córdoba; a algunos se les hincharon las piernas y a otros se les hinchaba el estómago y pasaban a morir (…)”.

surucua@abc.com.py

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