Don Pascual
Don Pascual Urdapilleta Gutiérrez fue un artillero y constructor, nacido en Sayás, Vizcaya, España, en 1780 y llegó al Paraguay en 1808. Se casó en 1809 con María Cesárea Carísimo Haedo, con quien fue genearca de su estirpe en el Paraguay.
En los años de la Independencia, fue uno de los 200 participantes del Congreso general que resolvió jurar obediencia al Consejo de Regencia de España, y mantener correspondencia y amistad con la Junta de Buenos Aires. Actuó en la artillería del ejército que derrotó a las fuerzas porteñas del general Manuel Belgrano, en 1811.
Durante la dictadura francista, conoció la prisión y estuvo a punto de ser fusilado; la muerte del dictador evitó tal circunstancia. Durante el gobierno del presidente Carlos A. López, fue un destacado constructor de importantes edificios y obras públicas, como el edificio del Gobierno y Congreso Nacional (actual Centro Cultural de la República El Cabildo) y la Catedral de Asunción, diseñados y ejecutados por él. Falleció en Asunción, el 11 de julio de 1856. Otras fuentes dicen que falleció el 30 de setiembre de 1856.
Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy
Un patrullero sanlorenzano
Un nombre olvidado o muy poco conocido es el del héroe sanlorenzano de la Guerra contra la Triple Alianza, sargento Francisco Pineda.
Se destacó por su temeridad en las acciones que le tocó desempeñar.
Era conocido por el mote de “Pombero”, por su habilidad de robar centinelas del enemigo, infiltrarse en sus filas y traer informaciones precisas sobre decisiones tomadas por el enemigo.
Muchos actos heroicos protagonizó Pineda, como aquella vez que se infiltró hasta la retaguardia aliada en Esteros, arropado con una manta, aprovechando el frío y recorriendo el campamento aliado, viendo y oyendo conversaciones, y realizando acciones temerarias para cumplir sus misiones.
Vuelo frustrado
Además del globo aerostático en el que Robert Chodasiewicz voló sobre los campos de Tuyutí, también vino un aeronauta francés llamado Louis D. Dayen, quien el 14 de diciembre de 1866 llegó hasta las posiciones aliadas a ofrecer sus servicios y su globo.
Su globo era de seda y de 12,60 m de diámetro. El 20 de diciembre lo barnizó, pero una pequeña lluvia le obligó a recogerlo y ponerlo bajo una carpa. Un descuido hizo que el globo se incendiara, sin poder cumplir su cometido y perdiendo una importante suma de dinero.
Palabras, nada más
Cuenta el padre Saro Vera que entre el lenguaje religioso del paraguayo y el teológico existen tremendas diferencias de sentido. Según el religioso, el paraguayo necesita decir Padre Eterno para diferenciar al Padre, la primera persona de la Santísima Trinidad, de su padre natural, su progenitor, que no es eterno, sino temporal.
A la madre de Jesús tiene la necesidad de llamarla Santísima Virgen o María Santísima y no María a secas, porque pensará en cualquier María, menos en la madre de Jesús.
También cuenta el padre Vera que la palabra Cristo no significa nada para el católico paraguayo. Con ella no relaciona a Jesucristo. Con Jesús a secas, tampoco. Otra palabra totalmente hueca para el paraguayo es eucaristía.
Y al séptimo día descansó
Al finalizar la Guerra contra la Triple Alianza, muchas iglesias quedaron casi en ruinas, por lo que una de las primeras preocupaciones de los curas sobrevivientes fue la restauración de los templos y los sagrados objetos que lograron salvarse.
Una curiosa factura que un obrero pasó al cura de un pueblo de campaña dice:
“Por sacar un ojo a san Cucufato y ponerle otro de cristal... 1000 pesos.
“Por lavar la ropa para la Virgen... 30.
“Por hacer nuevas llagas a Jesucristo... 40.
“Por pintar los labios a santa Brígida... 10.
“Por añadir más llamas al infierno... 20.
“Por echar a san Dionisio una nariz nueva... 50.
“Por abrillantar las estrellas del cielo... 70.
“Por poner un arzobispo en el infierno... 80.
“Por componer a las 11.000 vírgenes... 100.
“Por hacer un nuevo Jesús y un nuevo mundo... 400.
“Por hacer una nueva corona de espinas a Jesucristo... 10.
“Por cambiar el pelo a san Sebastián... 80.
“Por hacer dos nuevos ladrones y renovar los clavos de Jesucristo... 500.
“Total 1500 (sic) pesos”.