Entérese

Cargando...

Asunción hace más de 130 años

Un plano de la Asunción, editado en 1886, muestra que la ciudad, si bien visiblemente más poblada en el sector comprendido entre las actuales calles Colón, Herrera y México, apenas llegaba a lo que actualmente son las avenidas Ygatimí/Dr. Rodríguez de Francia.

Las denominaciones de las calles que cambian en Independencia Nacional eran muy diferentes a las actuales, excepto algunas que hasta hoy conservan sus nombres originales.

Así tenemos que, partiendo de Ygatimí/Rodríguez de Francia, entonces Ygatimí/Amambay, la mayoría de las calles se denominaba con llamativos nombres de ríos: Jejuí/Río Blanco; Manduvirá/Apa; Piribebuy/Aquidabán; Salado/Ypané; Pilcomayo/Bermejo; Tebicuary/Azara; de la Oliva/Cerro Corá; de la Estrella/de la Igualdad; de las Palmas/del Progreso; Villa Rica/de la Libertad y Paraguayo Independiente/de la Asunción. La calle Benjamín Constant entonces se llamaba Florida, y España, de la Recoleta.

Las calles transversales, desde la actual Brasil, se llamaban: del Salto (Brasil), Estados Unidos, Tacuary, San Roque (Antequera), Paraguarí, Loreto (México), Apipé (Caballero), Uruguay (Iturbe), Caapucú (Yegros), Independencia Nacional, 25 de Noviembre (Nuestra Señora de la Asunción), 25 de Diciembre (Chile), Atajo (Alberdi), 14 de Mayo, 15 de Agosto, Convención (O’Leary), Paraná (Ayolas) Itauguá (Montevideo), Colón, Reforma (Hernandarias) y Boulevard Oeste (Sargento Duré).

Un dato curioso es que la calle Paraguarí estaba unida a Brasil por un sinuoso camino que convergía a la altura de lo que hoy es la calle Lomas Valentinas. Las plazas con que contaba la ciudad eran las del Gobierno (frente al Correo), de la Constitución (frente a la Jefatura de Policía), de la Libertad (actual Teatro Municipal), de la Unión (Frente al cine Victoria), del Mercado (frente al hotel Guaraní), de la Encarnación (actual plaza, exestadio Comuneros) y del Puerto.

Sobre la calle Brasil, a la altura de las que hoy se llaman Mariscal Estigarribia y Eligio Ayala, había un lugar abierto que se llamaba Plaza Chica.

Palacio bancario

El 21 de setiembre de 1942, el directorio del Banco del Paraguay integrado por los señores Carlos Pedretti, Carlos Q. Balmelli, César Acosta, Francisco L. Pecci y Nicanor Fanego resolvieron la edificación del palacio que fue sede de esa entidad bancaria y que desde 1961 es sede del Banco Nacional de Fomento.

El imponente edificio, con detalles arquitectónicos sobrios y elegantes, fue inaugurado el 27 de diciembre de 1945.

Un detalle curioso fue el reemplazo, el 5 de enero de 1968, del escudo nacional del edificio del Banco Nacional de Fomento, por la irregularidad de su diseño original.

Ese diseño irregular puede verse en los picaportes y los taraceados de las puertas y otros muebles.

Una mujer hacendosa

Poco antes de la Guerra contra la Triple Alianza se estableció en Piribebuy doña Basilia Domecque, quien se unió en matrimonio con Patricio Mareco, heroico defensor de Piribebuy, muerto en la batalla del 12 de agosto de 1869.

La señora Domecque vda. de Mareco fue una mujer muy dinámica y gracias a su espíritu emprendedor pudo afrontar la difícil época de posguerra. Era propietaria de una pequeña y rústica destilería de caña, y fue, probablemente, la precursora en la elaboración de la famosa caña de Piribebuy, antiguamente llamada caña tyky, debido a que se destilaba gota a gota.

Esta laboriosa mujer, posiblemente también haya sido la pionera en la confección del poncho para’i o 60 listas, desde antes de la Guerra Grande.

Dada la escasez del hilo negro, la señora Domecque recurrió a la fruta del yryvu retyma, que exprimida en un recipiente de barro lleno de orina daba a la madeja de hilo depositada en ella un hermoso color negro azulado que no desteñía nunca.

El aseo guaraní

Los aborígenes observaban estrictamente los hábitos higiénicos. Vivían, generalmente, cerca de cursos de agua –ríos y arroyos– y lavaban sus alimentos y no los tocaban sin antes tener las manos limpias, “contraste muy notable con el descuido de que daban triste ejemplo muchos indígenas de otra raza”.

En cuanto al aseo personal, según un viajero europeo del siglo XVII, “hombres, mujeres y niños, al levantarse van a lavarse y nadar en los arroyos, por más frío que haga. En todas las aguas y ríos claros que encuentran, acurrucándose en las márgenes o entrando en el agua, mojan la cabeza, luego se lavan todo el cuerpo y zambullen como perros (sic); y algunos días hay que lo hacen más de doce veces”.

Les causaba verdadera repugnancia todo lo relativo a las materias excrementicias. Estas eran enterradas escrupulosamente lejos de las casas. El asco que les producía, señalan algunos estudiosos europeos, era tan grande “que llegaba a ser verdadero horror”, a tal punto que abandonaban y quemaban su propia casa “cuando un europeo (por desprecio o con el fin de alejarlos) ensuciaba una vez en ella. Más aún, solían también abandonar toda una plantación, cuando descubrían en ella un excremento humano”.

Por otro lado, los pueblos guaraníes practicaban la urukuización, es decir, untarse todo el cuerpo con una mezcla hecha con el fruto del uruku y aceites de palmeras, que da un tinte rojizo al cuerpo y lo preservaba de los malos efectos de la lluvia, del frío, del calor efectivo y los mosquitos. Para sacarse el uruku del día anterior, no había nada mejor que un buen baño mañanero.

surucua@abc.com.py

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...