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La Estrella

Un día como hoy, hace 150 años aparecía, en Piribebuy –convertida en capital de la República y asiento del Gobierno nacional–, el primer número de Estrella, que con El Semanario, Cabichu’i, Cacique Lambaré fue otro de los periódicos de trinchera publicados durante la Guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay.

Fue jefe de redacción de este periódico, el sacerdote italiano Gerónimo Becchi y, su redactor principal, Manuel Trifón Rojas. Regente de la hoja fue José Tomás Torres.

Los redactores estaban obligados a escribir sus artículos para cada número, los que podrían no ser publicados por falta de espacio, pero que se incluirían en el siguiente. Aun así, debían entregarlo obligatoriamente a la redacción del periódico,

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manejado con rigor, según las ordenanzas militares. Si no lo hacían, sufrirían una amonestación; a la segunda ausencia, una corrección y, a la tercera, serían declarados desertores y sujetados al consejo de guerra.

¿Por qué se llamó Estrella? Pues, porque –según explicaban– la estrella es el símbolo de nuestra nacionalidad, signo de la aparición de nuestra patria y blasón glorioso que representa al pueblo paraguayo.

Han elegido este nombre porque, con sus escritos, los redactores buscan “arrojar sobre el camino de sus compatriotas alguna chispa de luz”.

La mansión misteriosa

En la esquina formada por la avenida José Gaspar Rodríguez de Francia, la calle Estados Unidos y el arranque de la avenida Coronel José Félix Bogado, en medio de una tupida y umbrosa arboleda, se levanta una añosa casona de ladrillos rojos, que siempre llama la atención del viandante por el halo de misterio que le rodea.

Esa casona fue construida en las primeras décadas del siglo XX y terminada en 1920, hace 99 años.

El constructor de la misma fue el arquitecto Augusto Pablo Gebhardt de Norrone, nacido en Leyden, Holanda, en 1882. En los primeros años del siglo pasado se radicó en Uruguay, donde se casó con Matilde Uhlenbeck, docente, perito mercantil y profesora de piano.

En 1913, el matrimonio se estableció en Asunción, en la que construyó la pintoresca residencia, concluida en 1920.

El arquitecto Gebhardt de Norrone falleció en Villa del Rosario, San Pedro, en 1957. Desde entonces, cuentan, su viuda cubrió todo el mobiliario y vivió en una recoleta soledad.

Generador de ciudades

El ferrocarril de una u otra manera estuvo muy unido a la vida de mucha gente. Fue en su momento transformador del paisaje. Por varias décadas, las vías y la silueta del ferrocarril formaron parte de un paisaje que hasta entonces era solo eso, paisaje. Hoy, en muchos lugares, se volvieron paisaje, aunque modificado, pero sin la silueta del ferrocarril ni rastros de las ferrovías.

Dentro de ese fenómeno transformador, el ferrocarril está muy unido con la vida de muchos conciudadanos, pues desde su origen fue generador de poblados, hoy populosas ciudades. Además de creador de pueblos, en muchos lugares también fue transformador de la arquitectura urbana, convirtiéndose sus estaciones en puntos de reunión alrededor de bares, restaurantes, hoteles o como punto de reunión de parroquianos.

También se constituyó en fuente de trabajo para quienes se avecindaron en esos pueblos, atraídos por la posibilidad de desarrollar una actividad honesta. Por otro lado, también, la necesidad de traslado de la gente, por las razones que fuera, se convirtió en impulsor de lo que se convirtió en toda una industria: el incipiente turismo. Transformó algunas ciudades en verdaderas mecas turísticas, como lo fue Areguá hace varias décadas. Solo el asfaltado de la ruta que lleva hasta el otro lado del lago volcó definitivamente la balanza hacia San Bernardino, como destino turístico.

Fue el ferrocarril, como señaláramos, generador de ciudades en puntos donde había algún villorrio o cruces de caminos, o simples estancias rurales. Algunos puntos desarrollados a partir de una estación ferroviaria, por ejemplo, son: Patiñocué, donde se encontraba la casa de campo de la concubina del mariscal López, a mediados del siglo XIX, y urbanizado a principios del siglo XX; Ypacaraí, surgida a partir de la estación establecida en Guasuvirá; los pueblos de General Escobar, Sapucái (a partir de la estancia Guaimi Sapucái), Caballero, etc.

No solo ciudades surgieron al paso de las vías. Los lugares próximos a ciudades existentes, los sectores suburbanos fueron cambiando de fisonomía, se poblaron y experimentaron un aumento de la plusvalía. En todos los casos, en sectores urbanos o rurales, el ferrocarril valorizó y transformó los lugares por donde iba pasando. Formó nuevos barrios, en los que podían verse la influencia inglesa en la arquitectura emergente, especialmente en los techos: las chapas de cinc, resplandecientes en sus momentos iniciales, pero volviéndose rojizos u ocre con el transcurso de los años.

surucua@abc.com.py