Paula Rodríguez, contrabajo o bajo eléctrico; Javier Palma, guitarra o percusión; Alicia Islas, percusión, y Carmen Monges, arpa, constituyen el grupo base instrumental de Folclore a la calle. Eligieron este estilo musical porque es con el cual se sienten más identificados y decidieron arrancar hace un par de años. “La vocalista Paola Amaini estuvo con nosotros hasta hace poco, pero viajó a los Estados Unidos. Ocasionalmente, se acopla el cantante y guitarrista Jorge Flor, quien había comenzado con el grupo”, comenta Javier.
Como músicos, se conocen desde hace bastante tiempo, porque habían participado en varios proyectos folclóricos. Por ejemplo, Paula, Alicia y Carmen formaban Pasionaria, un grupo folclórico integrado por mujeres. “A Javier lo conozco también de esa época. Él realizaba los arreglos musicales para ese grupo. Entonces, esa conexión musical ya existía desde hace muchos años”, cuenta Paula.
Hace dos años, se lanzó Jazz a la calle. En esa época, ya tenían en mente algo así. Habían viajado a España y vieron cómo los músicos tocaban en la calle, y toda esa movida les interesó. “Cuando apareció lo del jazz, nos incentivó aún más. Queríamos hacer folclore, porque es lo que más nos gusta, es nuestra pasión. Decidimos probar y arrancamos”, comenta Alicia.
Casi al mismo tiempo, como surgió el tema de salud de don Efrén “Kamba’i” Echeverría, se dispusieron a realizar un concierto a beneficio. “Ese fue el disparador”, agrega Javier. Pensaron qué podrían hacer para ayudarlo. “Entonces, dijimos: ‘Juntémonos, vamos a la calle y lo que recaudemos va a ser para él’”. Les gustó tanto la experiencia que resolvieron continuar con el proyecto. “Como la idea ya estaba y surgió la posibilidad para un emprendimiento solidario, seguimos”, aporta Carmen.
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Otro de los motivos, según ellos, por el cual se dispusieron a llevar adelante el proyecto fue que casi no existen lugares fijos para escuchar folclore. “Preguntábamos adónde podríamos ir. Estamos en el Paraguay y considerábamos imposible que no existiera un lugar al menos”, señala Alicia. Esos cuestionamientos rondaban constantemente sus cabezas, les preocupaba y resolvieron hacer algo.
Optaron por ubicarse en la esquina de Palma e Independencia Nacional, los domingos, entre las 18:00 y 18:30. “Dependemos de la hora en la que los muchachos terminen. Y estamos todos los domingos si no llueve. Eso aclaramos siempre, porque en ese caso es imposible”, explica Javier. “Principalmente, para no molestarlos. Entonces, nosotros empezamos a tocar después de ellos. Además, nos gustó el lugar”, agrega Paula.
Para ensayar, se reúnen en la casa de Paula, generalmente, una vez a la semana, cuando todo el grupo puede compaginar su tiempo. “Fijamos un día, pero a veces surgen cuestiones laborales o familiares, entonces, se pospone para otro día. Pero sí o sí tratamos de reunirnos”.
Optaron por el folclore porque es el género con el que más se sienten identificados. Un 90 % de la música que tocan es, básicamente, paraguaya. “El otro 10 % son clásicos chamamés, que están más emparentados con lo nuestro, y algunas zambas”, aclara Javier.
Su principal incentivo es el aliento del público, que los apoya domingo a domingo; “incluso, increíblemente, con el frío”. A sus presentaciones asiste gente de todas las edades: desde muy mayor hasta niños, pero también jóvenes. “Lo cual es, realmente, genial, porque eso sí nos sorprende. Aunque, increíblemente, nuestra audiencia está compuesta, en su mayoría, por niños. Incluso, tenemos un fan que solo se duerme si escucha nuestra música”, refiere Javier. La madre los filmó en una presentación y, los domingos, le pide que lo lleve a verlos. “El nene está enamorado de Paula”, agrega entre risas.
Como la presentación es en la calle, se presta a la improvisación. Siempre hay algún invitado. Si aparece algún amigo músico o cantante, le preguntan si trajo su instrumento y se une; al final, se forma una especie de peña con gente que quiere aportar algo también. Y puesto que se trata de una música alegre, no falta quien se anime a bailar. “A veces viene Tomás Báez, un señor que realiza unos bailes exóticos; además, imita el sonido de los pájaros y hace bailar a la gente”, dice Carmen.
Y anécdotas como esas no faltan. En una ocasión, una señora se bajó del auto y preguntó si querían una bailarina. “Su hija venía de un evento ataviada con el traje típico y traía su cántaro e hizo el show ahí”, recuerda Alicia.
Así, cada domingo van surgiendo personajes que se entusiasman con sus presentaciones. “Eso nos incentiva a seguir con lo que hacemos”, destaca Paula.
Cedé
En principio, no tenían planeado preparar ningún material discográfico, pero luego de cada presentación, el público se les acerca y pregunta si tienen algo grabado. Entonces, en vista a que ya tenían los arreglos –y ante el eventual viaje de la vocalista– comenzaron a grabar un disco y le van agregando temas, para luego ofrecerlo también los domingos.
A la gorra
Para el grupo, este tipo de presentaciones les sirve como vidriera para mostrar lo que hacen, puesto que como su show es semanal, lo que recaudan no es suficiente. “No cobramos; pasamos la gorra, para un aporte voluntario”. Del grupo, solo Paula y Carmen viven de la música. Alicia trabaja en publicidad y Javier es diseñador.
mpalacios@abc.com.py • Fotos ABC Color/Gustavo Báez/Fernando Romero.
